La historia de SORM, el sistema de espionaje online de Vladimir Putin y al que todos los rusos temen

SORM es parte del aparato de espionaje ruso. Su misión es clara: que los ciudadanos rusos se sientan observados por "el gran hermano" y por ende, intimidados por el gobierno de Putin

Infobae
En 1950 los científicos soviéticos encarcelados por sublevación al régimen de Joseph Stalin comenzaron a sentar las bases teóricas y técnicas para lo que estaba destinado a convertirse en un aparato de vigilancia generalizado, permitiendo que la KGB escuchara todas y cada una de las conversaciones, identificara todas y cada una de las voces de disidentes y creara un control político casi total. Fue un poder que ningún líder soviético alcanzó. Sin embargo, 69 años después de que Stalin lanzara ese proyecto, Vladimir Putin puede ser el primero en completarlo, de acuerdo a una investigación hecha por Andrei Soldatov e Irina Borogan y que plasmaron en el libro The Red Web: The Kremlin´s War on the Internet.


Borogan y Soldatov han pasado una década y media informando sobre el oscuro mundo de los servicios secretos de Rusia a través de su blog, Agentura.ru. Son unos de los principales expertos de Moscú en espionaje, censura y paranoia. Su tesis central aquí es bastante directa: los policías secretos, incluido el mismo presidente -el ex alumno más famoso de la KGB- están constantemente preocupados por el poder "subversivo" de Internet, por lo que han construido una de las redes de espionaje más intrusivas del planeta y están sistemáticamente legislando en contra de las libertades tradicionales del ciberespacio.

Publicado en 2015, el libro documenta lo que los autores consideran la "batalla monumental por el futuro de Internet". Es así como examinan la historia de las tecnologías de vigilancia en la extensa nación, el control autoritario de la Unión Soviética sobre la información y su distribución, y el legado de esta mentalidad a medida que repercute en la Rusia en la era digital.

Pero particularmente, los autores también trazan la historia del sistema ruso de búsqueda y vigilancia SORM (Systema Operativno-Rozysknikh Meropriyatiy, el Sistema para actividades de investigación operativa). Este sirve de sistema que ayuda al Kremlin a mantener sus ojos en todas las llamadas telefónicas, el tráfico de correo electrónico y actividad de navegación de la web de todos los residentes del país.

La reunión que cambió todo

El libro cuenta cómo, a principios del primer mandato de Putin como primer ministro en 1999, el ex agente -que pronto se convertiría en presidente- reunió a un grupo de la emergente "élite de Internet" de Rusia en la sede del poder ejecutivo.

Su objetivo era discutir una propuesta de Mikhail Lesin -Ministro de Medios en ese momento- que le habría dado al gobierno un control significativo sobre el sistema de nombres IPs y dominios web, y por ende, un fuerte poder sobre la web. Estuvieron presentes personas como Arkady Volozh (fundador de la compañía y motor de búsqueda online que pretendía competir con Google, Yandex), Anton Nossik (quien después fue jefe del servicio de blogs y redes sociales LiveJournal), Mikhail Yakushev (un abogado que ayudaría a administrar Mail.ru), y Artemiy Lebedev (diseñador y emprendedor online conocido a principios de los 2000).

Lebedev y Nossik encabezaron la oposición a la medida, acusando furiosamente al gobierno de una toma totalitaria de poder y exigiendo que se detuviera. "Esto es exactamente por qué tenemos miedo del gobierno. Como un mago, usted extrae algunas regulaciones gubernamentales de la nada y luego todos nos vamos a casa sin poder cambiar nada", dijo Nossik cuando le presentaron la propuesta.

Sorprendentemente, el entonces primer ministro le dio la razón: el plan de Lesin fue archivado y dijo que era mejor tener una discusión pública acerca de que hacer con los nombres y las direcciones IP que terminaran en ".ru".

Vale la pena señalar que no fue un momento de inspiración democrática lo que convenció al mandatario ruso a cambiar de opinión sobre la propuesta. Él entendía cual era el riesgo de pelearse con las principales figuras del internet ruso en ese momento. Por eso, optó por seguir los métodos que había aprendido en la KGB: decir en público una cosa que apaciguara la inquietud, hacer otra en privado, por detrás del escrutinio de los mismo funcionarios de las agencias de ciberseguridad de su país.

A medida que pasó el tiempo y Putin consolidó su poder, esta élite de personajes del Internet se volvió demasiado tímida (o fue intimidada) para desafiar la política del Kremlin y no se atrevería a hablar con el ahora presidente como lo habían hecho en 1999. Es este cambio -de un entorno político en el que el Kremlin era solo un jugador de poder entre muchos y en el que no había miedo al debate, a uno de poder monopolizado y aquiescencia asustada– fue precisamente lo el ex espía se propuso hacer siguiendo la "fórmula de operaciones de la KGB."

La invención de SORM

El nuevo y flamante presidente ruso comenzó, a principios de los 2000, a revitalizar el proyecto de espionaje SORM del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por el acrónimo ruso) y lo extendió para cubrir el Internet. El FSB, del cual Putin fue el director por dos años antes de su ascenso a primer ministro, era sucesor a la KGB y tenía notable influencia sobre el gobierno del país.

Después de que pasaran algunos días de la reunión en Moscú, el ahora presidente propuso armar, en vez de un sistema autocrático y dictatorial del internet como funciona "La Gran Muralla" del internet en China, un sistema más delicado para espiar abiertamente sobre sus ciudadanos, de manera legal e incluso avalada por los sectores más conservadores de la población.

