Barshim enloquece a Qatar
El saltador local, que venía de una lesión, logró el título ante su gente con un salto de 2,37, por delante de los rusos sin bandera Akimenko e Ivanyuk.
Juanma Bellón
As
Cánticos, chilabas y qufiyas blancas, pancartas, más de 30.000 personas, gorras con las siglas MB... Era el gran día del atletismo qatarí. La final de altura con Mutaz Essa Barshim, ese ídolo social, conocido en todo el país. De origen sudanés, pero nacido en Doha, que les regaló un oro a los suyos: “Estar con mi gente y la presión me hacen crecer”.
Llegaba Barshim a la final tras recuperarse este 2019 de una lesión gravísima. Fractura de tobillo, lo peor que le puede pasar a un saltador. Este año sólo había volado a 2,29, una marca pobre, insuficiente para hacer algo en Doha. Su único consuelo era su tope de 2,43. Y Barshim arrancó su concurso, con una curva entregada...
Saltó 2,19, un salto fácil para conectar con la gente. 2,24, 2,27 y 2,30, su mejor marca del año, los hizo limpios, sin nulos. En el 2,33 ya parecía imposible. Falló dos. Todavía no estaba la medalla. ¡Pum! 2,35, increíble. Ya era bronce, bastante. Pero quedaba más... Hizo 2,37 a la primera. Oro seguro. Barshim gritaba de emoción y se abrazaba al público. Ir a verle mereció la pena.
Juanma Bellón
As
Cánticos, chilabas y qufiyas blancas, pancartas, más de 30.000 personas, gorras con las siglas MB... Era el gran día del atletismo qatarí. La final de altura con Mutaz Essa Barshim, ese ídolo social, conocido en todo el país. De origen sudanés, pero nacido en Doha, que les regaló un oro a los suyos: “Estar con mi gente y la presión me hacen crecer”.
Llegaba Barshim a la final tras recuperarse este 2019 de una lesión gravísima. Fractura de tobillo, lo peor que le puede pasar a un saltador. Este año sólo había volado a 2,29, una marca pobre, insuficiente para hacer algo en Doha. Su único consuelo era su tope de 2,43. Y Barshim arrancó su concurso, con una curva entregada...
Saltó 2,19, un salto fácil para conectar con la gente. 2,24, 2,27 y 2,30, su mejor marca del año, los hizo limpios, sin nulos. En el 2,33 ya parecía imposible. Falló dos. Todavía no estaba la medalla. ¡Pum! 2,35, increíble. Ya era bronce, bastante. Pero quedaba más... Hizo 2,37 a la primera. Oro seguro. Barshim gritaba de emoción y se abrazaba al público. Ir a verle mereció la pena.