Aún con dudas, Nicolás Maduro ratificó a Padrino López para no perder el control de la Fuerza Armada venezolana

El militar llegó simultáneamente a dos cargos en el Alto Mando: el de Ministro de la Defensa y el de Comandante Estratégico Operacional. Es así como se convirtió en el hombre más poderoso de la institución castrense

Sebastiana Barráez
desde Caracas, Venezuela
Si un nombre ha sido recurrente en la cúpula de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana desde el 25 de octubre de 2014 ha sido el del general en jefe Vladimir Padrino López. Llegó simultáneamente a dos cargos en el Alto Mando Militar: el de Ministro de la Defensa y el de Comandante Estratégico Operacional (Ceofanb). Es así como se convirtió en el hombre más poderoso de la institución castrense.


Nicolás Maduro había tratado de mantenerse en el poder, a sabiendas de que en la FANB no era visto con buenos ojos. Trató de jugar algunas estrategias militares que incluían a la almirante en Jefe Carmen Teresa Meléndez, amiga personal de Cilia Suárez de Maduro, pero no era precisamente el componente Armada a quien necesitaba como soporte.

Sus ojos estaban acertadamente sobre el Ejército y por ello se preparaba con su amigo muy cercano, el Mayor General Carlos Alberto Osorio Zambrano, a quien ingresa rápidamente en el Alto Mando Militar como Inspector General, pero el oficial no gozaba de la simpatía y mucho menos de la ascendencia y liderazgo que Maduro necesitaba para su hombre de confianza en la FANB.

Sabe que está punto de acabarse definitivamente la luna de miel con sus militantes de partido, producto de la herencia que le dejó Hugo Chávez. Se arriesga, quizá por sugerencia cubana, con Padrino López. Enseñaba una destacada carrera militar, no era hombre de grupos y tampoco confrontaba, más bien armonizaba.

Apenas Padrino asumió el Ministerio y el Ceofanb se manejó con absoluta comodidad cual pez en el agua, a la vez que escaló rápidamente en el nivel de confianza con Maduro y éste se sintió absolutamente seguro de dejar sobre sus hombros toda la responsabilidad de la Fuerza Armada. Llegó a ser tanto el poder de Padrino que sus caprichos eran órdenes.

Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, y quien tenía su proyecto personal con la Fuerza Armada, el cual no había logrado desarrollar con Chávez vivo, vio el camino claramente despejado, porque entre los Febreristas, esos que se consideran una élite militar y con el derecho a estar en el poder, no había quien se atreviera a hacerle sombra.

Pero la aparición de Padrino en el escenario le ha impedido fortalecer su objetivo. Así es como Diosdado entendió que debe esperar hasta que Padrino ya no esté en el radar.

Maduro y Diosdado han mantenido una encarnizada lucha de poder, que no demuestran públicamente y que manejan de manera solapada, porque han entendido que gracias a la aparente unidad pueden mantener la Revolución Bolivariana.

Vienen los cambios

Cada vez que se anuncian cambios militares o ascensos, surgen los rumores, el análisis de los carómetros, las denuncias para desprestigiar al otro, etcétera. Incluso cuando la mayor sacudida de la FANB en los últimos años, con la imposición de la Asamblea Nacional Constituyente en el 2017, Maduro arrasó con todo el Alto Mando Militar. Sólo sobrevivió Padrino en el Ministerio de la Defensa y abandonó la jefatura del Comando Estratégico Operacional para lo cual postuló a Remigio Ceballos Ichaso.

Pero era irrelevante para Padrino que ya no comandara el Ceofanb porque toda la estructura militar siguió respondiendo a sus órdenes. Con el transcurrir del tiempo, Ceballos se sintió con el derecho de aspirar al Ministerio, se promovió, estaba particularmente convencido que sería el sustituto de Padrino y eso se reforzó sobre las dudas que sobre Padrino cayeron por lo ocurrido el 30 de abril.

Desde ese momento, el poderoso hombre empezó a ser mirado de reojo, con desconfianza por Maduro. Ya no parecía que seguiría siendo el invicto.

Aquellos que como cuervos rondaban a su alrededor lo sintieron liquidado, empezaron las apuestas sobre quien sería su sustituto. Todo parecía clarísimo, así lo entendieron quienes asumieron que Maduro lo castigaría con dureza, pero Padrino no estaba dispuesto a irse por la puerta trasera, con la señal de traidor.

Así empezó a hacer uso de su mejor arma, el liderazgo que tiene en la FANB, por ello aceleró su visita a los cuarteles, el compartir con sus compañeros, las reuniones con los oficiales.

Por otra parte, Nicolás Maduro supo que salir de Padrino le iba a mover el ajedrez militar y quizá de manera muy peligrosa. No preparó a nadie para sustituirlo. Al único oficial a quien le ha acelerado el camino es al Mayor General Iván Hernández Dala, que pertenece a la promoción 1988, a quien no podría ubicar en este momento en sustitución de Padrino sin sacrificar a la promoción 87, es decir la de Diosdado Cabello.

No tuvo opción Maduro sino ratificar a Padrino para no perder el control de la FANB, que apenas si sostiene con mucha fragilidad. El común de la gente asume que Maduro no creyó aquello de que Padrino estuviera en la conspiración que llevó al 30A y por eso lo ratificó. No tienen ni idea de las veces que movió las piezas del juego para prescindir del General en Jefe hasta que se convenció que preservar el poder es más importante por ahora.

Por su parte, Padrino acalló a sus detractores, silenció los murmullos y quizá ahora se vaya por la puerta del frente.

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