F1 | ALEMANIA / Locura absoluta en Hockenheim y triunfo épico de Verstappen
Vettel fue segundo y Kvyat, con Toro Rosso, tercero. Sainz rozó el 'cajón', pero le pasaron por estrategia y acabó quinto. Accidentes de Bottas, Leclerc y Hamilton.
Jesús Balseiro
As
Caos absoluto en Hockenheim, de lluvia a seco, de seco a lluvia, coches de seguridad, trompos y accidentes. Locura en el asfalto, Fórmula 1 en estado puro, y Max Verstappen sonriendo debajo del casco: victoria épica del holandés de Red Bull en el GP de Alemania más inexplicable que se recuerda, colapso de los Mercedes como un día antes hizo Ferrari y, podio inexplicable que completaron Vettel, remontando desde la última plaza, y el Toro Rosso de Kvyat. El alemán, por cierto, arregló en 15 vueltas la que parecía una de sus peores carreras de siempre, incapaz de igualar el ritmo de los de cabeza. Los tetracampeones siempre vuelven a tiempo.
El ruso, por su parte, regaló un podio impensable a Toro Rosso, aunque mejor dicho fue al revés y gracias a la estrategia: montaron gomas de seco en el penúltimo coche de seguridad una vuelta antes que el resto de la parrilla, al igual que Stroll, y ambos se plantaron primero y segundo para disputar las vueltas definitivas. Verstappen se los comió, como era de esperar, y luego haría lo propio Vettel, pero sobrevivió Daniil, tercero, y acabó cuarto Lance. La nota amarga es para Carlos Sainz, que rozó el ‘cajón’ soñado: quinto final, pero claramente perjudicado por esa maniobra de Kvyat y Stroll, porque era el tercero de entre quienes siguieron la misma estrategia.
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¿Y Hamilton, Bottas y Leclerc? Mejor empezar por la salida. Pésima de Max, igual que en Austria, idéntico final. Se escapó Lewis en las primeras vueltas y le siguió Valtteri, amenazaban con lo de siempre pero la lluvia aún era intensa y las condiciones de pista, cualquier cosa menos ideales. Sergio Pérez se fue al muro y provocó el primer ‘safety car’, pero en general las incorrecciones eran constantes, más cuando algún intrépido se lanzó con gomas lisas para saltar por los charcos.
Todos contra el mismo muro
El agua consumió los méritos de varios personajes que fácilmente pudieron ser el héroe del día. Primero Leclerc, valiente hasta plantarse segundo, entonces tras Lewis, y aspirar a una victoria que habría sido balsámica para su escudería. Pero no, acabó contra el muro de la última curva. Después el propio Hamilton, en pleno ecuador de la prueba y aplicando un serio correctivo a toda la parrilla sobre mojado, pecó de optimista con neumáticos de seco y… acabó contra el muro de la última curva. Al menos él supo salir del entuerto y entrar ilegalmente en boxes para cambiar el alerón delantero y los neumáticos, aunque como nadie estaba avisado la parada duró más de un minuto.
Eso plantó a Hulkenberg segundo, aunque no tardaran mucho los Mercedes en darle caza, primero Bottas y luego el campeón. Iba cuarto, por tanto, el Renault del alemán, hasta que restó importancia a una leve salida por la escapatoria y… sí, acabó contra el muro de la última curva. El propio Carlos hubiera aspirado quizás a un premio mayor si no hubiese perdido el control de su McLaren para, precisamente, acabar rozando el muro de la última curva. Ahí, también ahí destrozó su monoplaza Bottas cuando perseguía a Stroll en los últimos compases de la carrera, mientras un Hamilton fuera de sí se salía por todas partes.
Pero con el asfalto secándose a toda velocidad, con ventaja total para quienes apostaron todo por el rojo, el neumático, se relanzaron las últimas cuatro vueltas y se escapó definitivamente el mayor talento de la parrilla actual, Max Verstappen, para ver solo la bandera a cuadros. Vettel resucitó a tiempo, aunque para resurrección la del ruso más feliz del planeta tierra, expulsado en su día de Red Bull y Toro Rosso, este domingo huele a champán. Stroll cuarto, Sainz sólo quinto. Completan el top-10 Albon, Raikkonen, Giovinazzi, Grosjean y Magnussen. Acabaron sólo trece coches, porque Gasly fue embestido por el tailandés de Toro Rosso y Norris y Ricciardo tuvieron averías de motor. Fuera de los puntos, undécimo, finalizó Hamilton. Nada se explica en Hockenheim, por eso la F1 es el mayor espectáculo sobre ruedas.
