Catástrofe del Tottenham, debacle de Pochettino
La dura derrota ante el Brighton se inició con un error garrafal de Lloris que le llevó a lesionarse de gravedad en el brazo y la completó un doblete de Connolly.
Alberto Muñoz
Londres, As
El Tottenham se ha quedado vacío. No tiene corazón, garra ni sacrificio, y, por no tener, parece que ya no tiene ni amor propio. Tras el baño monumental e histórico que le dio el Bayern de Múnich esta semana en Champions, solo existían dos respuestas posibles: hundirse hasta lo más hondo o resucitar, a falta de fútbol, desde la entrega. Los spurs han elegido la primera opción.
En el reparto de responsabilidades por el merecido e incluso corto 3-0 que le ha endosado el Brighton, están los jugadores, que sobre todo han desesperado a sus aficionados por su falta de compromiso sin balón, pero tampoco puede faltar Pochettino, principal responsable de llevar la nave hasta lo más alto el año pasado y de hacerla naufragar en este inicio de temporada.
La pregunta a estas horas en Londres no debe ser ya si este Tottenham es capaz de revertir la situación, que lo hará seguramente porque tiene una de las mejores plantillas de la competición, sino si este proyecto está agotado. No solo por el técnico, que muy posiblemente es el más importante de la historia del club, sino por algunos futbolistas que parecen haberse cansado de quedarse siempre a las puertas del éxito. Les pasó en Premier League, donde no consiguieron pasar el techo del segundo puesto antes de que despertase el Liverpool, y les ha pasado en Champions, donde los propios reds les dejaron sin el título en su primera final.
La dura derrota de hoy ante el Brighton, que se inició con un error garrafal de Lloris que le llevó además a lesionarse de gravedad en el brazo, se vio venir desde el momento en que se hizo patente la actitud de unos y otros sobre el terreno de juego. El equipo de las gaviotas, que solo había ganado el partido inaugural en esta Premier League, se dio un homenaje de pundonor y buen fútbol a costa de un grande herido para alejarse de la zona de descenso gracias a los goles de Maupay y el Connolly por partida doble.
Alberto Muñoz
Londres, As
El Tottenham se ha quedado vacío. No tiene corazón, garra ni sacrificio, y, por no tener, parece que ya no tiene ni amor propio. Tras el baño monumental e histórico que le dio el Bayern de Múnich esta semana en Champions, solo existían dos respuestas posibles: hundirse hasta lo más hondo o resucitar, a falta de fútbol, desde la entrega. Los spurs han elegido la primera opción.
En el reparto de responsabilidades por el merecido e incluso corto 3-0 que le ha endosado el Brighton, están los jugadores, que sobre todo han desesperado a sus aficionados por su falta de compromiso sin balón, pero tampoco puede faltar Pochettino, principal responsable de llevar la nave hasta lo más alto el año pasado y de hacerla naufragar en este inicio de temporada.
La pregunta a estas horas en Londres no debe ser ya si este Tottenham es capaz de revertir la situación, que lo hará seguramente porque tiene una de las mejores plantillas de la competición, sino si este proyecto está agotado. No solo por el técnico, que muy posiblemente es el más importante de la historia del club, sino por algunos futbolistas que parecen haberse cansado de quedarse siempre a las puertas del éxito. Les pasó en Premier League, donde no consiguieron pasar el techo del segundo puesto antes de que despertase el Liverpool, y les ha pasado en Champions, donde los propios reds les dejaron sin el título en su primera final.
La dura derrota de hoy ante el Brighton, que se inició con un error garrafal de Lloris que le llevó además a lesionarse de gravedad en el brazo, se vio venir desde el momento en que se hizo patente la actitud de unos y otros sobre el terreno de juego. El equipo de las gaviotas, que solo había ganado el partido inaugural en esta Premier League, se dio un homenaje de pundonor y buen fútbol a costa de un grande herido para alejarse de la zona de descenso gracias a los goles de Maupay y el Connolly por partida doble.