Thomas y Casemiro templan a Atleti y Madrid antes del derbi

Madrid, AS
Sus acciones no suelen aparecer en los resúmenes de los últimos partidos, pero dos plantillas trufadas de estrellas y de talento como el Atlético y el Real Madrid se han agarrado, en cierta medida, a la serenidad y la contundencia de dos futbolistas de perfil bajo, que, en realidad, nada tiene que ver con su importancia en el equipo. En este último periodo de dudas, más el blanco, los dos medios centro han ejercido de catalizadores para que la mezcla carburara. Con intangibles, pero también con tangibles.


El Atlético sin Thomas es otro completamente diferente. Es en su ausencia cuando más se percibe. El desorden y la intemperancia de la primera parte del partido contra el Eibar o la incapacidad para descifrar el juego entre líneas de Odegaard en Anoeta. Thomas ejerce un efecto cohesionador en el Atlético, libera a compañeros y transmite fortaleza. Pero también viene siendo ancla con balón. Frente a la Juventus se aplicó muy bien girando el juego, habilitando con diagonales largas a Trippier, principalmente, y organizando la medular para contrarrestar el calado de hombres de la experiencia y la calidad de Pjanic, Mautidi o Khedira. Thomas ya alcanzado ese estatus en el Atlético en el que uno se acuerda irremediablemente más de su ausencia que en poner el ojo en todo lo que hace porque ya es rutina. El cemento que es capaz de añadir a la medular rojiblanca permite a Saúl expresarse con más libertad en busca de la portería rival o a Koke infiltrarse más entre líneas.

Con Casemiro pasa igual en el Real Madrid. Viene de ser un Madrid brasileño, pero no solamente por el peso de Vinicius o Rodrygo. Casemiro ha asido fuertemente las riendas de un equipo que parecía desbocado a la deriva. Después de la debacle de París, el Madrid reclamaba el carácter y la fortaleza para no encogerse a la menor dificultad. Sevilla era una plaza para no arrugarse y ahí se vio una versión poderosa del centrocampista brasileño, que contagió de solidaridad a un equipo que no había sido capaz todavía de reencontrarse a sí mismo. Casemiro ha sido ese equilibrio que necesitaba desesperadamente Zidane para templar a su equipo.

El sábado se presenta una gran batalla. Ni Thomas ni Casemiro estuvieron en el derbi de Nueva Jersey. Ambos fueron de los últimos en reincoporarse a sus equipos después de un verano de compromisos con sus selecciones. Es por ello quizá que la referencia de aquel día pueda quedar algo difuminada.

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