Hazard y nada más

El belga marcó su primer gol con el Madrid. Zidane sorprendió con tres centrales. El equipo se desequilibró cuando Casemiro se fue del campo.

Marco Ruiz
As
No estaba Zidane para bromas antes del partido. Y no le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones. Sólo se llevó a 20 a Salzburgo. Dejó claras sus intenciones con Bale, James y Mariano y mandó a Rodrygo y Kubo (ambos con 18 años) al Castilla para que los foguera Raúl. Pero tenía el técnico un conejo guardado en la chistera. Algo con lo que pocos contaban. Un giro táctico a los tres centrales con lo que consiguió al menos y a duras penas mantener la puerta a cero después de seis partidos.


El 3-5-2 dejó muy buenas sensaciones. Un mérito que hay que atribuir a Zidane. Tenía ganas de implantarlo desde hace mucho tiempo. Es un sistema que estuvo muy de moda en el Calcio que él jugó cuando estaba en la Juve. En el Madrid hizo tres pruebas en la 16-17 y ninguna funcionó: en Sevilla perdió 2-1, en Vigo falló en su intento de remontar en la Copa y en Pamplona tuvo que rectificar al descanso. Pero ahora parece haber dado en la tecla. La conexión Benzema-Hazard se vio claramente favorecida, el belga se mostró más a gusto en el campo, indetectable en sus movimientos entre líneas, y el equipo mejor posicionado para hacer la primera presión. Un esbozo del Madrid que puede venir… hay brotes verdes.

El nuevo sistema fue un notición no sólo para Hazard. También para Marcelo, tan revoltoso en ataque como desordenado en defensa. Esconde carencias y resalta virtudes. Pero aparte del dibujo hay un hombre que ha cambiado definitivamente la cara del equipo y del juego. Es Casemiro. A día de hoy es imprescindible para mantener el equilibrio de un equipo con tanta vocación ofensiva.

El primer zarpazo de Hazard llegó en una jugada relámpago. Medio gol fue de Courtois. Inteligentísimo, atrapó en el aire un balón centrado desde el córner y la puso en juego lo más rápido que pudo. A Benzema le bastó levantar la cabeza y ponerla en largo con el exterior de su pie. Hazard, que partió desde su propio campo, evitando así el fuera de juego, hizo el resto. Se perfiló con tres toques y lanzó su latigazo, imparable. Fuera fantasmas. Se quitó tres kilos de encima de un plumazo. Huele a que puede ser su campaña más anotadora si termina jugando como segundo punta.

Tuvo Hazard una más antes del descanso. Otra vez Benzema le habilitó con un pase inteligente. La finta del belga da buena muestra de su mejor cualidad. Su salida, centro de gravedad tan bajo, es explosiva. Equivalente a la de Agüero. Esta vez Stankovic sacó una mano prodigiosa.

Hay cosas que apuntalar si el sistema se mantiene. Lógico. Sobre todo en el centro del campo, donde hubo ciertos desajustes en el posicionamiento de Kroos, Casemiro e Isco. Uno de ellos provocó la mejor ocasión del Salzburgo, desperdiciada por Minamino a puerta vacía.

El descanso supuso una pequeña revolución en el partido. El Salzburgo, ya inmerso de pleno en su liga (dos victorias en dos jornadas) introdujo seis cambios y Zidane sustituyó a Casemiro y Militao (casi recién llegados) por Nacho y Fede Valverde. Y el Salzburgo aprovechó el revuelo para crear dos ocasiones, una de ellas clarísima. Pero a Daka se le apagaron las luces y tiró alto de lejos cuando era un dos contra uno (y el uno era Courtois). Sin red de seguridad (sin Casmeiro), el Madrid no es el mismo. Da igual el sistema.

Para entonces Jovic ya había entrado por Hazard. El serbio tenía por delante media hora para empezar a estar en la cabeza del aficionado. La tuvo en el 83'. Agua. El Madrid se fue desdibujando más y más hasta que, al final del partido, dejó la sensación de ser un equipo vulnerable y sin chispa… Sólo hubo brotes verdes con Hazard.

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