Umtiti: un campeón del Mundo con los renglones torcidos
Forzó su rodilla en el Mundial y se jactó de ello, desoyó los consejos de los médicos de operarse y estuvo cinco meses de baja. Ahora tiene fisura en el pie.
Javier Miguel
As
Samuel Umtiti no levanta cabeza. Desde el pasado Mundial de Rusia que todas las decisiones que ha tomado han sido contraproducentes para los intereses del club. Recién renovado en el verano del 2018 a golpe de talonario por el presidente Josep Maria Bartomeu, haciendo caso omiso a los informes que desaconsejaban su continuidad, el central se incorporó a la selección de Francia con una rodilla maltrecha, que forzó durante su participación en el Mundial. “No me arrepiento de haber forzado mi rodilla porque ahora puedo decir que soy campeón del Mundo”, llegó a afirmar hace pocas semanas sin ningún tipo de rubor.
Tres meses después del Mundial, el jugador tenía que parar por culpa de los dolores que le producían una degeneración de cartílago como un caballo. Los médicos del club le aconsejaron pasar por el quirófano, pero el francés se negó desde el primer día, esgrimiendo un presunto trauma a las operaciones por culpa de una mala experiencia cuando era joven.
Tras someterse a varias terapias que se alargaron más de cinco meses, con viajes a Qatar incluidos, Umtiti logró que las molestias quedaran latentes, pero en ningún caso solucionar el problema.
El central vio durante su tiempo de convalecencia como su compatriota Clement Lenglet le pasaba la mano por la cara y aprovechaba su larga ausencia para apropiarse de la titularidad. Una situación que se mantiene inalterable a día de hoy porque Umtiti aún no ha jugado ni un minuto en este inicio de curso.
Suplente en el Barcelona, el seleccionador Didier Deschamps decidió prescindir de él en este inicio de temporada, pero una lesión a última hora del central del Manchester City, Aymeric Laporte, obligó a Deschamps a convocarlo. Sin embargo, el defensa apenas aguantó tres entrenamientos porque un pisotón en su pie derecho le obligó a regresar a Barcelona.
Los médicos galos diagnosticaron un fuerte hematoma producto de un pisotón y así se lo comentaron a los galenos del FC Barcelona. Con el informe bajo el brazo, se le realizó una ecografía que en principio confirmaba el pronóstico inicial: contusión en el pie derecho. Como es norma habitual, el comunicado médico no indicaba plazos de regreso, pero parecía evidente que se trataba de una dolencia menor y hasta se especuló que podría estar disponible ante el Valencia.
Sin embargo, las primeras dudas llegaron a media semana cuando el jugador seguía quejándose de mucho dolor en la zona del hematoma, siendo imposible ponerse las botas bajo ninguna circunstancia. Entonces es cuando se decidió hacerle una segunda exploración y cuando se le encontró una fisura. Ya no se le espera, en el mejor de los casos, hasta finales de octubre.
Para colmo de desgracias, las últimas declaraciones de Samuel tampoco han sentado nada bien en el seno del club. Y es que no es plato de gusto para nadie comprobar como un jugador al que pagas religiosamente se congratula públicamente de haber forzado la rodilla en el Mundial y sin mostrar un ápice de arrepentimiento por las consecuencias que se desencadenaron: cinco meses fuera de los terrenos de juego y prácticamente inédito la pasada temporada.
En el club más de uno reconoce fuera de micrófonos que Umtiti es “una patata caliente”. Este verano intentaron ponerlo en el mercado, pero entre la negativa sistemática del jugador y las dudas sobre su estado físico de los clubes interesados, se frustró cualquier tentativa.
Javier Miguel
As
Samuel Umtiti no levanta cabeza. Desde el pasado Mundial de Rusia que todas las decisiones que ha tomado han sido contraproducentes para los intereses del club. Recién renovado en el verano del 2018 a golpe de talonario por el presidente Josep Maria Bartomeu, haciendo caso omiso a los informes que desaconsejaban su continuidad, el central se incorporó a la selección de Francia con una rodilla maltrecha, que forzó durante su participación en el Mundial. “No me arrepiento de haber forzado mi rodilla porque ahora puedo decir que soy campeón del Mundo”, llegó a afirmar hace pocas semanas sin ningún tipo de rubor.
Tres meses después del Mundial, el jugador tenía que parar por culpa de los dolores que le producían una degeneración de cartílago como un caballo. Los médicos del club le aconsejaron pasar por el quirófano, pero el francés se negó desde el primer día, esgrimiendo un presunto trauma a las operaciones por culpa de una mala experiencia cuando era joven.
Tras someterse a varias terapias que se alargaron más de cinco meses, con viajes a Qatar incluidos, Umtiti logró que las molestias quedaran latentes, pero en ningún caso solucionar el problema.
El central vio durante su tiempo de convalecencia como su compatriota Clement Lenglet le pasaba la mano por la cara y aprovechaba su larga ausencia para apropiarse de la titularidad. Una situación que se mantiene inalterable a día de hoy porque Umtiti aún no ha jugado ni un minuto en este inicio de curso.
Suplente en el Barcelona, el seleccionador Didier Deschamps decidió prescindir de él en este inicio de temporada, pero una lesión a última hora del central del Manchester City, Aymeric Laporte, obligó a Deschamps a convocarlo. Sin embargo, el defensa apenas aguantó tres entrenamientos porque un pisotón en su pie derecho le obligó a regresar a Barcelona.
Los médicos galos diagnosticaron un fuerte hematoma producto de un pisotón y así se lo comentaron a los galenos del FC Barcelona. Con el informe bajo el brazo, se le realizó una ecografía que en principio confirmaba el pronóstico inicial: contusión en el pie derecho. Como es norma habitual, el comunicado médico no indicaba plazos de regreso, pero parecía evidente que se trataba de una dolencia menor y hasta se especuló que podría estar disponible ante el Valencia.
Sin embargo, las primeras dudas llegaron a media semana cuando el jugador seguía quejándose de mucho dolor en la zona del hematoma, siendo imposible ponerse las botas bajo ninguna circunstancia. Entonces es cuando se decidió hacerle una segunda exploración y cuando se le encontró una fisura. Ya no se le espera, en el mejor de los casos, hasta finales de octubre.
Para colmo de desgracias, las últimas declaraciones de Samuel tampoco han sentado nada bien en el seno del club. Y es que no es plato de gusto para nadie comprobar como un jugador al que pagas religiosamente se congratula públicamente de haber forzado la rodilla en el Mundial y sin mostrar un ápice de arrepentimiento por las consecuencias que se desencadenaron: cinco meses fuera de los terrenos de juego y prácticamente inédito la pasada temporada.
En el club más de uno reconoce fuera de micrófonos que Umtiti es “una patata caliente”. Este verano intentaron ponerlo en el mercado, pero entre la negativa sistemática del jugador y las dudas sobre su estado físico de los clubes interesados, se frustró cualquier tentativa.