Surgió un grupo paramilitar venezolano al servicio de la temida banda Los Rastrojos y gana terreno en la frontera con Colombia

La agrupación El Evander opera con una red de narcotráfico a partir de la frontera con Colombia, pero se ha extendido tierra adentro controlando las rutas y la zona oriental del país, con extorsiones y sicariato

Sebastiana Barráez
desde Caracas, Venezuela
Todos en la frontera venezolana con el vecino país de Colombia han oído hablar y le temen a Los Rastrojos, un sanguinario grupo que ha escenificado varios hechos sangrientos en su intento de controlar la zona limítrofe y la gran industria del contrabando. Hace años se instalaron en pueblos como San Antonio, Ureña, Rubio, Capacho del Táchira. Con ellos y su extorsión y sicariato, también llegó la activación de explosivos, los enfrentamientos a plomo en las calles de los pueblos, cuando se disputaban con Los Urabeños el control del territorio.


Esa parte de la frontera ahora tiene actores nuevos: Los Pelusos, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), bandas criminales locales al servicio de intereses políticos, entre otros.

Los Rastrojos se diversificaron y han extendido una red que arranca desde la frontera colombo venezolana, que lleva hasta los estados Delta Amacuro y Monagas, donde han logrado crear a un grupo paramilitar subalterno llamado El Evander, aprovechando la situación que se vive en territorio venezolano con la inestabilidad política y la inacción de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ante la presencia de varios grupos guerrilleros, colectivos y bandas criminales.

Este grupo pupilo de Los Rastrojos está conformado por sujetos pertenecientes a peligrosos grupos paramilitares colombianos, y no se quedó en la frontera como ha sucedido tradicionalmente con los descendientes de las Autodefensas Unidas de Colombia. A diferencia de Los Rastrojos, Los Urabeños o Las Águilas Negras, esta agrupación El Evander está integrada por venezolanos y se instaló territorio adentro, en Tucupita del estado Delta Amacuro y Maturín del estado Monagas, al oriente del país,

En la misma praxis de todos los paramilitares, se dedica al lucrativo negocio del tráfico de drogas, sicariatos, armas de fuego, extorsión o cobro de vacuna, sometiendo a la población.

En los municipios Pedernales y Tucupita de Delta Amacuro es donde el Grupo Paramilitar El Evander se ha instalado con sus líderes venezolanos, un grupo de jóvenes a quienes identifican como alias Pepe, quien es el jefe de los cobros de las vacunas y quien maneja el dinero de la organización. Otro muchacho alias Ivancito, a quien han señalado de ejecutar asesinatos.

Vecinos han alertado a las autoridades, quienes el 26 de abril del año en curso implementaron en el sector Altagracia, del municipio Tucupita, un operativo de captura de los sujetos, que finalmente causó la muerte de varios integrantes del grupo El Evander, pero alias Pepe y alias Ivancito lograron huir del lugar.

Lo significativo de este grupo es su relación de dependencia del grupo paramilitar Los Rastrojos, que desde hace años ha hecho presencia en poblaciones fronterizas del Táchira con el Norte de Santander.

Los cuerpos de seguridad venezolanos han logrado detectar que El Evander opera con una red de narcotráfico que desde la frontera se ha extendido tierra adentro en Venezuela por el control de las rutas de la droga que atraviesa el país.

El Evander tendría enlace directo con Wilfredo de Jesús Torres Gómez, alias Necoclic, líder de Los Rastrojos, asentada en el Norte del Santander, grupo que provee las drogas, específicamente cocaína y Krippy, a alias Pepe, responsable de recibir, transportar y comercializar dicho producto a la isla de Trinidad y Tobago; la ruta que cubre va desde Maturín, San José de Buja, Pedernales hasta Aguas Internacionales.

Sin duda que el grupo paramilitar criollo financia y fortalece al grupo Los Rastrojos, y con ello van tomando control de la zona oriental de Venezuela cobrando vacuna o extorsión a los dueños de las embarcaciones que pululan en sus aguas, a la par que siembra terror entre la población civil, pero también captando jóvenes de la zona a quienes entrenan en el uso de las armas de guerra y prometen "trabajo" con altos ingresos económicos.

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