El Barça resiste, pero vuelve a perder a Messi
Mientras el argentino estuvo en el campo, el Barça dominó el juego. El Villarreal arrinconó a los blaugrana hasta que salió Ansu Fati. Cazorla puso emoción.
Santi Giménez
As
Superó el Barcelona el set ball que le planteó el Villarreal ganando por 2-1, pero a costa de acabar sufriendo a causa de una nueva lesión de Messi, que se resintió a la media hora de partido y ya no jugo la segunda parte. Mientras estuvo el argentino en el campo, el Barça mantuvo la luz encendida, pero luego el conjunto blaugrana vivió en las tinieblas hasta que apareció Ansu Fati en los instantes finales.
Mientras Messi estuvo a cargo del negocio, las cosas salieron a pedir de boca para un Barça que se sintió dominador de la situación. En la defensa no se pasaban apuros y Junior Firpo acumulaba horas de vuelo para compromisos más trascendentes, en el centro del campo Busquets organizaba a Arthur y Sergi Roberto y delante Griezmann y Suárez se aprovechaban de la tensión que provocaba Messi entre sus defensores.
El Villarreal, demasiado tímido, dejó escapar de salida la baza que al Granada le sirvió hace tres días. El equipo blaugrana tiene una mandíbula de cristal y cuando le achuchan le entran los siete males.
El Barcelona supo mandar de entrada y a los seis minutos, Messi sirvió un córner que Griezmann peinó a la red desde el primer palo. No podía empezar la función mejor para los de Valverde, que estrenaban tridente desde el inicio. Sus dos máximas estrellas celebraron gol a la primera que se asociaron en zona de ataque.
Animados por esta noticia, los blaugrana siguieron dominando e incluso Arthur marcó en un disparo lejano en el que el balón le hizo un extraño a Asenjo, que se quedó sin saber con qué mano rechazarlo. Mientras se lo pensaba, el Barcelona celebraba el segundo.
Un cuarto de hora de partido y todo parecía bajo control, pero llegó entonces el golpe inesperado a la mandíbula de cristal del gigante blaugrana. En esta ocasión, un autogolpe. Messi gambeteó en la banda y fue acosado por tres defensores. Se fue al suelo. Minutos después, le robaron el balón por detrás porque Sergi Roberto no le avisó del peligro a su espalda. En una u otra jugada, Messi se sintió raro y se fue a la banda a recibir un masaje. Y el equipo empezó a temblar.
En el cuarto de hora que quedaba hasta el descanso el equipo de Valverde se deshizo como un azucarillo, el Villarreal vio la brecha y Cazorla, el más listo sobre el campo, le devolvió al equipo local el pelotazo del 2-0 para lograr el primer tanto de los visitantes un minuto antes del descanso. Ter Stegen se volvió a comer el extraño del balón que minutos antes se había comido Asenjo. El Barça pagaba así jugar un cuarto de hora con diez.
Messi ya no salió en la reanudación y Dembélé ocupó su puesto. Salió el francés dispuesto a protagonizar el partido, pero el efecto secundario fue convertir el duelo en una ida y vuelta en la que nadie dominaba el terreno de juego. Griezmann y Suárez pifiaron dos centros de Ousmane y el Villarreal respondió con dos cabalgadas de Chukwueze, que se vio acompañado de Ekambi, que entró por Ontiveros.
Al Barça le faltaba pausa y Valverde quiso ponerla con De Jong, pero ni por esas el Barça gobernaba el partido. Al equipo se le acababa otra vez la gasolina y sólo pedaleaba el holandés junto a Griezmann mientras Suárez desesperaba a la grada que dejaba su sitio a Ansu Fati entre pitos. Este negocio es así de cruel.
El chaval necesitó cinco minutos para entusiasmar al Camp Nou con tres acciones (una que se protestó penalti) para cambiarle la cara al partido y el Barça logró salvar una situación crítica…pero con la duda de ver qué pasa con Messi.
Santi Giménez
As
Superó el Barcelona el set ball que le planteó el Villarreal ganando por 2-1, pero a costa de acabar sufriendo a causa de una nueva lesión de Messi, que se resintió a la media hora de partido y ya no jugo la segunda parte. Mientras estuvo el argentino en el campo, el Barça mantuvo la luz encendida, pero luego el conjunto blaugrana vivió en las tinieblas hasta que apareció Ansu Fati en los instantes finales.
Mientras Messi estuvo a cargo del negocio, las cosas salieron a pedir de boca para un Barça que se sintió dominador de la situación. En la defensa no se pasaban apuros y Junior Firpo acumulaba horas de vuelo para compromisos más trascendentes, en el centro del campo Busquets organizaba a Arthur y Sergi Roberto y delante Griezmann y Suárez se aprovechaban de la tensión que provocaba Messi entre sus defensores.
El Villarreal, demasiado tímido, dejó escapar de salida la baza que al Granada le sirvió hace tres días. El equipo blaugrana tiene una mandíbula de cristal y cuando le achuchan le entran los siete males.
El Barcelona supo mandar de entrada y a los seis minutos, Messi sirvió un córner que Griezmann peinó a la red desde el primer palo. No podía empezar la función mejor para los de Valverde, que estrenaban tridente desde el inicio. Sus dos máximas estrellas celebraron gol a la primera que se asociaron en zona de ataque.
Animados por esta noticia, los blaugrana siguieron dominando e incluso Arthur marcó en un disparo lejano en el que el balón le hizo un extraño a Asenjo, que se quedó sin saber con qué mano rechazarlo. Mientras se lo pensaba, el Barcelona celebraba el segundo.
Un cuarto de hora de partido y todo parecía bajo control, pero llegó entonces el golpe inesperado a la mandíbula de cristal del gigante blaugrana. En esta ocasión, un autogolpe. Messi gambeteó en la banda y fue acosado por tres defensores. Se fue al suelo. Minutos después, le robaron el balón por detrás porque Sergi Roberto no le avisó del peligro a su espalda. En una u otra jugada, Messi se sintió raro y se fue a la banda a recibir un masaje. Y el equipo empezó a temblar.
En el cuarto de hora que quedaba hasta el descanso el equipo de Valverde se deshizo como un azucarillo, el Villarreal vio la brecha y Cazorla, el más listo sobre el campo, le devolvió al equipo local el pelotazo del 2-0 para lograr el primer tanto de los visitantes un minuto antes del descanso. Ter Stegen se volvió a comer el extraño del balón que minutos antes se había comido Asenjo. El Barça pagaba así jugar un cuarto de hora con diez.
Messi ya no salió en la reanudación y Dembélé ocupó su puesto. Salió el francés dispuesto a protagonizar el partido, pero el efecto secundario fue convertir el duelo en una ida y vuelta en la que nadie dominaba el terreno de juego. Griezmann y Suárez pifiaron dos centros de Ousmane y el Villarreal respondió con dos cabalgadas de Chukwueze, que se vio acompañado de Ekambi, que entró por Ontiveros.
Al Barça le faltaba pausa y Valverde quiso ponerla con De Jong, pero ni por esas el Barça gobernaba el partido. Al equipo se le acababa otra vez la gasolina y sólo pedaleaba el holandés junto a Griezmann mientras Suárez desesperaba a la grada que dejaba su sitio a Ansu Fati entre pitos. Este negocio es así de cruel.
El chaval necesitó cinco minutos para entusiasmar al Camp Nou con tres acciones (una que se protestó penalti) para cambiarle la cara al partido y el Barça logró salvar una situación crítica…pero con la duda de ver qué pasa con Messi.