Generalmente, aclaran los autores, los más tradicionalistas en Rusia, quienes están fuertemente influenciados por la Iglesia Ortodoxa, están convencidos que sin amplia supervisión de la actividad pública por parte del gobierno, "occidente podría traer a Rusia muchos de las perversiones y males que allí abundan: prostitución, homosexualidad, libertinaje sexual y demás".

Entonces, la creación de un sistema de vigilancia social y no una de control directo fue una medida más sensata, dicen los autores, ya que un crackdown total del internet hubiese generado más problemas para Putin que no tenía tanto capital político a principios de su mandato como hoy.

Además, esto lo ayudaba a crear un nuevo servicio de vigilancia financiera diseñado para proporcionarle una visión completa de lo que la élite política y económica rusa estaba haciendo con su dinero y su tiempo. "Como han descrito Clifford Gaddy y Barry Ickes, este conocimiento ha respaldado la capacidad del Kremlin de redistribuir los activos que producen rentas más o menos a voluntad", dicen Soldatov y Borogan. Cuando el poder llama, ya sea para pedir una contribución a un megaproyecto de infraestructura o para sacar a un oligarca de su posición, la mayoría han aprendido a no resistir por temor a los secretos que el Kremlin podría utilizar en su contra.

Al igual que los hábitos de vigilancia llevados desde la KGB hasta su sucesor postsoviético, el FSB, los autores explican que los hábitos de la impotencia silenciosa se transmitieron de los ciudadanos soviéticos a los rusos. Si eso es cierto, y si el nuevo estado de vigilancia ruso está reforzando esos hábitos mentales en ambos lados de la relación entre el Estado y la sociedad, "Rusia no saldrá de esta trampa en el futuro previsible" concluyen los periodistas.

El sistema de hoy

A través de una serie de legislaciones que fueron propagándose durante los años 2000, la Duma Estatal, el congreso nacional de Rusia, fue permitiendo cada vez más intrusión del gobierno en los datos de las compañías de internet.

Las leyes básicamente le permiten al Kremlin obligar a los ISP (proveedores de servicio de internet) nacionales a comprar e instalar las "sondas" utilizadas por el sistema SORM que autoriza al FSB monitorear el tráfico de Internet, incluidas todas las comunicaciones en línea. En este sentido, el SORM se convirtió en un sistema de vigilancia masiva que le permite al Gobierno de Moscú rastrear las actividades en línea de individuos solteros gracias al apoyo de los ISP rusos.

Más aún, los proveedores de internet ruso generalmente trabajan junto con los oficiales del Kremlin para proporcionar la información de sus usuarios. Peter-Service, uno de los proveedores de Internet más grande de Rusia, es un buen ejemplo de esto.

Peter-Service se fundó en 1992 en San Petersburgo como proveedor de soluciones de facturación y pronto se convirtió en el principal proveedor de software para la industria de las telecomunicaciones móviles en el país. Hoy cuenta con más de 1000 empleados en diferentes ubicaciones en Rusia y oficinas en las principales ciudades de Rusia y Ucrania.

Las tecnologías desarrolladas e implementadas por Peter-Service hoy van mucho más allá del proceso de facturación clásico y se extienden a los ámbitos de vigilancia y control. Si bien el cumplimiento de las estrictas leyes de vigilancia es obligatorio en Rusia, en lugar de verse obligado a cumplir, el ISP parece estar buscando activamente oportunidades de asociación y comerciales con el aparato de inteligencia estatal.

Y esto funciona muy bien para el gobierno y para empresas como Peter-Service, que tiene una posición única como socio de vigilancia online. Debido a la notable visibilidad que sus productos brindan a los datos de los suscriptores rusos de operadores móviles, estos se encuentran en una parte clave del sistema para exponen a los valiosos metadatos de los usuarios, incluidos registros de teléfono y mensajes, identificadores de dispositivos, identificadores de red (direcciones IP), información de la torre celular y mucho más. Estos "metadatos enriquecidos" y agregados son de interés para las autoridades rusas, cuyo acceso se convirtió en un componente central de la arquitectura del sistema. Por esta labor, los ejecutivos de los ISP son ampliamente recompensados (no necesariamente con dinero) por el Kremlin.

Rusia online

La supresión de actividad digital hoy es esporádica y, en general, impredecible. La creación de un Kremlin "virtualmente omnisciente" puede tener menos que ver con hacer cumplir el control activo del espacio social, político y económico que con alentar a los rusos en todos los ámbitos de la vida a controlarse y censurarse.

No es simplemente que no hay lugar para que los rusos se escondan. Sin claridad sobre dónde están las "líneas o rayas rojas" para el comportamiento político e incluso económico, no hay forma de protegerse. "No se puede caminar con cuidado por el filo de la navaja cuando ese filo se mantiene oculto a propósito".

Esa, entonces, puede ser la diferencia entre la Rusia de 1999 y la Rusia de 2019. El FSB de Putin siguió el proyecto de vigilancia SORM, tal como lo había hecho la KGB durante décadas antes, y aunque los detalles eran oscuros, el proyecto en sí estaba lejos de ser secreto. Pero cuando Lebedev reprendió a Putin y Lesin hace 16 años, no tenía ninguna razón para creer que estaba cruzando una raya, o incluso que estaba cerca de una raya que podía cruzarse, y por lo tanto, "no había miedo, reticencia ni aquiescencia."

Hoy, el miedo al Kremlin y al FSB se basa en una combinación peligrosa de omnisciencia y oscuridad, lo que da a los rusos la sensación de que su gobierno sabrá cuando hayan cruzado una línea antes de hacerlo. Por eso, concluyen los dos autores expertos en el espionaje ruso, es que Putin podría llegar tener el sistema de espionaje con el que Stalin soñó.

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