Perros como arma de protección frente a virus letales para los humanos

Los canes no manifiestan enfermedades como el ébola, pero su cuerpo sí desarrolla una respuesta inmune. Una investigación propone usar sus muestras de sangre para prevenir brotes

Patricia Peiró
Madrid, El País
Los perros pueden ser los centinelas de algunas de las enfermedades más letales para el ser humano. El brote de ébola más mortífero se vivió entre 2014 y 2016 en África Occidental. Más de 11.000 personas perecieron en Guinea Conakry, Sierra Leona, Liberia y Senegal como consecuencia de esta dolencia que acaba con la vida del 50% de los pacientes. Solo en esos años murieron más personas por esta causa que en todas las epidemias anteriores. Los canes siguieron campando a sus anchas en este escenario de desolación, inmunes ante ese virus que estaba causando estragos entre los humanos.


Está comprobado que los perros no desarrollan esta enfermedad ni otras semejantes, como el virus de Lassa, pero un reciente estudio de la Universidad de Hawai publicado en la revista científica PLOS aporta pruebas de que su organismo sí produce anticuerpos. Un grupo de investigadores pretende demostrar que con las muestras de sangre extraídas a los perros en determinadas zonas en riesgo es posible tener más información sobre la presencia de estos virus. Y, por tanto, contar con más armas para su prevención. "Nuestros datos sugieren que la sangre del perro puede ayudarnos a identificar regiones donde el virus del ébola (y otros similares) pueden estar presentes. Comprender la prevalencia nos ayuda a estar mejor preparados y saber dónde se van a producir los próximos brotes", explica el investigador principal, Axel Leher.

El equipo del profesor Leher recogió muestras en Liberia de 64 animales de al menos cuatro años, es decir, que ya vivían cuando se declaró el anterior brote. Todos ellos pertenecían a comunidades en Monrovia, la capital, o sus alrededores. Este estudio resalta que no se ha analizado lo suficiente a los animales que pueden ser causantes de su transmisión y tampoco el papel que los domésticos pueden tener en su prevención. Se considera que los huéspedes naturales son los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae y que estos son los que se la contagian a las personas, que después se la transmiten por el contacto de fluidos o materiales contaminados. La razón por la que los canes pueden ser unos estupendos centinelas es que están tan sumamente expuestos a este virus por su contacto directo con el ser humano y mientras buscan alimento que generan grandes dosis de anticuerpos incluso cuando la infección está bajo mínimos. Esta investigación muestra que existen comunidades en las que el 100% de los perros analizados habían desarrollado una respuesta inmune a estas infecciones.

La razón por la que los canes pueden ser unos estupendos centinelas es que están tan sumamente expuestos a este virus que generan grandes dosis de anticuerpos incluso cuando la infección está bajo mínimos

Hay dos motivos principales por los que este proyecto abre una nueva vía a la prevención de enfermedades como el ébola. Primero porque tomar muestras de los perros resulta mucho más sencillo en muchas de las comunidades afectadas por este virus. Todavía hay creencias y mitos muy arraigados entre parte de la población local que les hacen reticentes a la extracción de sangre. Algunos piensan que les roban parte de su vida, y otros que pueden utilizarla para traficar con ella. "En ciertas áreas del mundo, particularmente África, debido a creencias culturales, es más difícil recolectar este fluido y otras muestras clínicas que requieren procedimientos más invasivos", especifica Leher. Los perros no tienen tantas reticencias a ceder sus muestras.

Por otro lado, la técnica utilizada para detectar anticuerpos en la sangre de los animales es mucho más barata y requiere de equipamiento más básico que el mecanismo para diagnosticar a una persona. Normalmente el sistema que se sigue cuando ya ha estallado el brote es analizar la presencia de determinadas proteínas en el cuerpo de los posibles infectados, algo más costoso y complejo.

Leher advierte de que esta investigación "es solo el comienzo de un trabajo más sistemático que debería analizar la evidencia de posibles infecciones en animales domésticos y otros salvajes que vivan cerca de los humanos".

El 1 de agosto de 2018 se declaró la que ya es oficialmente la segunda peor epidemia de ébola. Comenzó en República Democrática del Congo, una de las zonas más violentas del planeta que suma 20 años en guerra. La falta de infraestructuras y materiales, unido a la desconfianza de las comunidades locales en la medicina moderna, hace que este brote sea especialmente complejo. Muchos de los países que sufrieron con mayor virulencia la anterior epidemia han tratado de hacer los deberes y reforzarse ante la llegada de otra, pero aún quedan muchas asignaturas pendientes.

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