1x1 del Barça: atasco en torno a De Jong y dudas con Griezmann

El Barça debuta con un experimento fallido de Valverde y echando de menos a Messi. Rakitic y Rafinha, suplentes junto a Busquets, mejoraron el panorama.

Alfredo Matilla
As
Valverde sorprendió con su primer once de la temporada al dejar a Busquets y a Rakitic fuera del once una vez que ya había dejado sin convocar a Vidal y Arthur. Coutinho se quedó en la grada al cerrarse su cesión al Bayern. Los relevos suspendieron:


Ter Stegen. Muy sobrio hasta que Aduriz rompió la red con una gran tijera. El alemán hizo dos grandes paradas a Williams en el primer cuarto del partido. Bien colocado en las acciones a balón parado del Athletic y, una vez más, muy fiable en la salida con balón con los pies. En el 1-0 poco más pudo hacer.

Semedo. Lejos de ese lateral al que el Barça se aferra hasta el punto de sacarlo de cualquier negociación por muy jugosa que ésta sea. Con balón le costó mucho, dobló por su banda poco y llegó pocas veces a la línea de fondo. Estuvo demasiado pendiente de defender, obsesionado con no dejar espacios a su espalda que Williams pudiera explotar.

Piqué. Sufrió de lo lindo con Williams. Sobre todo en la primera parte, donde su medio campo no presionó coordinadamente y el fue un pagano de los balones a la espalda. Vio una tarjeta amarilla en el segundo tiempo por un codazo a Raúl García que le tuvo muy condicionado en la última media hora. Se volcó en ataque al final con el amor propio que le caracteriza.

Lenglet. Demasiado tímido en la salida. Evidenció que aún no tiene una estrecha relación con De Jong. El holandés se la pidió mucho más de las veces que conectaron, pero el central no se atrevió, como hace con Busquets, para dársela en situaciones comprometidas. Algo lento al circular de una banda a otra. Jamás se atrevió con las diagonales. En defensa, su labor prioritaria, estuvo serio, contundente en el juego aéreo y fiable en las coberturas.

Alba. Fue el que más echó de menos a Messi. En el primer tiempo pareció que jugaba por primera vez con Griezmann. No acertaron ni una sola vez a ponerse de acuerdo para tocar, doblar, centrar o ir al espacio. Se molestaron demasiado, a veces de forma cómica. Después, con Griezmann de nueve, el lateral mejoró y se sintió más cómodo con Dembélé. Aun así, no hizo daño con esas subidas por sorpresa que cada vez lo son menos si no está Messi para asistirle.

Sergi Roberto. Transparente durante muchos minutos. En el primer tiempo pareció haber olvidado el oficio de interior. Se ofreció poco, entró en contacto con balón de forma muy intermitente y, lo más preocupante, rompió pocas líneas con esa conducción eléctrica que le diferencia de los demás. Fue sustituido por Carlos Pérez en el minuto 76. Ahora mismo no se le con opciones de jugar como titular, ni en el lateral ni en el medio campo.

De Jong. De los más clarividentes en medio campo. Entró en juego menos de lo que le gustó. Garitano dispuso un dibujo en el que le quedaron pocos espacios para maniobrar. Volvió a estar algo encorsetado. Conduce, y rompe líneas, muchas menos veces que lo hacía en el Ajax al estar más pendiente de no perderla que de arriesgar. Entre los tres centrocampistas ocuparon muy poco terreno y jamás ganaron segundas jugadas. Ahí comenzó la derrota.

Aleñá. No apareció. Estuvo desbordado en defensa y poco participativo en ataque. Apenas tocó balones y no pudo casi asomarse al área rival. No maridó bien con De Jong, en contraposición a lo que pasó ante el Nápoles, ni supo escalonarse con Sergi Roberto. Deben hacer movimientos complementarios y fueron dos fotocopias. Fue sustituido en el descanso, por lo que no pudo aprovechar la ocasión que le brindó Valverde.

Dembélé. Uno de los más activos. Desbordó menos de lo que acostumbra, pero filtró buenos pases interiores. Empezó en la derecha y luego se dejó ver por la izquierda, donde Griezmann estaba enjaulado favorecido por el cambio de planes al que obligó la lesión de Suárez. Pecó de no disparar a portería de media distancia y quedó señalado en el gol del Athletic al no hacer sus deberes. Necesita espacios para explotar y en San Mamés de eso no hay. Duele verle sacar las acciones a balón parado con otros artistas sobre el campo.

Suárez. Se marchó lesionado en el 35’ por un pinchazo en uno de sus gemelos. Estuvo combativo en la media hora que jugó, pero volvió a fallar demasiados pases aparentemente sencillos por su insistencia en jugar de primeras sin ser precisamente un virtuoso en esa suerte. No mostró mucha coordinación con Griezmann y Dembélé. Su mejor ocasión fue en su última intervención. Renqueante en el área recibió un balón atrás de un defensa del Athletic que aprovechó para estrellarlo contra el palo.

Griezmann. Partido muy discreto el de su debut oficial. Algo mejor por dentro que por fuera. En banda estorbó a Jordi Alba, no encontró a sus compañeros y jamás pareció una amenaza. Como delantero centro aportó chispa y buenos desmarques y fijó a los centrales. Sin embargo, no encontró portería en ningún momento. Por ahora muestra una extrema timidez para encarar. Le cuesta aún entenderse con sus compañeros y se agobia ante defensas encerradas.

Cambios:

Rafinha. El mejor del Barça. Salió por Suárez pasada la media hora con la misión de romper la monotonía del medio campo y aportar más llegada que la que estaban ofreciendo Sergi Roberto y Aleñá. Sumó al equipo mucha más asociación de la que había, se movió bien entre líneas y pisó mucho el área. Mucho amor propio y físicamente mostró un gran nivel. Eso le permitió brillar por encima del resto, con un ritmo algo mejor.

Rakitic. Entró en el descanso para arrojar algo de luz al medio campo. En solo diez minutos, los primeros, hizo cosas mucho más interesantes que el resto de sus socios de demarcación juntos en todo el partido. Puso pausa, hilvanó mejor por dentro con los tres de arriba, supo alternar el pase corto con el largo y, sobre todo, no se cansó de cambiar una y otra vez la orientación del juego con una mirada siempre amenazante la frente.

Carlos Pérez. Salió por Sergi Roberto para intentar aportar algo de nervio al ataque. Jugó pegado a la banda derecha, donde encaró y mostró personalidad sin lograr acabar de forma brillante ninguna jugada.

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