Sócrates, el doctor que recetó la democracia

Iván Cordovilla
As
En plena dictadura brasileña, durante un tiempo muy corto pero también muy intenso, se pudo vivir la primera democracia real en el fútbol. Se dio en el vestuario de un club de fútbol, el Corinthians. Este golpe ideológico a la dictadura militar que gobernaba Brasil en aquella época tuvo un líder: Sócrates.


Sócrates nació en 1954, en una familia humilde que pronto le influiría para construir el camino en el fútbol brasileño que consiguió el joven belenense. Mientras jugaba al fútbol profesionalmente y debutaba en la Serie A con el Botafogo, Sócrates pudo terminar la carrera de medicina para convertirse en médico, profesión que le serviría para matar el tiempo una vez colgadas las botas. Siempre estuvo muy ligado a la política y comprometido con los problemas sociales de sus conciudadanos. Desde su posición privilegiada en el panorama brasileño luchó por los derechos y libertades de todos aquellos que no eran escuchados. De hecho, fue uno de los protagonistas del movimiento Directas Ya, reclamando la elección directa por parte de los ciudadanos del nuevo presidente de Brasil y no a través del congreso como se hizo con el primer presidente de la democracia.

A Corinthians llegó en 1978, después de ganar una copa de Sao Paulo un año antes. Pronto llegarían los problemas para los blanquinegros, cuando empezaron a darse consecutivamente demasiados malos resultados y a no conseguir la estabilidad económica necesaria para que un club de fútbol pudiese centrarse en los temas meramente deportivos. Este hecho hizo dimitir al presidente Vicente Matheus, el cual hubiese cumplido una década a cargo del club al año siguiente. Sócrates, ayudado y apoyado claro está por sus compañeros de equipo como Wladimir o Casagrande (y sobre todo por miembros de la nueva directiva como Adilson Monteiro, un sociólogo con ideas revolucionarias para la administración deportiva), promovió la conocida “Democracia Corinthiana”. Se reivindicaban mejoras en las condiciones laborales de los futbolistas, que se sentían a merced de los directivos del fútbol carioca y las fuerzas armadas del país.

Esta forma de organizar el club se basaba en la igualdad de voto y la continua puesta sobre las urnas de todos los temas que atañen a un club de fútbol, desde los horarios de entrenamiento, hasta las convocatorias o el menú con el que deberían alimentarse los futbolistas. La igualdad de voto se cumplía estrictamente. Todos los votos valían por igual, incluso el del presidente y el del último canterano que había firmado un contrato con el primer equipo. Al igual que los votos, el sueldo también era idéntico para todos los miembros del club. En aquella época ningún equipo lucía publicidad en sus camisetas ni nada que no fuese el dorsal, el escudo y en algunos casos el logo de la marca deportiva que fabricaba la prenda. Este Corinthians también fue pionero en este sentido al lucir frases como “Día 15, vote” (en relación a las elecciones para la presidencia), “Eu quero votar para Presidente” o simplemente “Democracia Corinthiana”. La idea era demostrar que se la democracia era un camino fantástico para conseguir buenos resultados, en cualquier ámbito, y el sueño era conseguir que esta democracia que había germinado en un simple vestuario de fútbol se trasladase a la organización del Estado.

Este modelo de autogestión dio fantásticos resultados. Durante dos años consecutivos se ganó el Campeonato Paulista, las dos veces frente al Sao Paulo. Como al restablecer la democracia el congreso fue quien eligió al presidente del gobierno y no a los ciudadanos, Sócrates decidió salir de Brasil y probar suerte en la Fiorentina. Él mismo dice que viajó a Italia para “leer a Antonio Gramsci en su idioma original”.

La gente me dio el poder como un futbolista popular (...) Si la gente no tiene el poder de decir las cosas, entonces yo las digo por ellos. Si yo estuviera del otro lado, no del lado de la gente, no habría nadie que escuchara mis opiniones. Cuando entrábamos a la cancha luchábamos por mucho más que en un simple partido. Luchábamos por la libertad en nuestro país

Quizá Sócrates ha pasado a la historia más como un símbolo político que futbolístico, pero en su profesión era buenísimo. Superaba los 190 centímetros de estatura y calzaba un 37, o eso cuenta la leyenda. Tenía un golpeo único con el talón, producido por un hueso desencajado que tenía en la parte anterior del pie. Pelé decía que Sócrates jugaba mejor de espaldas que muchos futbolistas de frente. Su posición era la del centrocampista, pero siempre con la mirada puesta en la portería contraria. Gozaba de gran técnica y una visión de juego bastante buena. Marcó más de trescientos goles en su carrera. Siempre con el puño en alto.

Pedro Asbeg decidió rodar un documental acerca de este fenómeno que se dio a mediados de la década de los 80. Afirma que la Democracia Corinthiana “contribuyó enormemente" en el camino de la sociedad brasileña hacia la conquista de la libertad.

Murió en diciembre de 2011 a los 57 años a causa de un choque séptico de origen intestinal. Lo más probable es que la enfermedad que acabó con su vida fuese producida por la mala vida que llevó siempre. Jamás escondió que bebía y fumaba. “El vaso de cerveza es mi mejor psicólogo”, decía.

Sin duda, la Democracia Corinthiana fue un claro ejemplo de que la historia no solo la escriben los que ganan.

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