Remontada de líder
Se repuso el Atlético a los dos goles del Eibar, Charles y en propia puerta de Giménez, con goles de João Félix, Vitolo y Thomas, que entró por el luso en el 83'. Debutó Riquelme.
Patricia Cazón
As
El reloj se iba al 90’ cuando Thomas sacó el confeti en una jugada embarullada. Gol, épica y delirio de un Metropolitano que veía cómo, en ese momento, el Atleti le daba la vuelta a lo que durante una hora tuvo en contra: un 0-2 del Eibar. Gol, épica y remontada de líder. Porque ya lo es el Atleti, líder en solitario y cinco puntos escapado en septiembre del Barça, cuatro del Madrid, todo un colchón, y eso que Mendilibar salió con intención de pinchárselo. Antes de que a La Bestia, que volvía, le diera siquiera tiempo a ajustarse las medias cuando el árbitro pitó el inicio, Inui ya enviaba un aviso. Un trallazo desde la frontal, un balón que pasó a dos palmos del travesaño de Oblak. Era el segundo 45.
Saltó su Eibar abrigado en el centro y dibujado 4-2-3-1, Charles único punta. Lo había hecho el Atleti con Costa y sin Savic (molestias) y de nuevo en rombo, con Koke como pivote, Llorente y Saúl, volantes y Lemar y João en la mediapunta detrás de Costa. Lo que trató de ser sorpresa en el 6’ estaba por detrás en el marcador. El aviso de Inui de antes ahora lo haría gol Charles. Inició Pedro León y cedió a Orellana, que llegaba en carrera y desde atrás: controló y picó la pelota lo justo para superar a Giménez. Al otro lado del 1,85 del uruguayo esperaba Charles. Mendilibar lo celebró pidiendo más a su equipo. Con presión feroz y ante un Atleti desordenado e impreciso, superado en velocidad y por el juego directo tras robo del Eibar, corriendo por correr, como pollos sin cabeza perdidos en la hierba. Orellana torturaba a Llorente, temblaban Giménez y Hermoso y Costa fallaba a puerta vacía cuando Mendilibar sacó una segunda aguja.
La llevaba Arbilla en la bota cuando pateó un balón muerto en el pico del área con rabia a la red. Éste pegó en el muslo a Giménez, desviándose lo justo para que la estirada de Oblak no fuese paradón. 0-2. Y el portero mirando al infinito y negando de cabeza. Simeone respondió rápido. Ningún balón jugado desde atrás, sus hombres formados en 4-4-2 y esa orden: “No complicarse”. Mejoró el Atleti, se endureció el partido, cada dos minutos parado por hombre caído en la hierba. Charles tras un cabezazo con Hermoso, João por tres veces en el área. Y La Bestia rugiendo. Tratando de buscarle espacios al Eibar. Los halló en el 27’. Y entonces el Metropolitano pudo volver a escuchar su rugido alto.
Cabalgó Costa con redoble de tambores hacia el área, tumbó un defensa y, cuando parecía que se iba a liar, magia: le regaló el gol a João Félix, su primero de rojiblanco. El rugido de La Bestia ya lo llevaba todo el estadio en la boca. Y pedía coger de la pechera el partido. Porque Costa puede ser muchas cosas pero sobre todo cuando quiere es La Bestia. Y eso hace casi invencible al equipo del Cholo.
Siguió dominando el Atleti, resistió el Eibar. Cuando el partido regresó del descanso, Llorente se quedaba en la ducha y saltaba Vitolo: cada minuto que pasa en el banquillo es desperdiciar talento. Lo demostró en el primer balón que rozó. Empató, con un sutil toque con el exterior, cruzado y raso. Sin lesiones y confianza es imparable. Mejora el ataque, le da sentido. Más si se junta con Lodi. De una incorporación suya nació el gol. Su partido fue un recital de controles y buen posicionamiento.
Marcó por dos veces más Costa pero las dos veces alzó el asistente el banderín, uno justísimo pero con aprobación de VAR. Se atrincheró el Eibar, apretó el Atleti sin llegar a agobiar. Debutaron Riquelme y su descaro. Pero la carta del Cholo era un cambio que en el 84’ no se entendía: Thomas por João cuando el Atleti necesitaba ganar, remontar, como hace un año ante este Eibar, Rodrigo por Borja Garcés, como una vez en A Coruña, el propio Thomas por Grizi. Un Thomas que en el 90’ tiraba el confeti en el Metropolitano. El Atleti dormirá abrazado plácido a su mullido colchón quince días. Líder.
