F1 | MONZA | La pole más tonta de Leclerc
Ningún gallo tuvo tiempo para hacer una vuelta rápida al final de la Q3 en Monza por intentar coger rebufos. Hamilton, 2º. Buen séptimo puesto de Carlos Sainz.
Jesús Balseiro
As
Duelo al sol en Monza, nueve coches persiguiéndose calculando al milímetro su inicio de vuelta rápida con el rebufo ideal, últimos instantes… ¡y bandera a cuadros! Un accidente de Kimi Raikkonen había retrasado el desenlace y tanto, tanto se vigilaron los gallos en la clasificación del GP de Italia en busca de la aspiración perfecta que ninguno completó vuelta en su segundo intento de la Q3 (la FIA está investigando por si hubiera irregularidades). Sólo uno, Charles Leclerc, estuvo a tiempo de iniciar la suya, pero le daba igual al genio monegasco, su crono anterior ya valía una pole de peso que enciende a los tifosi de la grada, pero que está envenenada: en la carrera sólo vale un resultado para que esa masa enloquecida no invada la pista enfurecida.
Le acompañará en primera línea Lewis Hamilton. Inapetente durante todo el fin de semana, le picó el gusanillo de correr ya con el sábado avanzado y por 39 milésimas no chafó la fiesta de los aficionados y de Louis Camilleri, tan sonriente en el box de Maranello. Le siguen Valtteri Bottas y un indolente Sebastian Vettel, que otra vez falló en lo que nunca solía fallar y empezará la carrera persiguiendo flechas de plata en lugar de aspirando a la victoria. Así es muy difícil remontar el vuelo: su compañero ya lleva cuatro poles, tantas como Lewis o Valtteri, y eso que pudieron ser más si no fuera por los disgustos de Mónaco y Bakú. Sin duda, la de Italia fue la más sencilla.
El único que de hecho completó la Q3 con dos vueltas rápidas fue Carlos Sainz, muy listo para adelantar al pelotón pero sin décimas con las que mejorar posiciones en la tabla: saldrá séptimo, por detrás de los dos Renault pero delante del Red Bull de Albon. El acceso a la ronda final fue relativamente cómodo para el madrileño con un McLaren que cumple cuando no se le esperaba, aunque otras veces haga justo lo contrario. Noveno Lance Stroll, una sorpresa, y décimo el finlandés que besó la pared y destrozó su Alfa Romeo.
No pasó ese corte por dos milésimas el piloto local, Giovianzzi. Tampoco llegaron los Toro Rosso, los Haas, los Williams y los dos pilotos que sufrieron averías en esta clasificación: Sergio Pérez, que se resistía a cambiar el motor de su Racing Point, y… Max Verstappen. Llegó el clásico "pierdo potencia" de la boca de ‘Mad Max’ cuando estrenaba motor en el trazado transalpino. No es oro todo lo que reluce en Honda. El Templo de la Velocidad, la prueba del algodón.
As
Duelo al sol en Monza, nueve coches persiguiéndose calculando al milímetro su inicio de vuelta rápida con el rebufo ideal, últimos instantes… ¡y bandera a cuadros! Un accidente de Kimi Raikkonen había retrasado el desenlace y tanto, tanto se vigilaron los gallos en la clasificación del GP de Italia en busca de la aspiración perfecta que ninguno completó vuelta en su segundo intento de la Q3 (la FIA está investigando por si hubiera irregularidades). Sólo uno, Charles Leclerc, estuvo a tiempo de iniciar la suya, pero le daba igual al genio monegasco, su crono anterior ya valía una pole de peso que enciende a los tifosi de la grada, pero que está envenenada: en la carrera sólo vale un resultado para que esa masa enloquecida no invada la pista enfurecida.
Le acompañará en primera línea Lewis Hamilton. Inapetente durante todo el fin de semana, le picó el gusanillo de correr ya con el sábado avanzado y por 39 milésimas no chafó la fiesta de los aficionados y de Louis Camilleri, tan sonriente en el box de Maranello. Le siguen Valtteri Bottas y un indolente Sebastian Vettel, que otra vez falló en lo que nunca solía fallar y empezará la carrera persiguiendo flechas de plata en lugar de aspirando a la victoria. Así es muy difícil remontar el vuelo: su compañero ya lleva cuatro poles, tantas como Lewis o Valtteri, y eso que pudieron ser más si no fuera por los disgustos de Mónaco y Bakú. Sin duda, la de Italia fue la más sencilla.
El único que de hecho completó la Q3 con dos vueltas rápidas fue Carlos Sainz, muy listo para adelantar al pelotón pero sin décimas con las que mejorar posiciones en la tabla: saldrá séptimo, por detrás de los dos Renault pero delante del Red Bull de Albon. El acceso a la ronda final fue relativamente cómodo para el madrileño con un McLaren que cumple cuando no se le esperaba, aunque otras veces haga justo lo contrario. Noveno Lance Stroll, una sorpresa, y décimo el finlandés que besó la pared y destrozó su Alfa Romeo.
No pasó ese corte por dos milésimas el piloto local, Giovianzzi. Tampoco llegaron los Toro Rosso, los Haas, los Williams y los dos pilotos que sufrieron averías en esta clasificación: Sergio Pérez, que se resistía a cambiar el motor de su Racing Point, y… Max Verstappen. Llegó el clásico "pierdo potencia" de la boca de ‘Mad Max’ cuando estrenaba motor en el trazado transalpino. No es oro todo lo que reluce en Honda. El Templo de la Velocidad, la prueba del algodón.