Una tregua en el último feudo rebelde en Siria detiene la matanza de civiles

El régimen y Rusia suspenden los bombardeos en Idlib después de tres meses de ofensiva general

Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
Jerusalén, El País
Las bombas que se han cobrado la vida de 790 civiles en los últimos tres meses han dejado de caer sobre Idlib, el último bastión insurgente en Siria. Los bombardeos aéreos del régimen de Damasco y de sus aliados rusos cesaron en la medianoche del jueves, según confirmó la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Después de ocho años de hostilidades, la batalla final de la guerra había encallado en la provincia nororiental fronteriza con Turquía ante la resistencia de 20.000 insurgentes yihadistas y salafistas. Cada uno de los bandos ha perdido a más de un millar de sus combatientes. Desde abril los enfrentamientos han forzado el desplazamiento de 440.000 personas y han sembrado la destrucción en escuelas y hospitales.


En un gesto poco habitual, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, había ordenado la noche anterior una investigación sobre los ataques a instalaciones humanitarias en Idlib. Diez de los 15 miembros del Consejo de Seguridad –entre ellos Estados Unidos, Francia y Reino Unido– reclamaron una indagación diplomática previa, exenta de veto a pesar de la oposición de Rusia, sobre centros asistenciales amparados por Naciones Unidas. Con más de 500 civiles muertos, el mes de julio ha sido el más sangriento de la ofensiva en la provincia rebelde. La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, había denunciado poco antes la “indiferencia internacional” ante la matanza en Idlib.

Los informadores sobre el terreno del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos precisaron, sin embargo, que tras el inicio de la tregua se habían producido disparos de la artillería del régimen y lanzamientos de cohetes desde posiciones rebeles. Los llamados Cascos Bancos, socorridas desplegados en zonas bajo el control de la oposición, confirmaron también el intercambio de proyectiles en el frente.

La agencia de noticias oficial SANA indicó que el presidente Bachar el Asad acata el alto el fuego con la condición de que los insurrectos se retiren al menos 20 kilómetros de la zona desmilitarizada en torno a Idlib pactada por Rusia, principal aliado de las fuerzas gubernamentales, y Turquía, que respalda a una parte de oposición siria, en septiembre del año pasado. El cese de hostilidades coincide con una ronda de negociaciones en Kazajistán en la que participan representantes rebeldes encuadrados por Ankara, que el viernes concluyó sin avances.

Las milicias insurgentes de Tahrir al Sham (antiguo Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda) se hicieron con el control de casi toda la provincia a finales de abril, a pesar de la presencia de tropas de Turquía en una docena de puestos militares de observación. La mayoría de los rebeldes atrincherados en Idlib son veteranos, curtidos en más de ochos años de combates, que fueron evacuados desde otras provincias tras sucesivas capitulaciones pactadas con el régimen.

Tahrir al Sham cuenta con un arsenal de cohetes antitanques con el que han logrado frenar el avance de los blindados del régimen. Sus milicianos también han lanzado contraataques en la vecina provincia costera de Lataquia, feudo y cuna del régimen de El Asad, en la que Rusia ha establecido sus únicas bases aeronavales en el Mediterráneo.

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