Boca debe pensar en Boca
Una vieja frase de Maradona derivó en un análisis necesario. Para salir de este momento, la única solución es mirarse al espejo y corregir errores propios.
Juampi Reynoso
As
Diego Armando Maradona tiene frases para todo momento de la vida. Algunas buenas, otras no tanto, pero siempre con una cuota de verdad. Hoy, a 22 años de su último partido oficial, comenzó a circular material en las redes sociales y entre fotos y videos, apareció una declaración que encaja a la perfección para este momento del Xeneize: "Es inútil mirar a River, a San Lorenzo...Boca tiene que ganar. Boca tiene que pensar en Boca y nada más. Esta es la única solución".
En los últimos años, Boca se dedicó más a opinar del resto que a mirarse a sí mismo. De nada sirvieron las frustraciones deportivas en el plano internacional, las salidas de los grandes ídolos por la puerta de atrás, las eliminaciones consecutivas ante el eterno rival y las dolorosas finales perdidas contra el River de Marcelo Gallardo. Hubo poca autocrítica y demasiada frase suelta para la tribuna.
Por eso llegó el momento de que el club de la Ribera vuelva a pensar únicamente en lo que pasa puertas adentro. En si hay un proyecto potable a largo plazo, en si los juveniles están preparados para dar el gran salto a Primera, en si los refuerzos que llegan están aptos para absorber la presión de la camiseta y, sobre todo, en si el DT de turno puede ser evaluado más allá de una derrota ante el adversario de siempre.
El fútbol es el único deporte en que el más débil puede ganarle al más poderoso. Pero eso sucede de vez en cuando porque en general, los laburos a largo plazo se sobreponen a las improvisaciones. Y si no pregúntenle a Carlos Bianchi, Maestro Tabárez, Alfio Basile o lean la historia del Toto Lorenzo, entrenadores que se mantuvieron largos meses en el cargo y entraron en la historia grande de Boca a base de perseverancia y superación de derrotas.
Más allá de quién sea el entrenador y quién gane las elecciones presidenciales del próximo 8 de diciembre, Boca está obligado a reinventarse desde lo más profundo. Los resultados positivos son consecuencias de un trabajo serio, coherente y respetando el estilo histórico de la institución. El prestigio no puede seguir rifándose como si nada.
Juampi Reynoso
As
Diego Armando Maradona tiene frases para todo momento de la vida. Algunas buenas, otras no tanto, pero siempre con una cuota de verdad. Hoy, a 22 años de su último partido oficial, comenzó a circular material en las redes sociales y entre fotos y videos, apareció una declaración que encaja a la perfección para este momento del Xeneize: "Es inútil mirar a River, a San Lorenzo...Boca tiene que ganar. Boca tiene que pensar en Boca y nada más. Esta es la única solución".
En los últimos años, Boca se dedicó más a opinar del resto que a mirarse a sí mismo. De nada sirvieron las frustraciones deportivas en el plano internacional, las salidas de los grandes ídolos por la puerta de atrás, las eliminaciones consecutivas ante el eterno rival y las dolorosas finales perdidas contra el River de Marcelo Gallardo. Hubo poca autocrítica y demasiada frase suelta para la tribuna.
Por eso llegó el momento de que el club de la Ribera vuelva a pensar únicamente en lo que pasa puertas adentro. En si hay un proyecto potable a largo plazo, en si los juveniles están preparados para dar el gran salto a Primera, en si los refuerzos que llegan están aptos para absorber la presión de la camiseta y, sobre todo, en si el DT de turno puede ser evaluado más allá de una derrota ante el adversario de siempre.
El fútbol es el único deporte en que el más débil puede ganarle al más poderoso. Pero eso sucede de vez en cuando porque en general, los laburos a largo plazo se sobreponen a las improvisaciones. Y si no pregúntenle a Carlos Bianchi, Maestro Tabárez, Alfio Basile o lean la historia del Toto Lorenzo, entrenadores que se mantuvieron largos meses en el cargo y entraron en la historia grande de Boca a base de perseverancia y superación de derrotas.
Más allá de quién sea el entrenador y quién gane las elecciones presidenciales del próximo 8 de diciembre, Boca está obligado a reinventarse desde lo más profundo. Los resultados positivos son consecuencias de un trabajo serio, coherente y respetando el estilo histórico de la institución. El prestigio no puede seguir rifándose como si nada.