La corporación familiar Diosdado Cabello: colectivos armados, acceso a dólares y la rivalidad con Maduro

Investigación exclusiva: quinta y última nota

Marcos Tarre Briceño
Primera parte: La gestación de los 4 grupos de delincuencia organizada que gobiernan Venezuela

Segunda parte: Cómo funciona La Cúpula, el más poderoso de los 4 grupos criminales que gobiernan Venezuela

Tercera parte: Cómo funciona el mal llamado Cártel de los Soles: los negocios oscuros de los militares venezolanos

Cuarta parte: La Corporación Siria: narcotráfico, sobornos y manipulación judicial en la Venezuela de Nicolás Maduro


Para octubre de 2019 los cuatro grupos o feudos de delincuencia organizada que gobiernan a Venezuela son:

La Cúpula, liderada por Nicolás Maduro, Cilia Flores y los asesores cubanos.
El mal llamado Cártel de los Soles o, para ser más precisos, el Alto Mando Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
La tenebrosa Corporación Siria, liderada por Tareck Zaidan el Aissami Maddah, Vicepresidente del Área Económica.
La corporación familiar Diosdado Cabello.

Cada uno de ellos cumple con estándares de la Unión Europea para ser calificados como grupos de delincuencia organizada.

Diosdado Cabello Rondón fue el hombre de las tareas duras y clandestinas del presidente Chávez. Como vicepresidente durante los años 2000 y 2001; y luego como ministro de Relaciones Interiores, de 2002 a 2003. Cabello hizo lo que le ordenaron y lo que se le ocurrió para fortalecer al debilitado gobierno. Luego del golpe de Estado de 2002, el presidente Hugo Chávez y el Gobierno se radicalizan. A Diosdado Cabello el presidente le encargó crear y armar a los Círculos Bolivarianos, especie de grupos paramilitares; pero también instrumentar los acuerdos políticos y económicos con las FARC colombianas para establecer con oficiales seleccionados de la fuerza armada, el libre paso de los envíos de cocaína del grupo terrorista por Venezuela; debilitar al estado Miranda, bastión político del líder opositor Henrique Capriles Radonsky, pero, sobre todo, crear una sólida infraestructura financiera que le permitiera al gobierno, y a él mismo, contar con fuentes suficientes recursos para afrontar cualquier eventualidad o contratiempo.

Diosdado Cabello aprendió a “hacer política” al lado de su mentor Hugo Chávez, pero desarrolló un instinto y una manera de hacer las cosas ajena a cualquier consideración ética, valores o principios. Frío, calculador, planifica cuidadosamente sus jugadas y las ejecuta sin que le tiemble el pulso o cambie la imperturbable expresión de su rostro, aunque según dicen algunas personas que le conocen, siempre que él no corra ningún riesgo personal. Maneja doble o triple lenguaje y utiliza diferentes caretas, dependiendo si se dirige a los “talibanes” del chavismo, a la oposición democrática venezolana a la que desprecia, a los militares activos o a representantes de gobiernos extranjeros, incluyendo el de los Estados Unidos, que lo excluyeron por mucho tiempo de las listas de altos funcionarios sancionados pensando que era posible algún acuerdo o negociación con él.

Diosdado Cabello, en sus momentos de mayor poder, “se vendía” como el interlocutor obligado y necesario del gobierno con las fuerzas armadas, en dónde hizo carrera hasta el grado de teniente.

El poder formal e informal que manejó, por los cargos desempeñados y especialmente por la capacidad y habilidad para colocar a “su gente”, a sus oficiales leales en altos cargos durante muchos años, le permitió enormes beneficios económicos, políticos y sociales, sin exponerse, jugando siempre en un discreto segundo plano. Una hábil articulación para beneficiarse de la Delincuencia Organizada sin implicarse directamente.

Se trató de un esquema inteligente, moderno, sofisticado, discreto y eficiente para beneficiarse primero del narcotráfico, luego del contrabando de gasolina y de muchas otras modalidades ilícitas que fueron surgiendo, basada en acuerdos con altos oficiales de su confianza, todo verbal, nada escrito, con testaferros y terceras personas a conveniencia. Diosdado Cabello llevó al límite de la perfección un sistema que partía del siguiente acuerdo:

—Voy a hacer que te nombren en un cargo en dónde podrás manejar y recibir mucho dinero. Pero no quiero saber nada de lo que ahí tú hagas, y si metes la pata, te manejas mal o caes en desgracia, intentaré ayudarte, pero estarás por tu cuenta. Podrás hacerte muy rico, gozarás de un margen de impunidad y mi apoyo político, hasta dónde pueda sostenerte; pero no pierdas tiempo. Podrás ser removido o sustituido de ese cargo en cualquier momento. En contraprestación aspiro a una comisión, un porcentaje, a acciones, a alguna propiedad o favor, que ya te haré saber...

Montó un esquema inteligente, moderno, sofisticado, discreto y eficiente para beneficiarse del narcotráfico, el contrabando de gasolina y de muchas otras modalidades ilícitas a partir de acuerdos con altos oficiales, todo verbal, nada escrito

Este tipo de acuerdos le permitió beneficiarse por múltiples vías, sin mancharse directamente las manos, ni estar personalmente involucrado en las actividades criminales del narcotráfico u otras instrumentadas por sus “protegidos”. Esto pudiera explicar por qué sobre Diosdado Cabello existen tantos rumores y tan pocas evidencias, tal como afirmó el presidente Nicolás Maduro el 17 de agosto de 2013:

—...Como han pretendido con el compañero Diosdado Cabello... Le han hecho una campaña brutal durante años. Ninguno de ellos, jamás, ha presentado ni podrá presentar nada contra Diosdado Cabello. ¡Jamás! Así lo digo...

