Ansu Fati evita la tragedia
El delantero de 16 años rescata a un Barça pésimo, que remonta el gol de Roberto Torres para luego perder el control y dejarse empatar ante un gran Osasuna.
Santi Giménez
As
Ansu Fati rescató al Barça de un naufragio en toda regla en El Sadar evitando una nueva derrota del Barça, que acabó sacando un punto (2-2), pero dando unas sensaciones horribles a nivel de juego, intensidad y concentración. El Barça hizo lo más difícil y remontó el tanto inicial de los locales, pero cuando lo tenía todo a favor, el ímpetu de los navarros igualó el partido con toda justicia.
Se pude jugar peor a fútbol de cómo lo hizo el Barcelona en la primera parte, pero hay que ponerle ganas. Un Barça intolerablemente apático se vio superado de salida por la intensidad de un Osasuna que se merendó con patatas al mismo equipo que hace una semana aplastó al Betis, lo que no deja de ser una pésima noticia para el equipo andaluz.
Todo el mundo sabía el tipo de partido que le esperaba al Barça en El Sadar: un calco de lo que vivió en San Mamés y que fue incapaz de conjurar. Pues quince días después la cosa fue a peor. A mucho peor.
No conquistó el Barcelona en la primera parte ni un balón dividido, no logró realizar ni una circulación con criterio, los jugadores chocaban entre ellos como figurantes de una película de Stan Laurel y Oliver Hardy y los de Valverde dieron un amplio recital de cientos de maneras de perder la pelota ridículamente. Ante este panorama, a Osasuna le bastó con las piernas de unos jugadores comprometidos y el aliento de una grada incondicional para llevar el partido a su terreno y dominar desde el inicio.
Las imprecisiones en defensa acabaron pasando factura a los seis minutos cuando Brandon se deshizo en la banda de Jordi Alba como el que se va de un niño chico para centrar al centro del área donde Roberto Torres, más solo que la una, fusilaba a Ter Stegen.
Ni el gol en contra hizo reaccionar a un Barça lamentable del primero al último de sus futbolistas. Atrás Semedo era un flan, en el medio, Busquets no dominaba el juego y De Jong fracasaba de nuevo al lado de un Sergi Roberto espeluznante. Delante, algún fogonazo de Carles Pérez y la intención de Rafinha, que no acababa nada. Sin noticias de Griezmann, por cierto, como si no hubiera salido a jugar.
Acabó la primera parte con un 1-0 que era la mejor noticia para el Barça. Daba la sensación que ante el naufragio blaugrana, Osasuna podía haber sacado más tajada. Si llegan a apretar el acelerador desnudaban a un Barcelona al que le quedaba toda la segunda parte para corregir uno de sus mayores ridículos en mucho tiempo.
Antes de llegar al final del primer tiempo, Arthur y Ansu Fati ya calentaban en la banda. Era urgente cambiar las cosas. El chaval de 16 años salió en el descanso en lugar del terrible Semedo, con lo que Sergi Roberto regresaba al lateral derecho y a los cinco minutos dejó claro que está tocado por una varita mágica. Un remate de cabeza propio de delantero centro académico a centro de Carles Pérez valía el empate. Casi ni lo celebró. Se le leyeron los labios diciendo "no puede ser".
Valverde dio entonces entrada a Arthur en el lugar de Rafinha para empezar a dominar el partido de una vez, y la apuesta le funcionó, porque a los diez minutos de ingresar en el campo marcó su primer gol como blaugrana con un buen disparo.
Con el 1-2, Osasuna no se rindió y volvió a subir la intensidad empujado por la grada, pero Ter Stegen apareció para evitar el empate a un chut de Villar, pero nada pudo hacer ante el penalti claro de Piqué por manos que convirtió Roberto Torres. El Barça había hecho lo más difícil, pero fue incapaz de dominar el juego cuando lo tenía todo a favor. Evitó el desastre, pero la sensación es preocupante.
Santi Giménez
As
Ansu Fati rescató al Barça de un naufragio en toda regla en El Sadar evitando una nueva derrota del Barça, que acabó sacando un punto (2-2), pero dando unas sensaciones horribles a nivel de juego, intensidad y concentración. El Barça hizo lo más difícil y remontó el tanto inicial de los locales, pero cuando lo tenía todo a favor, el ímpetu de los navarros igualó el partido con toda justicia.
Se pude jugar peor a fútbol de cómo lo hizo el Barcelona en la primera parte, pero hay que ponerle ganas. Un Barça intolerablemente apático se vio superado de salida por la intensidad de un Osasuna que se merendó con patatas al mismo equipo que hace una semana aplastó al Betis, lo que no deja de ser una pésima noticia para el equipo andaluz.
Todo el mundo sabía el tipo de partido que le esperaba al Barça en El Sadar: un calco de lo que vivió en San Mamés y que fue incapaz de conjurar. Pues quince días después la cosa fue a peor. A mucho peor.
No conquistó el Barcelona en la primera parte ni un balón dividido, no logró realizar ni una circulación con criterio, los jugadores chocaban entre ellos como figurantes de una película de Stan Laurel y Oliver Hardy y los de Valverde dieron un amplio recital de cientos de maneras de perder la pelota ridículamente. Ante este panorama, a Osasuna le bastó con las piernas de unos jugadores comprometidos y el aliento de una grada incondicional para llevar el partido a su terreno y dominar desde el inicio.
Las imprecisiones en defensa acabaron pasando factura a los seis minutos cuando Brandon se deshizo en la banda de Jordi Alba como el que se va de un niño chico para centrar al centro del área donde Roberto Torres, más solo que la una, fusilaba a Ter Stegen.
Ni el gol en contra hizo reaccionar a un Barça lamentable del primero al último de sus futbolistas. Atrás Semedo era un flan, en el medio, Busquets no dominaba el juego y De Jong fracasaba de nuevo al lado de un Sergi Roberto espeluznante. Delante, algún fogonazo de Carles Pérez y la intención de Rafinha, que no acababa nada. Sin noticias de Griezmann, por cierto, como si no hubiera salido a jugar.
Acabó la primera parte con un 1-0 que era la mejor noticia para el Barça. Daba la sensación que ante el naufragio blaugrana, Osasuna podía haber sacado más tajada. Si llegan a apretar el acelerador desnudaban a un Barcelona al que le quedaba toda la segunda parte para corregir uno de sus mayores ridículos en mucho tiempo.
Antes de llegar al final del primer tiempo, Arthur y Ansu Fati ya calentaban en la banda. Era urgente cambiar las cosas. El chaval de 16 años salió en el descanso en lugar del terrible Semedo, con lo que Sergi Roberto regresaba al lateral derecho y a los cinco minutos dejó claro que está tocado por una varita mágica. Un remate de cabeza propio de delantero centro académico a centro de Carles Pérez valía el empate. Casi ni lo celebró. Se le leyeron los labios diciendo "no puede ser".
Valverde dio entonces entrada a Arthur en el lugar de Rafinha para empezar a dominar el partido de una vez, y la apuesta le funcionó, porque a los diez minutos de ingresar en el campo marcó su primer gol como blaugrana con un buen disparo.
Con el 1-2, Osasuna no se rindió y volvió a subir la intensidad empujado por la grada, pero Ter Stegen apareció para evitar el empate a un chut de Villar, pero nada pudo hacer ante el penalti claro de Piqué por manos que convirtió Roberto Torres. El Barça había hecho lo más difícil, pero fue incapaz de dominar el juego cuando lo tenía todo a favor. Evitó el desastre, pero la sensación es preocupante.