Guardiola sonríe de nuevo

Dos goles de Gabriel Jesús y Silva en dos minutos sentenciaron el partido en la primera parte. El City se coloca a cinco puntos del Liverpool, que tiene un partido menos.

Alberto Muñoz
As
En lo extradeportivo, no está siendo una semana sencilla para Guardiola. En el terreno de juego, donde ya estaba siendo cuestionado tras una única derrota, las cosas empiezan a volver a su cauce. Su Manchester City, que sigue adoleciendo de las carencias atrás que trajo la lesión de Laporte, consiguió ganar al Crystal Palace, una de las revelaciones del año, gracias a dos goles en apenas dos minutos de Gabriel Jesús y David Silva. Los citizens, que siguen segundos, esperan ahora un tropiezo del Liverpool en Old Trafford que les permita reengancharse a la lucha por la Premier.


El partido fue un reflejo perfecto de los dos extremos por los que puede pasar este equipo. El dominio, la circulación rápida de balón, la sincronización casi mecánica de cada una de sus piezas… el sello Pep en estado puro se pudo ver en los dos minutos que le hicieron falta a los mancunianos para sentenciar el encuentro. Abrió la lata Gabriel Jesús en el 39 con un cabezazo tras un centro a la espalda de la zaga que se convirtió, además, en el número 50 en su cuenta personal desde que llegó a Inglaterra, pero la auténtica maravilla llegó apenas 93 segundos después.

Una jugada coral al contraataque, sí, Guardiola al contraataque, perfectamente solventada en apenas 10 segundos por hasta cuatro jugadores del City que terminó con Sterling bombeándola por encima de la zaga y David Silva empalándola sin dejar que tocase el suelo. Una obra de arte que no pudieron repetir en la segunda mitad, donde se pudo ver la versión más imprecisa de Sterling.

En el otro lado de la balanza, los eagles, que es cierto dispusieron de pocas oportunidades, dieron demasiada sensación de peligro cada vez que pusieron a prueba la defensa formada hoy por Cancelo, Fernandinho, Rodri y Mendy a pesar de estar Stones en el banquillo. Por suerte para ellos, como en los minutos finales del partido, estuvo Ederson, que sacó una mano maravillosa ante un cabezazo de Benteke que terminó estrellándose en la madera.

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