Dura autocrítica del vestuario: "No podemos jugar peor"
Durante el descanso ante el Osasuna, un peso pesado abanderó las críticas hacia el equipo, intentado la reacción de sus compañeros.
Javier Miguel
As
El partido de este sábado ante el Osasuna quedará en el recuerdo para muchos aficionados como el encuentro donde el joven Ansu Fati consiguió el gol más precoz de la Liga en la historia del Barcelona o donde Arthur se estrenó como goleador con la camiseta blaugrana.
Sin embargo, dentro del vestuario estas situaciones se vivieron como meras anécdotas. El resultado final, 2-2, y la pésima mala imagen en la primera parte acabaron por lastrar a todo el equipo. El momento más duro de todo el partido se vivió durante el descanso dentro del vestuario visitante de El Sadar. Los gritos de frustración, golpes y patadas por doquier, lamentos y quejas de los jugadores traspasaron las finas paredes del vestuario. Hubo hasta recriminaciones entre compañeros, pero sin llegar la sangre al río.
"No podemos jugar peor" se escuchó en boca de uno de los pesos pesados, consciente en la pésima imagen que había dado el equipo en los primeros 45 minutos, donde había sido desarbolado por un correoso Osasuna. Una primera parte donde el equipo ni tan siquiera fue capaz de crear una ocasión de gol: de hecho no chutó ni entre los tres palos ni fuera.
Otros jugadores veteranos también pusieron su granito de arena para intentar una reacción ante la desolación y abatimiento general. Cuando entró en escena Ernesto Valverde, apoyado por Jon Aspiazu, para dar las indicaciones de cara a la segunda parte, el equipo ya había empezado a asimilar que si no cambiaba de actitud se iba al traste todo el trabajo realizado durante la semana. El técnico extremeño apeló a la intensidad y el trabajo como única fórmula para darle la vuelta al marcador, llegando a apuntar que no había reconocido al equipo en esta primera parte.
Tras el descanso, el equipo sufrió una evidente transformación y empezó a ser mucho más reconocible. La entrada de Ansu Fati, y sobre todo la de Arthur, aposentaron al equipo, que llegó a remontar el 1-0 inicial. Sin embargo un penalti de Piqué en los últimos minutos acabó por dejar el marcador en tablas.
Al final del partido, más caras largas y cabreo monumental entre los jugadores. Puede que sin el poso amargo de la primera parte, pero con la sensación de que no se están haciendo las cosas bien y que toca espabilar de una vez por todas. En todo caso, y como dijo alguien de la expedición en el viaje de regreso a Barcelona, "con Messi todo cambiará". Y a eso se aferra el vestuario, la afición y el club.
Javier Miguel
As
El partido de este sábado ante el Osasuna quedará en el recuerdo para muchos aficionados como el encuentro donde el joven Ansu Fati consiguió el gol más precoz de la Liga en la historia del Barcelona o donde Arthur se estrenó como goleador con la camiseta blaugrana.
Sin embargo, dentro del vestuario estas situaciones se vivieron como meras anécdotas. El resultado final, 2-2, y la pésima mala imagen en la primera parte acabaron por lastrar a todo el equipo. El momento más duro de todo el partido se vivió durante el descanso dentro del vestuario visitante de El Sadar. Los gritos de frustración, golpes y patadas por doquier, lamentos y quejas de los jugadores traspasaron las finas paredes del vestuario. Hubo hasta recriminaciones entre compañeros, pero sin llegar la sangre al río.
"No podemos jugar peor" se escuchó en boca de uno de los pesos pesados, consciente en la pésima imagen que había dado el equipo en los primeros 45 minutos, donde había sido desarbolado por un correoso Osasuna. Una primera parte donde el equipo ni tan siquiera fue capaz de crear una ocasión de gol: de hecho no chutó ni entre los tres palos ni fuera.
Otros jugadores veteranos también pusieron su granito de arena para intentar una reacción ante la desolación y abatimiento general. Cuando entró en escena Ernesto Valverde, apoyado por Jon Aspiazu, para dar las indicaciones de cara a la segunda parte, el equipo ya había empezado a asimilar que si no cambiaba de actitud se iba al traste todo el trabajo realizado durante la semana. El técnico extremeño apeló a la intensidad y el trabajo como única fórmula para darle la vuelta al marcador, llegando a apuntar que no había reconocido al equipo en esta primera parte.
Tras el descanso, el equipo sufrió una evidente transformación y empezó a ser mucho más reconocible. La entrada de Ansu Fati, y sobre todo la de Arthur, aposentaron al equipo, que llegó a remontar el 1-0 inicial. Sin embargo un penalti de Piqué en los últimos minutos acabó por dejar el marcador en tablas.
Al final del partido, más caras largas y cabreo monumental entre los jugadores. Puede que sin el poso amargo de la primera parte, pero con la sensación de que no se están haciendo las cosas bien y que toca espabilar de una vez por todas. En todo caso, y como dijo alguien de la expedición en el viaje de regreso a Barcelona, "con Messi todo cambiará". Y a eso se aferra el vestuario, la afición y el club.