GENK 1 - LIVERPOOL 4 / Oxlade saca brillo a un Liverpool con mucha dinamita
El conjunto dirigido por Klopp estuvo liderado por el doblete del renacido jugador inglés. Mané y Salah cerraron la goleada y Odey hizo el del honor.
Alberto Muñoz
As
Del infierno de una lesión que le tuvo apartado durante toda la temporada pasada al cielo de dar la victoria a los suyos en Champions con dos zapatazos de libro desde fuera del área. Oxlade-Chamberlain, que sin hacer un partido espectacular fue de los mejores de los suyos, supo matar las energías de los belgas y romper el maleficio del Liverpool fuera de casa en la fase de grupos de la competición europea.
Tan solo dos minutos tardó Oxlade Chamberlain en adelantar a los suyos con un buen disparo desde fuera del área ante el que nada pudo hacer el portero belga. Aun así, y a pesar de que el partido parecía encarrilado con ese gol, el Genk fue capaz de darle un susto a los reds por medio de Samatta, que llegó a empatar antes de la media hora de partido con un tanto que fue anulado por fuera de juego.
Los belgas demostraron a partir de ese momento que podían dar la sorpresa si los de Klopp se relajaban, ya que los reds, que se vieron superados también en el inicio de la segunda mitad, sufriendo en sus carnes lo cara que vende la derrota el Genk en su estadio. La dinamita que tiene sin embargo el campeón se tradujo en Oxlade apareciendo en una jugada aislada para sacarse uno de los mejores golpeos que se han visto este año en la Champions y enviar un balón que rebotó en la madera antes de colarse en la portería de Coucke.
Mazazo tremendo para los de Felice Mazzu, que habían sido mejores durante un buen tramo del partido y que veían cómo el ex jugador del Arsenal acababa con su sueño de sumar ante el campeón de Europa. Mané, ya en los minutos finales, redondeó el marcador picándola por encima del portero tras una buena asistencia de Salah, que venía de lesión y que, sin firmar un gran partido, marcó el cuarto en una gran jugada dentro del área. El Genk, en el 88, consiguió marcar el merecido gol del honor por medio de Odey.
Alberto Muñoz
As
Del infierno de una lesión que le tuvo apartado durante toda la temporada pasada al cielo de dar la victoria a los suyos en Champions con dos zapatazos de libro desde fuera del área. Oxlade-Chamberlain, que sin hacer un partido espectacular fue de los mejores de los suyos, supo matar las energías de los belgas y romper el maleficio del Liverpool fuera de casa en la fase de grupos de la competición europea.
Tan solo dos minutos tardó Oxlade Chamberlain en adelantar a los suyos con un buen disparo desde fuera del área ante el que nada pudo hacer el portero belga. Aun así, y a pesar de que el partido parecía encarrilado con ese gol, el Genk fue capaz de darle un susto a los reds por medio de Samatta, que llegó a empatar antes de la media hora de partido con un tanto que fue anulado por fuera de juego.
Los belgas demostraron a partir de ese momento que podían dar la sorpresa si los de Klopp se relajaban, ya que los reds, que se vieron superados también en el inicio de la segunda mitad, sufriendo en sus carnes lo cara que vende la derrota el Genk en su estadio. La dinamita que tiene sin embargo el campeón se tradujo en Oxlade apareciendo en una jugada aislada para sacarse uno de los mejores golpeos que se han visto este año en la Champions y enviar un balón que rebotó en la madera antes de colarse en la portería de Coucke.
Mazazo tremendo para los de Felice Mazzu, que habían sido mejores durante un buen tramo del partido y que veían cómo el ex jugador del Arsenal acababa con su sueño de sumar ante el campeón de Europa. Mané, ya en los minutos finales, redondeó el marcador picándola por encima del portero tras una buena asistencia de Salah, que venía de lesión y que, sin firmar un gran partido, marcó el cuarto en una gran jugada dentro del área. El Genk, en el 88, consiguió marcar el merecido gol del honor por medio de Odey.