Nicolás Maduro aseguró públicamente que a Diosdado Cabello nunca se la ha podido probar nada; muy distinto a afirmar que es inocente de todo lo que se le acusa...

Diosdado Cabello sufrió un duro golpe el sábado 8 de diciembre de 2012, cuando el enfermo presidente Hugo Chávez en cadena nacional de televisión anuncia que su sucesor debe ser Nicolás Maduro, parte final de la intriga montada por el seductor Fidel Castro y La Habana para garantizar que los acuerdos y privilegios otorgados a Cuba continuaran luego de la muerte del Chávez. Cabello aspiraba y se sentía con derecho a ser el sucesor. Era de formación militar, igual que el “comandante “eterno”, lo había acompañado en la intentona golpista de 1992, compartieron cárcel y a partir de la primera presidencia de Chávez se desempeñó en cargos importantes o de extrema confianza; e incluso durante el golpe del 11 de abril de 2002, cuando Hugo Chávez sale por unas horas del Poder, asumió la presidencia y luego se la entregó dócil y fielmente a su titular.

Al llegar a la presidencia Nicolás Maduro en 2013, Diosdado Cabello fue perdiendo espacio en el Ejecutivo. Si bien aún se lo considera el N° 2 del chavismo, su poder real, ya no es el mismo. Muchas de las “fichas” que ha sabido hábilmente colocar en cargos estratégicos, como Tareck el Aissami, Luisa Ortega Díaz, Marcos Torres, Vladimir Padrino o Guisseppe Yoffreda, terminan por desarrollar “brillo propio” y se alejan de su área de influencia o se apartan y luego regresan bajo su manto protector, como el ex ministro de relaciones interiores Miguel Rodríguez Torres, quién empezó a manejar un ala político-electoral del chavismo disidente hasta que fue detenido en marzo de 2018.

Diosdado Cabello se sigue presentando políticamente como “representante” de los militares e intenta jugar a serlo; y como el “hombre fuerte” del PSUV; así como ostentar un discurso radical para un sector del chavismo, lo que puede alejarlo de muchos altos oficiales, aunque sean sus compañeros de promoción.

Diosdado Cabello actúa como “agente libre” del Gobierno. Personalmente se encargó de la repatriación del moribundo o ya muerto presidente Hugo Chávez en 2013 o de la detención del líder opositor Leopoldo López el 18 de febrero de 2014. Cabello no deja de participar o informar, muchas veces dando primicias o “bypaseando” a los funcionarios a quiénes les correspondería hacerlo, bien sea por twitter o en su programa de televisión Con el mazo dando.

En el último “reacomodo” del Poder, a Diosdado Cabello se le designó como presidente de la Asamblea Nacional Constituyente. Todavía no se sabe si esto obedece a un “premio de consolación” o se le expone a lograr hacer algo más firme y rentable políticamente con esa poco eficiente figura ilegal y paralela a la Asamblea Nacional electa formalmente en diciembre de 2015.

Por su parte, la Corporación Diosdado Cabello se ha visto reducida a una empresa familiar, integrada por su hermano menor José David Cabello, que se ha desempeñado como director del aeropuerto Simón Bolívar, presidente de la aerolínea Conviasa, fue ministro de Infraestrutura, superintendente de la agencia impositiva SENIAT, ministro de Comercio y miembro de la Directiva de CENCOEX; así como por su esposa Marlenys Josefina Contreras Hernández , quién fue titular de la cartera de Turismo y luego de Obras Públicas hasta agosto de 2019; por otros familiares cercanos y algunos fieles operadores políticos como el diputado Pedro Carreño.

La corporación Diosdado Cabello actualmente maneja el tráfico de influencias, comisiones, acceso a dólares preferenciales, sobreprecios y cobrar los favores hechos o secretos que mantiene ocultos a la red de altos funcionarios que estuvieron o todavía están bajo su área de influencia. Igualmente controla a algunos Colectivos armados y no ha dejado de tener capacidad de movilizar a grupos especiales dentro de las fuerzas armadas, la policía política SEBIN o la dirección de inteligencia militar DGIM.

Diosdado Cabello, según afirman algunos de sus allegados, le juró al moribundo presidente Chávez lealtad, mantener la unidad y apoyar al delfín seleccionado Nicolás Maduro. Se decía que cumpliría su promesa hasta el fin de su primer mandato presidencial en 2018 y que para ese momento ya se sentiría libre de la palabra empeñada. También afirman que la ambición de Cabello, más que por el dinero, es por el Poder. Aunque algunos dicen que le falta valentía para enfrentar realmente a Nicolás Maduro, juega duro siempre que no corra él ningún riesgo personal. Consciente de su escasa popularidad, del odio de la “primera dama”, de que no está bien visto en La Habana; de que, en el ámbito militar sus antiguos compañeros ya han pasado a retiro o se han salido de su área de influencia, Diosdado Cabello no ha tenido otra opción que aceptar resignado la disminución de su peso político, lo que no quita que, cómo animal al acecho, juegue duro, sepa golpear y se defienda con las garras.

En las jugadas y trastadas que se hacen mutuamente La Cúpula y la Corporación Diosdado Cabello, dicen que éste último tendría responsabilidad en la operación de la DEA en la que cayeron los sobrinos de la “primera combatiente” Cilia Flores o en la masacre y asesinato del oficial rebelde disidente Oscar Pérez y del grupo que le acompañaba el 15 de enero de 2018, solo para incomodar y poner en cierto aprieto frente al país al presidente Nicolás Maduro. La respuesta de Maduro ha sido y sigue siendo, con la instigación permanente de la “primera combatiente” y el oportuno y eficiente asesoramiento de los cubanos, de poco a poco socavar, reducir y apartar a Diosdado Cabello del Poder.

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