Irán tensa la cuerda con la amenaza de un mayor enriquecimiento de uranio
Teherán sugiere que podría alcanzar los niveles de 2012, que forzaron la imposición de sanciones a nivel internacional
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Irán sigue tensando la cuerda nuclear. Además de confirmar este lunes que ya ha enriquecido uranio por encima del 3,67%, tal como adelantó la víspera, ha anunciado nuevos pasos hacia la reactivación del programa atómico limitado por el acuerdo que firmó en 2015 con las grandes potencias y del que no ha obtenido los beneficios previstos, tras el abandono del pacto por parte de Estados Unidos. Empeñado en defender sus derechos, y tal vez apostando a que la presión de Washington, no irá más allá, amenaza ahora con reiniciar las centrifugadoras selladas y enriquecer el uranio hasta el 20% de pureza.
“Irán ha sobrepasado hoy el 4,5% en su enriquecimiento de uranio. Ese nivel de pureza es suficiente para cubrir las necesidades de combustible para nuestras centrales eléctricas”, ha declarado el portavoz de la Organización de la Energía Atómica (OEA) iraní, Behruz Kamalvandi, a la agencia de noticias ISNA.
Se refiere a la central de Bushehr, su único reactor comercial, en uso desde 2013, y donde está construyendo otros dos reactores con el objetivo de ampliar su capacidad. Desde el principio le ha abastecido de combustible Rusia, cuya empresa pública Atomstroyeport se encargó de su construcción. Para generar energía eléctrica necesita enriquecer uranio en torno al 5%, pero no basta ya que se requiere encapsularlo en barras y alcanzar un nivel de producción suficiente para garantizar el aprovisionamiento. Irán aseguró haber logrado fabricar esas barras a finales 2011, pero nunca llegó a disponer de bastante combustible para su central.
Horas después, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) confirmaba que Teherán ha superado el límite fijado en los acuerdos de 2015. "Los inspectores del AIEA verificaron el 8 de julio que Irán enriqueció uranio por encima del 3,67%", indicó un portavoz del organismo en un breve comunicado.
El régimen iraní se ha sentido engañado por EE UU que, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, abandonó el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC, nombre oficial del acuerdo nuclear) y reimpuso sanciones al país. En consecuencia, no ha visto los potenciales beneficios de haber aceptado restricciones a su programa atómico y se ha lanzado a un proceso escalonado de desmantelamiento del pacto como medida de presión.
Empezó superando el 1 de julio el límite de uranio poco enriquecido que el PIAC le permite almacenar. Ha seguido aumentando el nivel al que enriquece y ahora, según Kamalvandi, las autoridades están debatiendo cuáles van a ser los siguientes pasos si no obtienen su objetivo de poder vender petróleo (algo que impiden las sanciones estadounidenses, dado que se castiga a los países que compren el crudo iraní).
“Está la opción del 20% y hay otras opciones mayores que esa, pero cada cosa a su tiempo”, ha admitido el portavoz de la OEA, quien también ha mencionado como posibilidad la puesta en marcha de las centrifugadoras IR-2 e IR-2 M.
Las centrifugadoras son las máquinas en las que se introduce el uranio para proceder a su enriquecimiento. Aumentar la pureza del mineral requiere mayor tiempo de centrifugado o un número mayor de máquinas. A mayor número y sofisticación de estas, también se obtiene una mayor cantidad de ese combustible que, con una pureza del 90% puede servir incluso para fabricar una bomba nuclear.
De ahí que cuando los inspectores de la ONU comprobaron en 2012 que Irán había logrado enriquecer uranio al 20% se desataran las alarmas. Ese nivel de pureza sirve para alimentar reactores de investigación y fabricar isótopos médicos, pero también permite alcanzar usos de grado militar en un corto espacio de tiempo. El PIAC logró que Irán desmantelara sus centrifugadoras más avanzadas (las IR-2 M) y que se deshiciera de sus existencias de uranio enriquecido al 20%. Bajo el acuerdo de 2015, solo pueden operar dos de esas máquinas para pruebas mecánicas.
Hasta ahora, los pasos dados por Teherán han constituido transgresiones menores del acuerdo que evidencian su malestar con la falta de contrapartidas y ha logrado evitar que parezca que lo repudia. Pero tal como anunció el presidente Hasán Rohani a principios de mayo, si no obtienen resultados, su plan es incrementar la presión con nuevas medidas cada 60 días.
