El indignante caso de un joven negro al que desnudaron y dieron latigazos por robar un chocolate en Brasil
Brasil, BBC
Un joven de 17 años fue filmado mientras estaba desnudo y era azotado con cables de electricidad por guardias de un supermercado que lo descubrieron robando un chocolate.
El incidente ocurrió en un supermercado de Sao Paulo, Brasil, donde la policía abrió una investigación luego de que el caso generara rechazo e ira, pero también fuera aplaudido por algunos en redes sociales.
Un joven de 17 años fue filmado mientras estaba desnudo y era azotado con cables de electricidad por guardias de un supermercado que lo descubrieron robando un chocolate.
El incidente ocurrió en un supermercado de Sao Paulo, Brasil, donde la policía abrió una investigación luego de que el caso generara rechazo e ira, pero también fuera aplaudido por algunos en redes sociales.
El video de 40 segundos ha estado circulando a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería desde principios de esta semana.
Según dijo la víctima a la policía, la sesión de castigo duró mucho más, unos 40 minutos. Aseguró que esta era la tercera vez que era golpeado.
En el video el adolescente afrodescendiente se retuerce mientras un guardia de seguridad lo azota. Sin camisa, con los pantalones bajados y un pañuelo pegado a la boca para amortiguar los gritos, trata de protegerse mientras recibe los golpes.
"Quítate la mano", dicen los dos guardias, antes de golpearlo más fuerte. Uno de ellos se ríe.
Los hombres le piden que les dé la espalda después del golpe. Uno de ellos dice "no, no", mientras el adolescente llora desesperado. "Vas a tener uno más", continúa, "para no tener que matarte, mocoso".
Para el abogado Ariel de Castro Alves, integrante del Consejo Estatal de Derechos Humanos (Condepe) que acompaña el caso, la reacción de parte de los brasileños es espantosa.
"Lo más impactante es el apoyo de parte de la sociedad brasileña a la tortura de quien roba un chocolate. Una buena parte de la sociedad. En los comentarios y mensajes que recibimos, mucha gente dice que fue poco, que merece ser azotado. Que merece la pena de muerte. Y piensan que quien lo hizo merece ser reconocido, no castigado", dice.
En un comunicado, el supermercado Ricoy admite que hubo tortura en su establecimiento y que los empleados subcontratados fueron despedidos.
"Nos sorprendió el contenido de una tortura gratuita y sin sentido a la víctima adolescente Ricoy ya ha proporcionado un trabajador social para hablar con la víctima y la familia. Brindaremos todo el apoyo que necesiten", dice el comunicado.
La justicia ordenó el miércoles el arresto preventivo de los dos guardias de seguridad involucrados en el caso.
"Realidad ordinaria"
El adolescente tiene seis hermanos y, desde la muerte de su padre, cuando él tenía 12 años, duerme en las calles de Sao Paulo sin un lugar fijo.
La madre es alcohólica, según informes del Consejo de Tutela. El joven es un usuario de crack. Actualmente se encuentra en una de las casas de sus hermanos después de buscar a la policía para denunciar a los agresores.
Los casos de abuso en Sao Paulo han sido seguidos durante 23 años por Castro Alves, quien se encuentra en su segundo encargo en Condepe.
Para él, las imágenes de tortura impactan, pero no le sorprenden: "Desafortunadamente, esta es una realidad común. Lo difícil es tener imágenes para demostrarlo", dice.
"Probablemente en este caso, los perpetradores mismos de alguna manera quisieron jactarse y mostrar orgullo por lo que hicieron. Así que lo grabaron", añade.
En un procedimiento normal, los guardias de seguridad de los supermercados tendrían dos opciones: denunciar el caso, considerando robo menor, o llamar a la Policía Militar.
"La forma correcta es creer en las instituciones. El proceso legal debe ser respetado", dice el abogado Castro Alves. "Hay un aumento en la barbarie e incivilidad en la sociedad brasileña, alentado por algunos parlamentarios, gobernadores y por el presidente de la República (Jair Bolsonaro)", critica.
Luego del incidente, hubo una protesta frente al supermercado Ricoy en Vila Joaniza, en el sur de Sao Paulo, donde ocurrió la golpiza.
"Esta situación de extrema violencia y falta de humanidad es una prueba más de cuán profundo es el legado del racismo estructural dejado por la esclavitud en nuestra sociedad", dijeron los organizadores.
"Necesitamos fortalecer la organización y luchar para que escenas como esta dejen de ser tan frecuentes. Ser joven y negro no es un crimen".