En medio de los apagones, los caraqueños buscan abastecerse de gasolina, agua potable y enlatados
En los comercios del este de la ciudad donde no funcionan los sistemas para pagar con tarjetas de débito o crédito se recurre a dólares en efectivo
Víctor Salmerón
Tras el apagón que dejó sin energía eléctrica a más de 90% del territorio de Venezuela, la capital, Caracas, sufre fallas intermitentes en el servicio y es visible el nerviosismo de la población que en previsión a nuevos días en oscuridad ha optado por llenar el tanque de gasolina de los vehículos y abastecerse de agua potable y alimentados enlatados.
En la bomba de gasolina que se ubica frente al Centro Comercial Ciudad Tamanaco, uno de los sectores más visitados en el este de Caracas, una fila de 44 conductores espera su turno para llenar el tanque. Jesús Castillo, ingeniero en computación, explicó: "Tengo medio tanque y no se sabe si vamos a tener nuevos apagones, por eso es mejor hacer esta cola y tener el tanque lleno".
Pocas bombas de gasolina prestan servicio en el este de la ciudad, la mayoría porque la intermitencia del servicio eléctrico les impide funcionar y otras porque se les agotó el combustible y están a la espera de que PDVSA, la empresa petrolera del país, las abastezca nuevamente.
"Nos quedamos sin gasolina esta mañana temprano y no ha venido la cisterna", dice el empleado de una bomba.
En los supermercados el producto más demandado son los botellones de agua potable de cinco litros. Donde las fallas de electricidad impiden que funcionen los sistemas para el pago con tarjetas de débito o crédito es visible el uso de dólares en efectivo: al tipo de cambio al que los comercios reciben las divisas cada botellón cuesta dos dólares.
En los últimos siete días la cotización del dólar en el mercado paralelo ha aumentado 32%, algo que ha beneficiado a las familias que cuentan con divisas para enfrentar la emergencia, pero si los apagones continúan lo previsible es que los productos básicos como el agua potable se agoten y los precios se disparen.
"Se han llevado buena parte del agua potable, me quedan unos quince botellones. También la gente está comprando bolsas de hielo para conservar alimentos o medicinas que necesitan refrigeración, de hielo también me queda poco", dijo Avelino Yánez, encargado de un supermercado.
El pago en efectivo con bolívares, la moneda local, se hace difícil porque tras 18 meses en hiperinflación el billete de mayor denominación equivale a 4,4 dólares al tipo de cambio paralelo que es el que marca el precio de una amplia gama de productos y servicios.
Los alimentos que no necesitan refrigeración como el atún enlatado también forma parte de las compras en previsión de nuevos apagones. Beatriz Fernández, una abogada de sesenta años, explica que "voy a cocinar toda la carne que tengo en el refrigerador y ahora solo estoy comprando estas diez latas de atún, si viene un nuevo apagón no quiero tener la angustia de que se me dañe la comida".
Víctor Salmerón
Tras el apagón que dejó sin energía eléctrica a más de 90% del territorio de Venezuela, la capital, Caracas, sufre fallas intermitentes en el servicio y es visible el nerviosismo de la población que en previsión a nuevos días en oscuridad ha optado por llenar el tanque de gasolina de los vehículos y abastecerse de agua potable y alimentados enlatados.
En la bomba de gasolina que se ubica frente al Centro Comercial Ciudad Tamanaco, uno de los sectores más visitados en el este de Caracas, una fila de 44 conductores espera su turno para llenar el tanque. Jesús Castillo, ingeniero en computación, explicó: "Tengo medio tanque y no se sabe si vamos a tener nuevos apagones, por eso es mejor hacer esta cola y tener el tanque lleno".
Pocas bombas de gasolina prestan servicio en el este de la ciudad, la mayoría porque la intermitencia del servicio eléctrico les impide funcionar y otras porque se les agotó el combustible y están a la espera de que PDVSA, la empresa petrolera del país, las abastezca nuevamente.
"Nos quedamos sin gasolina esta mañana temprano y no ha venido la cisterna", dice el empleado de una bomba.
En los supermercados el producto más demandado son los botellones de agua potable de cinco litros. Donde las fallas de electricidad impiden que funcionen los sistemas para el pago con tarjetas de débito o crédito es visible el uso de dólares en efectivo: al tipo de cambio al que los comercios reciben las divisas cada botellón cuesta dos dólares.
En los últimos siete días la cotización del dólar en el mercado paralelo ha aumentado 32%, algo que ha beneficiado a las familias que cuentan con divisas para enfrentar la emergencia, pero si los apagones continúan lo previsible es que los productos básicos como el agua potable se agoten y los precios se disparen.
"Se han llevado buena parte del agua potable, me quedan unos quince botellones. También la gente está comprando bolsas de hielo para conservar alimentos o medicinas que necesitan refrigeración, de hielo también me queda poco", dijo Avelino Yánez, encargado de un supermercado.
El pago en efectivo con bolívares, la moneda local, se hace difícil porque tras 18 meses en hiperinflación el billete de mayor denominación equivale a 4,4 dólares al tipo de cambio paralelo que es el que marca el precio de una amplia gama de productos y servicios.
Los alimentos que no necesitan refrigeración como el atún enlatado también forma parte de las compras en previsión de nuevos apagones. Beatriz Fernández, una abogada de sesenta años, explica que "voy a cocinar toda la carne que tengo en el refrigerador y ahora solo estoy comprando estas diez latas de atún, si viene un nuevo apagón no quiero tener la angustia de que se me dañe la comida".