El inicio del juicio político a Trump justificado y necesario

Luis Fleischman
Infobae
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump rompió el dique de tolerancia de la oposición en el Congreso al revelarse, a través de un denunciante, que mantuvo una conversación con el presidente de Ucrania donde le pidió que investigue el caso que involucra al hijo del ex vicepresidente Joseph Biden, que también es su más probable oponente en las próximas elecciones presidenciales que se han de realizar en noviembre del 2020.


Trump y su abogado personal, el ex alcalde de la ciudad de Nueva York Rudy Giuliani, admitieron que el tema del hijo de Biden se trató con el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky. Esto le bastó a la líder opositora de la Cámara Baja Nancy Pelosi para iniciar un proceso de juicio político al presidente. (Impeachment). El crimen cometido sería haber abusado el poder constitucional otorgado al Ejecutivo en materia de política exterior y relaciones exteriores para avanzar intereses políticos personales.

El accionar de Trump parecería ser consistente con una actitud que el presidente ha desplegado hasta el momento. El 23 de julio pasado Trump se refirió al artículo II de la constitución americana que define los poderes del presidente. Según Trump ese artículo le otorga “el derecho al presidente de hacer lo que se le venga en gana”. Con la excepción quizá de Richard Nixon, quien declaró que lo “que hace el presidente es legal por definición”, ningún presidente estadounidense se refirió al poder presidencial de esta manera. El artículo II aprobado en 1789 y revisado por última vez en 1992 fue creado precisamente con el propósito de limitar el poder del presidente ya que los fundadores de la nación estadounidense y los redactores de la Constitución rechazaban explícitamente el concepto de monarquía.

En realidad, el presidente no debe ni puede estar por encima de la ley.

No hay nada más claro que refleje esta visión de Trump del poder presidencial más que lo que hizo dos días después de haber declarado que él poseía el poder y el derecho para actuar como le parecería. El 24 de julio el investigador especial Robert Muller, quien investigó posibles contactos entre la campaña electoral de Trump en el 2016 y Rusia, testificó frente al Congreso sobre su investigación. Allí es que se confirmó que no había suficiente evidencia para implicar a la campaña de Trump con la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses. Sin embargo, dejó dudas sobre si Trump había obstruido la labor de la justicia en 10 ocasiones. Muller dijo que no tenía suficiente evidencia para inculparlo, pero tampoco la tenía para exonerarlo.

Un día después del testimonio de Muller, Trump mantuvo esta conversación con el presidente ucraniano cometiendo el mismo acto del cual él fue sospechoso por mucho tiempo y que a la vez venía negando desde hace años: el hecho de haber conspirado con un país extranjero (Rusia) con el objeto de interferir en su favor en la elección nacional estadounidense de 2016. O sea, el mensaje de Trump fue, ignorar alevosamente la gravedad de tal acción y procedió a doblar la apuesta y cometer un acto similar que ya fue denunciado como ilegal. Además de eso fue una forma de expresar desdén por la magnitud y gravedad de tal acción y por lo tanto también por la ley misma.

Obviamente más información es necesaria para que el presidente sea destituido. Pero la información existente es suficiente para iniciar el proceso de juicio político.

Es más, el proceso de impeachment debe comenzar porque es un mecanismo de limitación de poder donde el presidente es juzgado por haber violado la ley no por sus políticas o por el fracaso de su gestión general.

Desde el vamos el presidente Trump gobernó con la idea de tener autoridad ilimitada. Así es que generó en su entorno una atmósfera de intimidación donde el solo tener una diferencia de opinión o incluso brillar más lo convertían en víctima pública, insultos y humillaciones por parte del presidente. El presidente también intimidó a congresistas y senadores dentro del Partido Republicano llevando a algunos a no presentarse a elecciones y a la gran mayoría de legisladores republicanos a convertirse en genuflexos. El Partido Republicano se convirtió en el partido de Trump.

El ritmo de rotación de funcionarios en esta administración también indica la intimidante atmósfera. Como ejemplo podemos poner al director de inteligencia nacional quien por ley tiene la obligación de informar al comité de inteligencia del Congreso en caso de una denuncia de violaciones dentro la comunidad de inteligencia si el inspector general de la comunidad de inteligencia así lo recomienda. El director de inteligencia nacional, al recibir la recomendación del inspector general de informar al Congreso sobre la conversación entre Trump y Zelenski, procedió a consultar con la Casa Blanca y con el departamento de justicia que obviamente como era el presidente el centro del tema de la denuncia, le ordenaron no informar al Congreso. ¿Pero por qué el director de inteligencia se sintió más intimidado por el presidente que por la posibilidad de violar la ley? Desde ya esto es grave.

El impeachment debe comenzar porque es una medida legal y constitucional para poner límites al poder acosador del presidente. El impeachment era algo esperado que tarde o temprano le llegaría a Trump dada su visión monárquica y autoritaria del poder ejecutivo. La oposición hizo lo correcto, aunque todavía queda mucho que investigar y mucha evidencia que mostrar.

Lamentablemente el abuso de poder ejecutivo por parte de gobiernos electos es un fenómeno que está sucediendo en todo el mundo. Desde Venezuela, Nicaragua, la Argentina kirchnerista, Turquía, las Filipinas, Hungría, Polonia, y ni que hablar de Rusia. Pero es más inconcebible aún que esto suceda en un país como Estados Unidos, que siempre fue el ejemplo por excelencia de democracia constitucional, división de poderes, de mecanismos de equilibrio, donde la ley y la constitución están por encima de todo. Además de eso es el líder del mundo libre.

Es por eso que el juicio político a Trump no es solo legítimo por lo que ya se sabe, sino también porque es la única forma de iniciar la marcha atrás de un imparable abuso presidencial.

Entradas populares