La economía argentina da un respiro a Mauricio Macri
Los sondeos electorales reflejan un cambio de tendencia en la popularidad del presidente argentino
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
La economía argentina ha dado una tregua a Mauricio Macri. La fecha clave fue el 29 de abril, cuando el Fondo Monetario Internacional autorizó al Banco Central argentino a utilizar los dólares del rescate financiero para sostener la caída del peso. Desde entonces, ha sido la noche y el día. La moneda local está en calma frente al dólar, la inflación sube por debajo del 3% mensual y la actividad económica ha dejado, al menos, de caer. En cualquier otro país, no serían datos para grandes celebraciones, pero tras un año de recesión, Macri puede ahora prometer al menos un futuro mejor. Y eso se refleja en los sondeos electorales. Por primera vez, la imagen del presidente ha dejado de caer y los sondeos recortan a entre cinco y nueve puntos la ventaja que tiene el kirchnerismo en las primarias de agosto y las presidenciales de octubre.
Macri llegó ayer a Buenos Aires desde Osaka, Japón, donde participó en la última cumbre del G20. Trajo en la maleta el acuerdo de libre comercio que anunciaron el viernes la Unión Europea y Mercosur, un logro que el presidente argentino muestra como la culminación de su política de apertura al mundo. "Es el más importante de nuestra historia", dijo, eufórico. Empieza ahora una larga discusión con los sectores productivos involucrados y debates parlamentarios que tocarán, seguramente, al próximo Gobierno. Pero Macri puede estar satisfecho. En plena campaña, el acuerdo con la UE es una marca de calidad que, espera, elevará la confianza en Argentina.
El mercado respondió muy bien a la buena nueva. Este lunes, el peso se apreció levemente frente al dólar, pese a que el Banco Central bajó las tasas de referencia monetaria desde el 62,5% al 58%. El crédito es una quimera con semejantes tasas, pero al menos están por debajo del 75% que alcanzaron en lo peor de la crisis, hace un año. Macri puede celebrar algunos "brotes verdes", como dicen en el Gobierno cada vez que la situación económica deja de empeorar. Desde abril, el tipo de cambio se apreció un 7%, las acciones subieron un 45% en la Bolsa y la actividad económica cayó en abril un 1,3%, su menor contracción desde el inicio de la crisis. Lo peor ya pasó y la recuperación, se entusiasma el macrismo, está próxima.
El próximo Gobierno heredará una economía en recesión y males difíciles de resolver. El desempleo está por primera vez desde 2006 por encima del 10%, el consumo se ha derrumbado y los salarios corren detrás de la inflación, sin poder alcanzarla. El año pasado, el poder adquisitivo de los trabajadores cayó un 12%. La pobreza, la vara con la que Macri pidió que fuese medido el éxito o el fracaso de su gestión, está en el 32% y los datos de septiembre, cuando el Indec publique la nueva medición, se prevén peores. Los vencimientos de la deuda externa contraída con el FMI, tras un acuerdo por 57.000 millones de dólares, serán también una carga pesada. Pero la coyuntura, sin embargo, sonríe a Macri, y eso es lo que importa en una elección.
Todo se trata de expectativas. Los sondeos dan a la dupla Alberto Fernández — Cristina Kichner entre cinco y nueve puntos de ventaja sobre la fórmula que Macri comparte con el peronista Miguel Ángel Pichetto. En mayo, el promedio de esa diferencia era de 17 puntos.
Alianzas
Todas las miradas apuntan ahora a las primarias del 11 de agosto. Como los partidos ya eligieron a todos sus candidatos a presidente a dedo, el resultado de las primarias, que son de voto obligatorio para todo el censo, dibujará las alianzas de cara a la primera vuelta, prevista para el 27 de octubre. Ese mapa promete varias paradojas. Si el kirchnerismo saca una ventaja que el mercado considere irremontable, volverán las turbulencias económicas. Esas turbulencias terminarán por aupar aún más a los Fernández, que se alimentan del malestar hacia Macri. Sin embargo, puede que no todo sea tan claro.
