Las selecciones se pueden eliminar, los colores no se borran

Río de Janeiro, EFE
El colombiano Guillermo León Londoño tiene uno de los oficios más placenteros del mundo: viajar por el mundo pintando lo que quiere y le gusta.


Hace 17 días dejó de pintar cuadros y murales para concentrarse en una superficie más delicada, la piel de nuevos clientes en Río de Janeiro.

Sí, se trata de los rostros de entusiastas mujeres y hombres, niños y viejos que respiran fútbol por cuenta de la Copa América que se juega en Brasil.

De los resultados de los partidos, los eliminados y los clasificados a las semifinales poco sabe, aunque ya tiene la primera conclusión clara a cinco días del fin del torneo: podrán irse las selecciones eliminadas, pero los colores de sus banderas no se borran, pese a que el agua echaría a perder sus pequeñas obras.

A su improvisado taller de trabajo, situado a pocos metros del Espacio Evolución, una suerte embajada que la Conmebol estableció en la playa de Copacabana, los aficionados hacen fila para presentar al maestro una mejilla o la frente.

Los clientes quieren llevar impresa la bandera de su país, o la del que más simpatía les causa en el torneo de selecciones más antiguo del mundo.

Londoño ya perdió la cuenta de cuántas banderas y de qué países ya estampó con sus acuarelas en cachetes de personas anónimas.

Pero guarda como el mejor de los pagos la forma como se ilumina cada rostro al comprobar en el espejo la obra final del pintor.

"La bandera de Brasil es, sin duda, la que más me piden. Y es especial hacerla por las características variadas que tiene: el círculo, el rombo, los colores vivos..", manifestó Londoño.

"No obstante, su agenda de trabajo no la dictan las cuatro selecciones que permanecen en la competición".

¿Y si piden la bandera de Catar, la de Japón, Ecuador y Bolivia, las primeras que se fueron del torneo?

No hay problema, él no necesita tener a mano los modelos.

"Todo está en el disco duro", garantizó entre sonrisas, mientras se tocaba la cabeza.

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