La Mannschaft vence, pero no termina de convencer
Alemania terminó pidiendo la hora ante Irlanda del Norte y sufrió la vida para llevarse los tres puntos de Belfast. Un latigazo de Halstenberg y un tanto de Gnabry le dieron la victoria.
José Carlos Menzel
As
Alemania terminó pidiendo la hora ante Irlanda del Norte y sufrió la vida para llevarse los tres puntos de Belfast. Un latigazo de Halstenberg y un tanto de Gnabry en el descuento le dieron la victoria por 2-0 a una Mannschaft que se sitúa líder del grupo C y evita el pánico de cara a la clasificación para la Eurocopa. Eso sí, la imagen ofrecida tanto ante Holanda (2-4) como ayer frente a los de O’Neill sigue siendo alarmante.
La tarde en el Windsor Park se pudo poner muy fea a los siete minutos de partido. Un grave error de Kroos dejó a Washington solo ante Neuer, pero los reflejos del guardameta del Bayern evitaron que estallara el coliseo norirlandés, donde los 18.500 aficionados se lo pasaron en grande viendo como sus futbolistas acosaban a una combinado alemán sin ideas.
Los locales se vieron obligados a bajar la intensidad en la segunda mitad y fue entonces cuando Alemania volvió a parecerse a Alemania. Reus empezó a filtrar pases, apareció Gnabry, pero el que adelantó a los de Löw fue Halstenberg con una volea a la escuadra. Irlanda del Norte intentó tirar de épica, pero finalmente recibió el segundo tras una contra finalizada por Gnabry.
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Alemania terminó pidiendo la hora ante Irlanda del Norte y sufrió la vida para llevarse los tres puntos de Belfast. Un latigazo de Halstenberg y un tanto de Gnabry en el descuento le dieron la victoria por 2-0 a una Mannschaft que se sitúa líder del grupo C y evita el pánico de cara a la clasificación para la Eurocopa. Eso sí, la imagen ofrecida tanto ante Holanda (2-4) como ayer frente a los de O’Neill sigue siendo alarmante.
La tarde en el Windsor Park se pudo poner muy fea a los siete minutos de partido. Un grave error de Kroos dejó a Washington solo ante Neuer, pero los reflejos del guardameta del Bayern evitaron que estallara el coliseo norirlandés, donde los 18.500 aficionados se lo pasaron en grande viendo como sus futbolistas acosaban a una combinado alemán sin ideas.
Los locales se vieron obligados a bajar la intensidad en la segunda mitad y fue entonces cuando Alemania volvió a parecerse a Alemania. Reus empezó a filtrar pases, apareció Gnabry, pero el que adelantó a los de Löw fue Halstenberg con una volea a la escuadra. Irlanda del Norte intentó tirar de épica, pero finalmente recibió el segundo tras una contra finalizada por Gnabry.