El Gobierno apuesta a que un triunfo del kirchnerismo profundice la polarización del electorado y termine por asustar a aquellos que dudan entre Macri y, por ejemplo, Roberto Lavagna o José Luis Espert, dos candidatos de centro y centro-derecha que roban votos al presidente. Entre ambos, suman unos 14 puntos, suficientes para dar vuelta la elección e, incluso, ganar en primera vuelta. Si la distancia entre Macri y los Fernández, en cambio, es mínima, no habrá miedo en los mercados y es posible que la situación se mantenga en calma, al menos hasta octubre. La economía será, entonces, el mejor aliado del Gobierno en la campaña.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
La economía argentina ha dado una tregua a Mauricio Macri. La fecha clave fue el 29 de abril, cuando el Fondo Monetario Internacional autorizó al Banco Central argentino a utilizar los dólares del rescate financiero para sostener la caída del peso. Desde entonces, ha sido la noche y el día. La moneda local está en calma frente al dólar, la inflación sube por debajo del 3% mensual y la actividad económica ha dejado, al menos, de caer. En cualquier otro país, no serían datos para grandes celebraciones, pero tras un año de recesión, Macri puede ahora prometer al menos un futuro mejor. Y eso se refleja en los sondeos electorales. Por primera vez, la imagen del presidente ha dejado de caer y los sondeos recortan a entre cinco y nueve puntos la ventaja que tiene el kirchnerismo en las primarias de agosto y las presidenciales de octubre.
Macri llegó ayer a Buenos Aires desde Osaka, Japón, donde participó en la última cumbre del G20. Trajo en la maleta el acuerdo de libre comercio que anunciaron el viernes la Unión Europea y Mercosur, un logro que el presidente argentino muestra como la culminación de su política de apertura al mundo. "Es el más importante de nuestra historia", dijo, eufórico. Empieza ahora una larga discusión con los sectores productivos involucrados y debates parlamentarios que tocarán, seguramente, al próximo Gobierno. Pero Macri puede estar satisfecho. En plena campaña, el acuerdo con la UE es una marca de calidad que, espera, elevará la confianza en Argentina.
El mercado respondió muy bien a la buena nueva. Este lunes, el peso se apreció levemente frente al dólar, pese a que el Banco Central bajó las tasas de referencia monetaria desde el 62,5% al 58%. El crédito es una quimera con semejantes tasas, pero al menos están por debajo del 75% que alcanzaron en lo peor de la crisis, hace un año. Macri puede celebrar algunos "brotes verdes", como dicen en el Gobierno cada vez que la situación económica deja de empeorar. Desde abril, el tipo de cambio se apreció un 7%, las acciones subieron un 45% en la Bolsa y la actividad económica cayó en abril un 1,3%, su menor contracción desde el inicio de la crisis. Lo peor ya pasó y la recuperación, se entusiasma el macrismo, está próxima.
El próximo Gobierno heredará una economía en recesión y males difíciles de resolver. El desempleo está por primera vez desde 2006 por encima del 10%, el consumo se ha derrumbado y los salarios corren detrás de la inflación, sin poder alcanzarla. El año pasado, el poder adquisitivo de los trabajadores cayó un 12%. La pobreza, la vara con la que Macri pidió que fuese medido el éxito o el fracaso de su gestión, está en el 32% y los datos de septiembre, cuando el Indec publique la nueva medición, se prevén peores. Los vencimientos de la deuda externa contraída con el FMI, tras un acuerdo por 57.000 millones de dólares, serán también una carga pesada. Pero la coyuntura, sin embargo, sonríe a Macri, y eso es lo que importa en una elección.
Todo se trata de expectativas. Los sondeos dan a la dupla Alberto Fernández — Cristina Kichner entre cinco y nueve puntos de ventaja sobre la fórmula que Macri comparte con el peronista Miguel Ángel Pichetto. En mayo, el promedio de esa diferencia era de 17 puntos.
Alianzas
Todas las miradas apuntan ahora a las primarias del 11 de agosto. Como los partidos ya eligieron a todos sus candidatos a presidente a dedo, el resultado de las primarias, que son de voto obligatorio para todo el censo, dibujará las alianzas de cara a la primera vuelta, prevista para el 27 de octubre. Ese mapa promete varias paradojas. Si el kirchnerismo saca una ventaja que el mercado considere irremontable, volverán las turbulencias económicas. Esas turbulencias terminarán por aupar aún más a los Fernández, que se alimentan del malestar hacia Macri. Sin embargo, puede que no todo sea tan claro.
El Gobierno apuesta a que un triunfo del kirchnerismo profundice la polarización del electorado y termine por asustar a aquellos que dudan entre Macri y, por ejemplo, Roberto Lavagna o José Luis Espert, dos candidatos de centro y centro-derecha que roban votos al presidente. Entre ambos, suman unos 14 puntos, suficientes para dar vuelta la elección e, incluso, ganar en primera vuelta. Si la distancia entre Macri y los Fernández, en cambio, es mínima, no habrá miedo en los mercados y es posible que la situación se mantenga en calma, al menos hasta octubre. La economía será, entonces, el mejor aliado del Gobierno en la campaña.