Asalto nulo entre River y Boca en el primer Superclásico
River empezó mejor, pero Boca fue nivelando y acabó en el área contraria. De Rossi debutó en un Superclásico. En octubre vendrán dos más. Tevez, suplente.
Aritz Gabilondo
As
No hubo heridos, ni físicos ni psicológicos, tras el primer Superclásico de la temporada. River y Boca empataron en un partido trepidante, pero sin lucidez. Los dos conjuntos jugaron sin la intención de hacerse demasiado daño. En apenas un mes hay otra doble ronda de Superclásicos en las semifinales de la Libertadores y ahí sí que saltarán chispas seguro. De hecho, hubo algunos suplentes en ambos equipos, en algunos casos por lesión y en otros por decisión técnica.
River jugó mejor de inicio, pero sin profundidad. El estilo de control de los de Gallardo fue intenso, con mucho centrocampista con buen pie, aunque es cierto que le faltó veneno. Ni Pratto, que ocupó el lugar de Matías Suárez, ni Borré hicieron daño. El partido, sin ser demasiado caliente, se enredó pronto. Hubo interrupciones constantes y eso benefició a Boca.
El esquema de Alfaro, con doble 5 y doble 9, estaba claramente concebido para hacer plomizo el partido. Ganó pesó en ese escenario de De Rossi, que debutó en un Superclásico como si llevara cientos de ellos sobre sus espaldas.
El partido fue cayendo en la anarquía. Boca descuidó la defensa y fue aceptando el ida y vuelta. Las llegadas se sucedieron y de repente el panorama se abrió. River reclamó un penalti por derribo sobre Casco, pero no hubo tiempo para lamentaciones. Ni siquiera los cambios frenaron el ritmo. Al revés.
Entraron delanteros como Matías Suárez, Tevez y Scocco, en un mensaje claro de los dos equipos de ir a por el partido. El Apache lo rozó de tiro libre y Boca terminó claramente mejor. River dio por bueno un empate que le deja a remolque de su gran rival en la tabla, como viene pasando últimamente. La Libertadores será otra cosa.
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No hubo heridos, ni físicos ni psicológicos, tras el primer Superclásico de la temporada. River y Boca empataron en un partido trepidante, pero sin lucidez. Los dos conjuntos jugaron sin la intención de hacerse demasiado daño. En apenas un mes hay otra doble ronda de Superclásicos en las semifinales de la Libertadores y ahí sí que saltarán chispas seguro. De hecho, hubo algunos suplentes en ambos equipos, en algunos casos por lesión y en otros por decisión técnica.
River jugó mejor de inicio, pero sin profundidad. El estilo de control de los de Gallardo fue intenso, con mucho centrocampista con buen pie, aunque es cierto que le faltó veneno. Ni Pratto, que ocupó el lugar de Matías Suárez, ni Borré hicieron daño. El partido, sin ser demasiado caliente, se enredó pronto. Hubo interrupciones constantes y eso benefició a Boca.
El esquema de Alfaro, con doble 5 y doble 9, estaba claramente concebido para hacer plomizo el partido. Ganó pesó en ese escenario de De Rossi, que debutó en un Superclásico como si llevara cientos de ellos sobre sus espaldas.
El partido fue cayendo en la anarquía. Boca descuidó la defensa y fue aceptando el ida y vuelta. Las llegadas se sucedieron y de repente el panorama se abrió. River reclamó un penalti por derribo sobre Casco, pero no hubo tiempo para lamentaciones. Ni siquiera los cambios frenaron el ritmo. Al revés.
Entraron delanteros como Matías Suárez, Tevez y Scocco, en un mensaje claro de los dos equipos de ir a por el partido. El Apache lo rozó de tiro libre y Boca terminó claramente mejor. River dio por bueno un empate que le deja a remolque de su gran rival en la tabla, como viene pasando últimamente. La Libertadores será otra cosa.
