Un River imparable aplastó a Racing en Avellaneda
El Millonario mostró toda su jerarquía ante un rival que no tuvo reacción. Fue 6-1 en el Cilindro y un gran envión anímico para los de Gallardo.
Nicolás Mirelman
As
Después de dos semanas de descanso y en vísperas de una nueva serie de Copa Libertadores ante Cerro Porteño, River debía afrontar un duro clásico ante Racing en Avellaneda. Y en la casa del último campeón, el equipo de Marcelo Gallardo pisó fuerte y se llevó tres valiosos puntos con una goleada aplastante.
Ya desde el arranque el Millonario mostró sus intenciones de pararse en campo rival, administrar la pelota y presionar para anular el circuito de juego de los dueños de casa. Sin embargo, en el primer acercamiento, La Academia encontró la ventaja: Gonzalo Montiel falló en una salida, Alexis Soto aprovechó y, en complicidad con Lisandro López que se abrió de piernas, asistió a Augusto Solari, quien con el control se deshizo de su marca y definió al primer palo de Franco Armani.
Lejos de desesperarse al encontrarse tan pronto en desventaja, los del Muñeco asimilaron el golpe con tranquilidad y no modificaron su propuesta. Con posesión, paciencia y profundidad, continuaron generando situaciones que evidenciaban que el empate podría llegar en cualquier momento.
Así fue como, en una ráfaga de contundencia, la visita no sólo revirtió el resultado sino que sacó una diferencia de dos tantos. La lucidez de Exequiel Palacios para romper líneas le permitió primero a Rafael Borré quedar mano a mano y marcar el 1-1. En la siguiente acción, el tucumano también dejó frente a Gabriel Arias a Matías Suárez, pero el cordobés no fue egoísta y volvió a cederle el balón a su compañero de delantera, que lo tocó al arco vacío.
Esos minutos de desconcierto le costaron tan caro al conjunto dirigido por Eduardo Coudet que, antes de que pudieran levantarse de los dos primeros goles, Nicolás De La Cruz repitió la fórmula con Suárez. Un pase filtrado entre la defensa, un disparo cruzado del ex Belgrano y otro grito riverplatense antes del descanso.
En el complemento, el partido terminó de quedar sentenciado cuando Leonardo Sigali cruzó con vehemencia a Suárez cuando se escapaba en otro contragolpe y fue expulsado por el árbitro Patricio Loustau. A partir de allí, ya no hubo equivalencias.
Después de una falla en la salida dentro de su área, Iván Pillud sujetó a Ignacio Fernández y, de penal, Nacho marcó el cuarto y le empezó a dar forma a la goleada. Todavía quedaba media hora de juego y la diferencia ya era abrumadora.
Hubo tiempo para que ingresen Ignacio Scocco, Lucas Pratto y Bruno Zuculini y el entrenador del Millonario cuide a algunos de sus futbolistas pensando en el duelo copero de entresemana. Aún así, llegarían más goles.
Una buena combinación entre Milton Casco y Pratto que culminó con un zurdazo a la red de De La Cruz y luego un cabezazo de Scocco tras un preciso centro del uruguayo le dieron cifras definitivas a un encuentro en el que la distancia entre el campeón de América y el del fútbol argentino quedó en evidencia.
La voracidad de River se detuvo después del sexto tanto y el resultado final es un envión anímico con vistas a los desafíos que se vienen. En el Cilindro, hubo un solo equipo en cancha.
Nicolás Mirelman
As
Después de dos semanas de descanso y en vísperas de una nueva serie de Copa Libertadores ante Cerro Porteño, River debía afrontar un duro clásico ante Racing en Avellaneda. Y en la casa del último campeón, el equipo de Marcelo Gallardo pisó fuerte y se llevó tres valiosos puntos con una goleada aplastante.
Ya desde el arranque el Millonario mostró sus intenciones de pararse en campo rival, administrar la pelota y presionar para anular el circuito de juego de los dueños de casa. Sin embargo, en el primer acercamiento, La Academia encontró la ventaja: Gonzalo Montiel falló en una salida, Alexis Soto aprovechó y, en complicidad con Lisandro López que se abrió de piernas, asistió a Augusto Solari, quien con el control se deshizo de su marca y definió al primer palo de Franco Armani.
Lejos de desesperarse al encontrarse tan pronto en desventaja, los del Muñeco asimilaron el golpe con tranquilidad y no modificaron su propuesta. Con posesión, paciencia y profundidad, continuaron generando situaciones que evidenciaban que el empate podría llegar en cualquier momento.
Así fue como, en una ráfaga de contundencia, la visita no sólo revirtió el resultado sino que sacó una diferencia de dos tantos. La lucidez de Exequiel Palacios para romper líneas le permitió primero a Rafael Borré quedar mano a mano y marcar el 1-1. En la siguiente acción, el tucumano también dejó frente a Gabriel Arias a Matías Suárez, pero el cordobés no fue egoísta y volvió a cederle el balón a su compañero de delantera, que lo tocó al arco vacío.
Esos minutos de desconcierto le costaron tan caro al conjunto dirigido por Eduardo Coudet que, antes de que pudieran levantarse de los dos primeros goles, Nicolás De La Cruz repitió la fórmula con Suárez. Un pase filtrado entre la defensa, un disparo cruzado del ex Belgrano y otro grito riverplatense antes del descanso.
En el complemento, el partido terminó de quedar sentenciado cuando Leonardo Sigali cruzó con vehemencia a Suárez cuando se escapaba en otro contragolpe y fue expulsado por el árbitro Patricio Loustau. A partir de allí, ya no hubo equivalencias.
Después de una falla en la salida dentro de su área, Iván Pillud sujetó a Ignacio Fernández y, de penal, Nacho marcó el cuarto y le empezó a dar forma a la goleada. Todavía quedaba media hora de juego y la diferencia ya era abrumadora.
Hubo tiempo para que ingresen Ignacio Scocco, Lucas Pratto y Bruno Zuculini y el entrenador del Millonario cuide a algunos de sus futbolistas pensando en el duelo copero de entresemana. Aún así, llegarían más goles.
Una buena combinación entre Milton Casco y Pratto que culminó con un zurdazo a la red de De La Cruz y luego un cabezazo de Scocco tras un preciso centro del uruguayo le dieron cifras definitivas a un encuentro en el que la distancia entre el campeón de América y el del fútbol argentino quedó en evidencia.
La voracidad de River se detuvo después del sexto tanto y el resultado final es un envión anímico con vistas a los desafíos que se vienen. En el Cilindro, hubo un solo equipo en cancha.