Así se quitó el 'mono' Vinicius: sesiones extras, vídeos...

Madrid, AS
Contra Osasuna rompieron en un estallido de celebración y en llanto muchas horas de trabajo silencioso de Vinicius (19 años). 234 días y 11 tiros a puerta después, el madridismo volvió a celebrar un gol de Vini, al que se le llenó el rostro de lágrimas tras entrar el balón en el 1-0, una forma tan bonita como efectiva de estrenarse este curso y que recompensó sus clases particulares en Valdebebas.

Porque Vini hace horas extras casi a diario en la ciudad deportiva del Real Madrid. Cuando regresó Zidane empezó por seguir fortaleciéndose tras la lesión sufrida en la vuelta de octavos de Champions ante el Ajax y por ir acoplándose a la banda derecha. Pero en verano cambió de objetivo: en cuanto llegó a Madrid, finalizada la gira (durante la misma no podía porque toda la plantilla se trasladaba en grupo al hotel tras las sesiones), puso el foco en la definición.

Consciente de que en su eclosión de la mano de Solari había sido un jugador imparable hasta que se presentaba ante el gol, se aplicó en buscar métodos para afinar la puntería. En ello le ha ido ayudando Zidane, tanto durante los entrenamientos como después de ellos, en tutorías a nivel individual. En solitario, el brasileño ha recordado sus buenos tiempos desde el fútbol base de su país, en el que era habitual que hiciera goles precedidos de conducciones de vértigo.

De la ansiedad y las críticas, a la felicidad
Por eso Vinicius no entendía qué pasaba, y por eso se ha remangado en este sentido. Lo que más ha estado mirando es su forma de chutar, con especial atención a las superficies de golpeo y a la postura del cuerpo, variando y experimentando en ambos aspectos. Para ello incluso se está apoyando en vídeos. En cada paso que da, además, le acompañan los consejos de Benzema, uno de sus ídolos y compañeros de máxima afinidad.

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Foto de Benzema
Benzema
Real Madrid Delantero Francia
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El derechazo en el 35' este miércoles fue de triple utilidad para Vinicius: puso por delante a su equipo, selló su sequía y recuperó el favor del Bernabéu, que minutos antes le había silbado tímidamente. Así se desquitó el brasileño, que no pudo evitar llorar y que había llegado al encuentro con ansiedad por la falta de acierto y suerte. También por su menor protagonismo y las crecientes críticas, más propias de las dirigidas a un jugador ya consagrado que a un diamante aún por pulir. El atacante las asume con naturalidad porque sabe el club por el que fichó en 2017, pero hace semanas que tomó algo de distancia con las redes sociales para aislarse y redoblar esfuerzos en mejorar. Y de momento ya ha disfrutado de su primer premio, quizá también el más esperado.

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