Cayó el secuestrador del puente de Río-Niterói al ser alcanzado por un francotirador de la Policía de élite
El agente especial brasileño estaba camuflado acostado sobre el techo de un camión de bomberos. El criminal murió tras más de tres horas de negociaciones infructuosas para que se entregue
Infobae
A las 09.02, cuando la toma de rehenes llevaba más de tres horas, el secuestrador se bajó del ómnibus y un francotirador le disparó. En total se escucharon seis tiros. Minutos después, confirmaron su muerte.
Hacía aproximadamente una hora que los especialistas del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Río de Janeiro estaban apostados alrededor del ómnibus, esperando. La prioridad era conseguir que el secuestrador se entregue. Cuando se vio que eso no iba a suceder, el tirador aguardó el momento indicado para disparar. Hasta que ese instante llegó, y no falló.
El secuestrador se había subido al vehículo antes de las 6.00 del martes. Tenía bidones de gasolina y amenazaba con prender fuego todo. Lo primero que hizo fue ordenarle al conductor que lo cruce entre los dos carriles centrales del puente Río-Niterói, para obstruir el paso de los autos.
Los agentes estuvieron horas tratando de lograr la entrega del secuestrador, que antes de ser abatido liberó a cuatro mujeres y a dos hombres. Las autoridades confirmaron que originalmente eran 37 los rehenes, y quedaban 31 cuando se produjo el desenlace.
El Puente Presidente Costa e Silva, popularmente conocido como Puente Río-Niterói, cruza la bahía de Guanabara, en el estado de Río de Janeiro. Con una extensión de 13 kilómetros, es el más largo de América Latina.
No se conoce la motivación ni la identidad del secuestrador, que además de la gasolina estaba armado con un revólver y una pistola paralizante. Los policías creen que se trató de un acto premeditado. El puente quedó bloqueado en ambos sentidos de circulación.
La primera rehén fue liberada a las 6.19 hora local (09.19 GMT). A las 6.31 se mostró el secuestrador por primera vez. Estaba vestido con una remera blanca y tenía el rostro cubierto. En ese momento arrojó un objeto en llamas a través de la ventana.
Siete minutos más tarde liberó a la segunda pasajera, e instantes después a la tercera. A las 6.53 arribaron al lugar los negociadores del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Río de Janeiro.
A las 7.04 a.m. liberó a otro de los rehenes, un hombre. Luego dejaría ir a la quinta rehén.
A esa altura, la policía ya lo tenía rodeado. Francotiradores se posicionaron sobre el techo de un camión de bomberos y tenían en la mira al secuestrador.
Pasadas las 8.00 se vivió un momento de extrema confusión. Un hombre vestido de blanco salió del ómnibus y la prensa local lo confundió con el secuestrador por el color de su ropa. Sin embargo, era el sexto rehén en ser liberado.
A más de tres horas de comenzada la toma de rehenes, continuaban las negociaciones para conseguir la entrega del criminal. Aparentemente, no estaba haciendo ninguna demanda concreta a sus interlocutores.
A las 9.02 se escucharon disparos en el puente Río-Niterói e inmediatamente después los policías comenzaron a celebrar. Minutos más tarde se confirmó que el criminal había sido abatido y que las 31 personas que mantenía como rehenes estaban fuera de peligro.
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A las 09.02, cuando la toma de rehenes llevaba más de tres horas, el secuestrador se bajó del ómnibus y un francotirador le disparó. En total se escucharon seis tiros. Minutos después, confirmaron su muerte.
Hacía aproximadamente una hora que los especialistas del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Río de Janeiro estaban apostados alrededor del ómnibus, esperando. La prioridad era conseguir que el secuestrador se entregue. Cuando se vio que eso no iba a suceder, el tirador aguardó el momento indicado para disparar. Hasta que ese instante llegó, y no falló.
El secuestrador se había subido al vehículo antes de las 6.00 del martes. Tenía bidones de gasolina y amenazaba con prender fuego todo. Lo primero que hizo fue ordenarle al conductor que lo cruce entre los dos carriles centrales del puente Río-Niterói, para obstruir el paso de los autos.
Los agentes estuvieron horas tratando de lograr la entrega del secuestrador, que antes de ser abatido liberó a cuatro mujeres y a dos hombres. Las autoridades confirmaron que originalmente eran 37 los rehenes, y quedaban 31 cuando se produjo el desenlace.
El Puente Presidente Costa e Silva, popularmente conocido como Puente Río-Niterói, cruza la bahía de Guanabara, en el estado de Río de Janeiro. Con una extensión de 13 kilómetros, es el más largo de América Latina.
No se conoce la motivación ni la identidad del secuestrador, que además de la gasolina estaba armado con un revólver y una pistola paralizante. Los policías creen que se trató de un acto premeditado. El puente quedó bloqueado en ambos sentidos de circulación.
La primera rehén fue liberada a las 6.19 hora local (09.19 GMT). A las 6.31 se mostró el secuestrador por primera vez. Estaba vestido con una remera blanca y tenía el rostro cubierto. En ese momento arrojó un objeto en llamas a través de la ventana.
Siete minutos más tarde liberó a la segunda pasajera, e instantes después a la tercera. A las 6.53 arribaron al lugar los negociadores del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Río de Janeiro.
A las 7.04 a.m. liberó a otro de los rehenes, un hombre. Luego dejaría ir a la quinta rehén.
A esa altura, la policía ya lo tenía rodeado. Francotiradores se posicionaron sobre el techo de un camión de bomberos y tenían en la mira al secuestrador.
Pasadas las 8.00 se vivió un momento de extrema confusión. Un hombre vestido de blanco salió del ómnibus y la prensa local lo confundió con el secuestrador por el color de su ropa. Sin embargo, era el sexto rehén en ser liberado.
A más de tres horas de comenzada la toma de rehenes, continuaban las negociaciones para conseguir la entrega del criminal. Aparentemente, no estaba haciendo ninguna demanda concreta a sus interlocutores.
A las 9.02 se escucharon disparos en el puente Río-Niterói e inmediatamente después los policías comenzaron a celebrar. Minutos más tarde se confirmó que el criminal había sido abatido y que las 31 personas que mantenía como rehenes estaban fuera de peligro.