Raheem Sterling: el éxito silencioso del Manchester City
El Manchester City de Pep Guardiola es, probablemente, el equipo más regular de la Premier League en los últimos años y uno de los favoritos a coronarse campeón la próxima temporada en Inglaterra.
Esteban Gómez
As
El conjunto de la zona azul de Manchester ha demostrado con creces saber lograr el éxito de diferentes formas, desde caminos diferenciados. Si en la campaña 2017/18 firmó un monólogo rotundo, la pasada temporada fue capaz de ganar el título rozando los 100 puntos en una épica batalla contra el Liverpool. Dos guiones diferentes con mismo desenlace. Un equipo poderoso a nivel deportivo y económico que ha conseguido consagrarse en las islas británicas y que está ensalzando (una vez más en términos ligueros) a la figura de Pep Guardiola.
Varias son las estrellas que surgen casi de forma automática a la hora de analizar al Manchester City, pero en la sombra, en un foco mediático menor al que quizás merecen sus espectaculares cifras goleadoras y deportivas, existe un futbolista que se ha convertido en pieza vital para el técnico de Sampedor.
Se trata del inglés Raheem Sterling, quien este verano, esta pretemporada, vuelve a ser uno de los faros que guían al conjunto Citizen en materia ofensiva. Sus cifras son incontestables, y su rendimiento pronto le han convertido en otro de los habituales de las listas internacionales del seleccionador inglés, Gareth Southgate. Un éxito silenciado por el enorme escaparate al que se expone la plantilla, donde destacan nombres como Sergio Agüero, Bernardo Silva, Kevin De Bruyne o David Silva. Sin embargo, parece que el nombre de Sterling cuesta algo más de que vea la luz.
Sus últimos cursos deportivos están a la altura de muy pocos en el territorio insular británico, tanto en Premier League como en Champions League, y ha conseguido adaptarse a la perfección al estilo y esquema de Pep Guardiola en el Manchester City. Una de las mayores explosiones desde que el entrenador catalán llegó a las islas.
Su juego desde el exterior apurando línea de fondo ya es uno de los mayores peligros que ofrece este equipo, pero su polivalencia efectiva, y rentable, aporta más allá, convirtiéndose en una de las máximas amenazas deportivas del equipo. Con un olfato goleador del que ya dio señales de vida en sus primeros pasos como jugador del Liverpool ahora, en Manchester, ha acabado de pulir para convertirse en el futbolista eléctrico, dinámico, con recursos técnicos en espacios cortos y con una notable cantidad de goles por temporada que brilla en la ciudad del grupo Oasis.
Pep Guardiola lo sabe y le ha convertido en protagonista casi omnipresente en la dinámica de los Sky Blues para ofrecer soluciones siempre que es necesario. Cuando el equipo precisa hacer frente a un marcador adverso aparece con goles. Cuando el equipo precisa de una marcha más, aparece Raheem con su personalidad. Y todo ello con su verticalidad habitual, en un estilo de juego marcado bajo el estricto guión del toque, de la posesión. Un futbolista que tiene el desequilibrio eléctrico como virtud dentro de un equipo cuya rutina es la de calmar el balón, el de crear espacios naciendo de la paciencia del toque. La mezcla perfecta que le ha convertido en un comodín total y absoluto. Y, evidentemente, en uno de los grandes ídolos de una grada del Etihad Stadium que vive años históricos en territorio doméstico.
Raheem Sterling es uno de los mejores futbolistas ingleses del momento. Sólo la imponente figura de Harry Kane parece privarle del primer puesto en este particular ránking futbolístico que a nivel popular gestionan las voces expertas en el lugar. Pero todo acaba ocurriendo con el mismo acento. Ya sea a nivel de clubes como de selecciones, Sterling parece sobrevivir en el segundo plano, en la sombra, tras otras estrellas que parecen hacer más ruido, más eco, pero pocos son realmente los que consiguen igualar su rendimiento. Mucho menos superarle.
Esteban Gómez
As
El conjunto de la zona azul de Manchester ha demostrado con creces saber lograr el éxito de diferentes formas, desde caminos diferenciados. Si en la campaña 2017/18 firmó un monólogo rotundo, la pasada temporada fue capaz de ganar el título rozando los 100 puntos en una épica batalla contra el Liverpool. Dos guiones diferentes con mismo desenlace. Un equipo poderoso a nivel deportivo y económico que ha conseguido consagrarse en las islas británicas y que está ensalzando (una vez más en términos ligueros) a la figura de Pep Guardiola.
Varias son las estrellas que surgen casi de forma automática a la hora de analizar al Manchester City, pero en la sombra, en un foco mediático menor al que quizás merecen sus espectaculares cifras goleadoras y deportivas, existe un futbolista que se ha convertido en pieza vital para el técnico de Sampedor.
Se trata del inglés Raheem Sterling, quien este verano, esta pretemporada, vuelve a ser uno de los faros que guían al conjunto Citizen en materia ofensiva. Sus cifras son incontestables, y su rendimiento pronto le han convertido en otro de los habituales de las listas internacionales del seleccionador inglés, Gareth Southgate. Un éxito silenciado por el enorme escaparate al que se expone la plantilla, donde destacan nombres como Sergio Agüero, Bernardo Silva, Kevin De Bruyne o David Silva. Sin embargo, parece que el nombre de Sterling cuesta algo más de que vea la luz.
Sus últimos cursos deportivos están a la altura de muy pocos en el territorio insular británico, tanto en Premier League como en Champions League, y ha conseguido adaptarse a la perfección al estilo y esquema de Pep Guardiola en el Manchester City. Una de las mayores explosiones desde que el entrenador catalán llegó a las islas.
Su juego desde el exterior apurando línea de fondo ya es uno de los mayores peligros que ofrece este equipo, pero su polivalencia efectiva, y rentable, aporta más allá, convirtiéndose en una de las máximas amenazas deportivas del equipo. Con un olfato goleador del que ya dio señales de vida en sus primeros pasos como jugador del Liverpool ahora, en Manchester, ha acabado de pulir para convertirse en el futbolista eléctrico, dinámico, con recursos técnicos en espacios cortos y con una notable cantidad de goles por temporada que brilla en la ciudad del grupo Oasis.
Pep Guardiola lo sabe y le ha convertido en protagonista casi omnipresente en la dinámica de los Sky Blues para ofrecer soluciones siempre que es necesario. Cuando el equipo precisa hacer frente a un marcador adverso aparece con goles. Cuando el equipo precisa de una marcha más, aparece Raheem con su personalidad. Y todo ello con su verticalidad habitual, en un estilo de juego marcado bajo el estricto guión del toque, de la posesión. Un futbolista que tiene el desequilibrio eléctrico como virtud dentro de un equipo cuya rutina es la de calmar el balón, el de crear espacios naciendo de la paciencia del toque. La mezcla perfecta que le ha convertido en un comodín total y absoluto. Y, evidentemente, en uno de los grandes ídolos de una grada del Etihad Stadium que vive años históricos en territorio doméstico.
Raheem Sterling es uno de los mejores futbolistas ingleses del momento. Sólo la imponente figura de Harry Kane parece privarle del primer puesto en este particular ránking futbolístico que a nivel popular gestionan las voces expertas en el lugar. Pero todo acaba ocurriendo con el mismo acento. Ya sea a nivel de clubes como de selecciones, Sterling parece sobrevivir en el segundo plano, en la sombra, tras otras estrellas que parecen hacer más ruido, más eco, pero pocos son realmente los que consiguen igualar su rendimiento. Mucho menos superarle.