Patricia Cazón
As
El reloj se iba al 90’ cuando Thomas sacó el confeti en una jugada embarullada. Gol, épica y delirio de un Metropolitano que veía cómo, en ese momento, el Atleti le daba la vuelta a lo que durante una hora tuvo en contra: un 0-2 del Eibar. Gol, épica y remontada de líder. Porque ya lo es el Atleti, líder en solitario y cinco puntos escapado en septiembre del Barça, cuatro del Madrid, todo un colchón, y eso que Mendilibar salió con intención de pinchárselo. Antes de que a La Bestia, que volvía, le diera siquiera tiempo a ajustarse las medias cuando el árbitro pitó el inicio, Inui ya enviaba un aviso. Un trallazo desde la frontal, un balón que pasó a dos palmos del travesaño de Oblak. Era el segundo 45.
Saltó su Eibar abrigado en el centro y dibujado 4-2-3-1, Charles único punta. Lo había hecho el Atleti con Costa y sin Savic (molestias) y de nuevo en rombo, con Koke como pivote, Llorente y Saúl, volantes y Lemar y João en la mediapunta detrás de Costa. Lo que trató de ser sorpresa en el 6’ estaba por detrás en el marcador. El aviso de Inui de antes ahora lo haría gol Charles. Inició Pedro León y cedió a Orellana, que llegaba en carrera y desde atrás: controló y picó la pelota lo justo para superar a Giménez. Al otro lado del 1,85 del uruguayo esperaba Charles. Mendilibar lo celebró pidiendo más a su equipo. Con presión feroz y ante un Atleti desordenado e impreciso, superado en velocidad y por el juego directo tras robo del Eibar, corriendo por correr, como pollos sin cabeza perdidos en la hierba. Orellana torturaba a Llorente, temblaban Giménez y Hermoso y Costa fallaba a puerta vacía cuando Mendilibar sacó una segunda aguja.
La llevaba Arbilla en la bota cuando pateó un balón muerto en el pico del área con rabia a la red. Éste pegó en el muslo a Giménez, desviándose lo justo para que la estirada de Oblak no fuese paradón. 0-2. Y el portero mirando al infinito y negando de cabeza. Simeone respondió rápido. Ningún balón jugado desde atrás, sus hombres formados en 4-4-2 y esa orden: “No complicarse”. Mejoró el Atleti, se endureció el partido, cada dos minutos parado por hombre caído en la hierba. Charles tras un cabezazo con Hermoso, João por tres veces en el área. Y La Bestia rugiendo. Tratando de buscarle espacios al Eibar. Los halló en el 27’. Y entonces el Metropolitano pudo volver a escuchar su rugido alto.
Cabalgó Costa con redoble de tambores hacia el área, tumbó un defensa y, cuando parecía que se iba a liar, magia: le regaló el gol a João Félix, su primero de rojiblanco. El rugido de La Bestia ya lo llevaba todo el estadio en la boca. Y pedía coger de la pechera el partido. Porque Costa puede ser muchas cosas pero sobre todo cuando quiere es La Bestia. Y eso hace casi invencible al equipo del Cholo.
Siguió dominando el Atleti, resistió el Eibar. Cuando el partido regresó del descanso, Llorente se quedaba en la ducha y saltaba Vitolo: cada minuto que pasa en el banquillo es desperdiciar talento. Lo demostró en el primer balón que rozó. Empató, con un sutil toque con el exterior, cruzado y raso. Sin lesiones y confianza es imparable. Mejora el ataque, le da sentido. Más si se junta con Lodi. De una incorporación suya nació el gol. Su partido fue un recital de controles y buen posicionamiento.
Marcó por dos veces más Costa pero las dos veces alzó el asistente el banderín, uno justísimo pero con aprobación de VAR. Se atrincheró el Eibar, apretó el Atleti sin llegar a agobiar. Debutaron Riquelme y su descaro. Pero la carta del Cholo era un cambio que en el 84’ no se entendía: Thomas por João cuando el Atleti necesitaba ganar, remontar, como hace un año ante este Eibar, Rodrigo por Borja Garcés, como una vez en A Coruña, el propio Thomas por Grizi. Un Thomas que en el 90’ tiraba el confeti en el Metropolitano. El Atleti dormirá abrazado plácido a su mullido colchón quince días. Líder.