La acumulación de infracciones no solo puede terminar vaciando de contenido el PIAC, sino que incrementa la presión sobre los signatarios europeos (Reino Unido, Francia y Alemania), que han intentado defender el acuerdo y distanciarse de Estados Unidos. Si uno de los tres decide invocar el mecanismo de resolución de disputas, Irán puede verse de nuevo ante el Consejo de Seguridad y las sanciones estadounidenses hacerse internacionales.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Irán sigue tensando la cuerda nuclear. Además de confirmar este lunes que ya ha enriquecido uranio por encima del 3,67%, tal como adelantó la víspera, ha anunciado nuevos pasos hacia la reactivación del programa atómico limitado por el acuerdo que firmó en 2015 con las grandes potencias y del que no ha obtenido los beneficios previstos, tras el abandono del pacto por parte de Estados Unidos. Empeñado en defender sus derechos, y tal vez apostando a que la presión de Washington, no irá más allá, amenaza ahora con reiniciar las centrifugadoras selladas y enriquecer el uranio hasta el 20% de pureza.
“Irán ha sobrepasado hoy el 4,5% en su enriquecimiento de uranio. Ese nivel de pureza es suficiente para cubrir las necesidades de combustible para nuestras centrales eléctricas”, ha declarado el portavoz de la Organización de la Energía Atómica (OEA) iraní, Behruz Kamalvandi, a la agencia de noticias ISNA.
Se refiere a la central de Bushehr, su único reactor comercial, en uso desde 2013, y donde está construyendo otros dos reactores con el objetivo de ampliar su capacidad. Desde el principio le ha abastecido de combustible Rusia, cuya empresa pública Atomstroyeport se encargó de su construcción. Para generar energía eléctrica necesita enriquecer uranio en torno al 5%, pero no basta ya que se requiere encapsularlo en barras y alcanzar un nivel de producción suficiente para garantizar el aprovisionamiento. Irán aseguró haber logrado fabricar esas barras a finales 2011, pero nunca llegó a disponer de bastante combustible para su central.
Horas después, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) confirmaba que Teherán ha superado el límite fijado en los acuerdos de 2015. "Los inspectores del AIEA verificaron el 8 de julio que Irán enriqueció uranio por encima del 3,67%", indicó un portavoz del organismo en un breve comunicado.
El régimen iraní se ha sentido engañado por EE UU que, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, abandonó el Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC, nombre oficial del acuerdo nuclear) y reimpuso sanciones al país. En consecuencia, no ha visto los potenciales beneficios de haber aceptado restricciones a su programa atómico y se ha lanzado a un proceso escalonado de desmantelamiento del pacto como medida de presión.
Empezó superando el 1 de julio el límite de uranio poco enriquecido que el PIAC le permite almacenar. Ha seguido aumentando el nivel al que enriquece y ahora, según Kamalvandi, las autoridades están debatiendo cuáles van a ser los siguientes pasos si no obtienen su objetivo de poder vender petróleo (algo que impiden las sanciones estadounidenses, dado que se castiga a los países que compren el crudo iraní).
“Está la opción del 20% y hay otras opciones mayores que esa, pero cada cosa a su tiempo”, ha admitido el portavoz de la OEA, quien también ha mencionado como posibilidad la puesta en marcha de las centrifugadoras IR-2 e IR-2 M.
Las centrifugadoras son las máquinas en las que se introduce el uranio para proceder a su enriquecimiento. Aumentar la pureza del mineral requiere mayor tiempo de centrifugado o un número mayor de máquinas. A mayor número y sofisticación de estas, también se obtiene una mayor cantidad de ese combustible que, con una pureza del 90% puede servir incluso para fabricar una bomba nuclear.
De ahí que cuando los inspectores de la ONU comprobaron en 2012 que Irán había logrado enriquecer uranio al 20% se desataran las alarmas. Ese nivel de pureza sirve para alimentar reactores de investigación y fabricar isótopos médicos, pero también permite alcanzar usos de grado militar en un corto espacio de tiempo. El PIAC logró que Irán desmantelara sus centrifugadoras más avanzadas (las IR-2 M) y que se deshiciera de sus existencias de uranio enriquecido al 20%. Bajo el acuerdo de 2015, solo pueden operar dos de esas máquinas para pruebas mecánicas.
Hasta ahora, los pasos dados por Teherán han constituido transgresiones menores del acuerdo que evidencian su malestar con la falta de contrapartidas y ha logrado evitar que parezca que lo repudia. Pero tal como anunció el presidente Hasán Rohani a principios de mayo, si no obtienen resultados, su plan es incrementar la presión con nuevas medidas cada 60 días.
La acumulación de infracciones no solo puede terminar vaciando de contenido el PIAC, sino que incrementa la presión sobre los signatarios europeos (Reino Unido, Francia y Alemania), que han intentado defender el acuerdo y distanciarse de Estados Unidos. Si uno de los tres decide invocar el mecanismo de resolución de disputas, Irán puede verse de nuevo ante el Consejo de Seguridad y las sanciones estadounidenses hacerse internacionales.