As
Caos absoluto en Hockenheim, de lluvia a seco, de seco a lluvia, coches de seguridad, trompos y accidentes. Locura en el asfalto, Fórmula 1 en estado puro, y Max Verstappen sonriendo debajo del casco: victoria épica del holandés de Red Bull en el GP de Alemania más inexplicable que se recuerda, colapso de los Mercedes como un día antes hizo Ferrari y, podio inexplicable que completaron Vettel, remontando desde la última plaza, y el Toro Rosso de Kvyat. El alemán, por cierto, arregló en 15 vueltas la que parecía una de sus peores carreras de siempre, incapaz de igualar el ritmo de los de cabeza. Los tetracampeones siempre vuelven a tiempo.
El ruso, por su parte, regaló un podio impensable a Toro Rosso, aunque mejor dicho fue al revés y gracias a la estrategia: montaron gomas de seco en el penúltimo coche de seguridad una vuelta antes que el resto de la parrilla, al igual que Stroll, y ambos se plantaron primero y segundo para disputar las vueltas definitivas. Verstappen se los comió, como era de esperar, y luego haría lo propio Vettel, pero sobrevivió Daniil, tercero, y acabó cuarto Lance. La nota amarga es para Carlos Sainz, que rozó el ‘cajón’ soñado: quinto final, pero claramente perjudicado por esa maniobra de Kvyat y Stroll, porque era el tercero de entre quienes siguieron la misma estrategia.
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¿Y Hamilton, Bottas y Leclerc? Mejor empezar por la salida. Pésima de Max, igual que en Austria, idéntico final. Se escapó Lewis en las primeras vueltas y le siguió Valtteri, amenazaban con lo de siempre pero la lluvia aún era intensa y las condiciones de pista, cualquier cosa menos ideales. Sergio Pérez se fue al muro y provocó el primer ‘safety car’, pero en general las incorrecciones eran constantes, más cuando algún intrépido se lanzó con gomas lisas para saltar por los charcos.
Todos contra el mismo muro
El agua consumió los méritos de varios personajes que fácilmente pudieron ser el héroe del día. Primero Leclerc, valiente hasta plantarse segundo, entonces tras Lewis, y aspirar a una victoria que habría sido balsámica para su escudería. Pero no, acabó contra el muro de la última curva. Después el propio Hamilton, en pleno ecuador de la prueba y aplicando un serio correctivo a toda la parrilla sobre mojado, pecó de optimista con neumáticos de seco y… acabó contra el muro de la última curva. Al menos él supo salir del entuerto y entrar ilegalmente en boxes para cambiar el alerón delantero y los neumáticos, aunque como nadie estaba avisado la parada duró más de un minuto.
Eso plantó a Hulkenberg segundo, aunque no tardaran mucho los Mercedes en darle caza, primero Bottas y luego el campeón. Iba cuarto, por tanto, el Renault del alemán, hasta que restó importancia a una leve salida por la escapatoria y… sí, acabó contra el muro de la última curva. El propio Carlos hubiera aspirado quizás a un premio mayor si no hubiese perdido el control de su McLaren para, precisamente, acabar rozando el muro de la última curva. Ahí, también ahí destrozó su monoplaza Bottas cuando perseguía a Stroll en los últimos compases de la carrera, mientras un Hamilton fuera de sí se salía por todas partes.
Pero con el asfalto secándose a toda velocidad, con ventaja total para quienes apostaron todo por el rojo, el neumático, se relanzaron las últimas cuatro vueltas y se escapó definitivamente el mayor talento de la parrilla actual, Max Verstappen, para ver solo la bandera a cuadros. Vettel resucitó a tiempo, aunque para resurrección la del ruso más feliz del planeta tierra, expulsado en su día de Red Bull y Toro Rosso, este domingo huele a champán. Stroll cuarto, Sainz sólo quinto. Completan el top-10 Albon, Raikkonen, Giovinazzi, Grosjean y Magnussen. Acabaron sólo trece coches, porque Gasly fue embestido por el tailandés de Toro Rosso y Norris y Ricciardo tuvieron averías de motor. Fuera de los puntos, undécimo, finalizó Hamilton. Nada se explica en Hockenheim, por eso la F1 es el mayor espectáculo sobre ruedas.