Gabriel Arias no logra hacer olvidar a Claudio Bravo

Porto Alegre, EFE
La alargada sombra de Claudio Bravo ha perseguido durante toda la Copa América a Gabriel Arias, el arquero elegido por Reinaldo Rueda para defender el arco de Chile que ha cumplido en Brasil un papel más que discreto.


La tarea no era sencilla para Arias. Debía reemplazar al capitán que levantó las dos únicas Copas América en la historia de la selección chilena y uno de los pesos pesados del vestuario.

El relevo, además, no se dio de manera natural. La ausencia de la Roja del Mundial de Rusia fue una bomba de relojería que tuvo varias consecuencias.

La más notoria fue el quiebre definitivo entre Bravo y buena parte de la plantilla después de unos comentarios de la familia del arquero en la que dejaba a algunos jugadores como juerguistas.

Rueda, que acababa de llegar a la Roja, trató de ejercer como mediador en un comienzo pero finalmente se vio obligado a elegir un bando y escogió el de Arturo Vidal, Gary Medel y compañía.

Bravo no quiso ir a la primera convocatoria del colombiano y después, por lesiones y otros temas, nunca más fue considerado por el técnico.

Su elegido era Arias, de 31 años, con una trayectoria por equipos de la primera y segunda división de Argentina, país del que es oriundo.

En 2018 militó en el Unión La Calera y ese mismo año lo fichó el Racing, con el que se proclamó campeón de la liga argentina.

Jugó la mayoría de los amistosos con Chile de la etapa de Rueda y se ganó el rol de guardameta titular, con la Copa América de Brasil como la primera prueba de fuego.

Y a la hora de la verdad los nervios y la presión le han pasado factura. En ningún momento ha logrado transmitir la seguridad que debe reflejar un arquero y ha demostrado que aún debe mejorar mucho el juego con los pies.

Ha hecho pocas atajadas de mérito y ha destacado mucho más por las pifias. La última y la más sonada fue este miércoles en la derrota frente a Perú en las semifinal, en la que la Roja cayó por 0-3.

André Carrillo recibió un pase profundo en el extremo derecho y Arias, incomprensiblemente, salió disparado del área para interceptarlo.

El problema es que llegó muy tarde y Carrillo logró sacar un centro que Yoshimar Yotún remató a puerta vacía después de un buen control con el pecho.

El gol supuso el 0-2 antes del descanso, una cuesta demasiado empinada para el equipo chileno, que en la segunda mitad se lanzó al ataque pero no tuvo la fortuna de su lado.

En la segunda jornada de la fase de grupos, en el triunfo ante Ecuador (2-1), Arias cometió un penalti a Enner Valencia por salir otra vez tarde, y vio una tarjeta amarilla por una falta fuera del área.

El balance global en la copa es de cinco goles encajados en la misma cantidad de partidos, siete atajadas, cinco balones atrapados y tres despejes con los puños.

Después del triunfo ante Colombia en los cuartos de final, Arias reconoció que le habían afectado las críticas que recibió a través de las redes sociales por su desempeño en la primera fase.

"Recibo muchas puteadas por redes sociales, muchas críticas (...) Mi familia es la que lo vive más de cerca y le afecta más a ellos que a mí. Esperamos que podamos terminar de la mejor manera. No es bonito que te critiquen a un hijo", dijo visiblemente emocionado.

Después del choque ante Perú, lo primero que hizo fue poner en modo privado su cuenta en Instagram.

Rueda y los futbolistas salieron a apoyarlo públicamente, pero el fantasma de Claudio Bravo revolotea de nuevo por la selección chilena.

Gary Medel, el nuevo capitán, incluso se refirió a la posibilidad del regreso del arquero del Manchester City para que compita con Arias por un sitio en el once titular.

"Si está Claudio van a tener que pelear por el puesto", comentó el defensa.

La decisión está en manos de Rueda. Debe decidir si a medio plazo, para la próxima Copa América y las eliminatorias mundialistas, sigue confiando en Arias, facilita el retorno de Bravo o le da una oportunidad a un nuevo guardameta.

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