Pogba, el último guiño galáctico
El francés ha dado con sus palabras el pistoletazo de salida a su fichaje. Ya sucedió con Ronaldo, James, Cristiano, Hazard... Otros prefirieron presionar de otro modo.
Manu de Juan
As
Las palabras de Pogba suponen el pistoletazo oficial para que el equipo blanco satisfaga los deseos de Zidane e incorpore al medio francés. Una táctica, la de exponer públicamente el deseo de cambiar de aires, que ya utilizaron muchos otros antes para llegar al Madrid. Muy recordado es el ejemplo de Ronaldo Nazario, que enseñó su disposición un día después de ser el héroe de Brasil en la final del Mundial de Corea y Japón 2002: “Si el Madrid me quiere, que llame. Roberto Carlos no para de hablarme del Madrid; yo pertenezco al Inter, deberíamos hablar los tres si se decide a pujar por mí”. Fue el 2 de julio; el 31 de agosto, sobre la bocina, el brasileño fue jugador blanco.
No es el único caso de la primera etapa de Florentino Pérez en la presidencia blanca. El hoy capitán madridista, Sergio Ramos, ya dijo algo parecido cuando aún jugaba en el Sevilla y su nombre empezaba a sonar para reforzar la defensa: “Hay pocos jugadores que no quieran ir al Madrid, es un gran equipo. Todo futbolista piensa en jugar en un equipo así. Si llega una buena oferta, tanto para mi club como para mí, es el presidente (Del Nido) el que tiene que decidir”. Como en el caso de Ronaldo, el suspense se mantuvo hasta el último día de mercado.
Ya tras el retorno de Florentino en 2009, la discreción ha ganado terreno en operaciones de gran envergadura, aunque con excepciones. Cristiano presionó al United tras caer en la Eurocopa 2008 en Basilea: “Todo el mundo sabe lo que quiero, es mi opinión, no me importa que Ferguson se enfade. Es un sueño para mí, voy a llegar a un acuerdo con mi club”; finalmente, debió esperar un año más. James mostró bien pronto desde el Mundial de Brasil su ilusión por jugar en el Bernabéu: "Sería un sueño jugar en la Liga española, la más importante del mundo. El Real Madrid me gusta un poco más que el Barcelona". Y, tras caer en el último Mundial, Courtois mandó su mensaje: “Voy a hablar con mi agente a ver cuáles son las posibilidades. Todas las opciones son válidas para mí”.
De paso, introdujo al último galáctico: “Eden (Hazard) debe quedarse conmigo, siempre. Donde yo esté me lo llevaré”. El otro belga ha coleccionado guiños al equipo blanco a lo largo de los últimos tres años, de intensidad variable. Algunos ejemplos: “Mi sueño es jugar en España, puedo renovar o no. No lo sé...”; “El Madrid es el mejor club del mundo, no quiero mentir, es mi sueño desde que era niño”. Su padre ya lo había dejado claro en diciembre de 2017: “Mi hijo no renueva para, llegado el caso, atender al interés del Real Madrid”. Usando la misma táctica que su amigo Courtois, Hazard cumplió su sueño y reunió a 50.000 personas en su presentación en el Bernabéu.
Otro candidato a fichar por el Real Madrid, Eriksen, intentó hace días lo mismo que ahora ha hecho Pogba: "El Madrid sería un paso adelante, pero tienen que llamar al Tottenham y decir que me quieren. Y que yo sepa, eso no ha sucedido aún”. El danés ya tiene un acuerdo con el club blanco, como contó AS, pero falta la parte difícil: convencer a Daniel Levy de que venda por un precio razonable, algo poco probable a la vista de operaciones pasadas. A Bale le hizo sufrir hasta el último día de mercado para fichar por los blancos y Modric incluso tuvo que declararse en rebeldía.
Gestos en lugar de palabras
El croata se negó a entrenarse durante varios días y no se subió al avión del Tottenham para una gira veraniega por Estados Unidos. Pretendía con sus actos que el Tottenham rebajase los 45 millones que estaba pidiendo por él al Madrid, algo que en cierta medida consiguió: el fichaje se cerró en 35 millones entre cantidades fijas y variables. Aunque, según informó la Prensa británica, se le aplicó una multa por su comportamiento de dos semanas de sueldo, en aquel momento unos 100.000 euros.
Modric, y muchos otros, optaron por gestos o detalles en vez de declaraciones altisonantes para dar el pistoletazo de salida a sus fichajes por el Madrid. Cristiano, por ejemplo, se negó siempre a hablar de un fichaje que estaba hecho; Calderón lo dejó atado en el verano de 2008 y el portugués llegó en 2009. Pero cuando registró a principios de 2009 en Portugal la marca CR9, el fichaje se empezó a considerar un hecho. El luso, consciente de la presencia de Raúl en el Madrid, se adelantó y construyó una submarca momentánea, hasta que el canterano se marchó en 2010 a Alemania y le cedió al 7 al de Funchal, que lo llevó durante las siguientes ocho temporadas.
Muy célebre es también la anécdota sobre cómo convenció Florentino a Zidane para jugar en el Madrid. En una gala de la Liga de Campeones, coincidieron ambos cenando en la misma mesa y el presidente blanco le escribió en una servilleta: "¿Quieres jugar en el Real Madrid?". El galo contestó en inglés, contundente: ¡Yes! Desde ese momento, el Madrid sabía que contaba con el beneplácito del futbolista y los 72 millones de un fichaje récord convencieron a la Juventus.
Manu de Juan
As
Las palabras de Pogba suponen el pistoletazo oficial para que el equipo blanco satisfaga los deseos de Zidane e incorpore al medio francés. Una táctica, la de exponer públicamente el deseo de cambiar de aires, que ya utilizaron muchos otros antes para llegar al Madrid. Muy recordado es el ejemplo de Ronaldo Nazario, que enseñó su disposición un día después de ser el héroe de Brasil en la final del Mundial de Corea y Japón 2002: “Si el Madrid me quiere, que llame. Roberto Carlos no para de hablarme del Madrid; yo pertenezco al Inter, deberíamos hablar los tres si se decide a pujar por mí”. Fue el 2 de julio; el 31 de agosto, sobre la bocina, el brasileño fue jugador blanco.
No es el único caso de la primera etapa de Florentino Pérez en la presidencia blanca. El hoy capitán madridista, Sergio Ramos, ya dijo algo parecido cuando aún jugaba en el Sevilla y su nombre empezaba a sonar para reforzar la defensa: “Hay pocos jugadores que no quieran ir al Madrid, es un gran equipo. Todo futbolista piensa en jugar en un equipo así. Si llega una buena oferta, tanto para mi club como para mí, es el presidente (Del Nido) el que tiene que decidir”. Como en el caso de Ronaldo, el suspense se mantuvo hasta el último día de mercado.
Ya tras el retorno de Florentino en 2009, la discreción ha ganado terreno en operaciones de gran envergadura, aunque con excepciones. Cristiano presionó al United tras caer en la Eurocopa 2008 en Basilea: “Todo el mundo sabe lo que quiero, es mi opinión, no me importa que Ferguson se enfade. Es un sueño para mí, voy a llegar a un acuerdo con mi club”; finalmente, debió esperar un año más. James mostró bien pronto desde el Mundial de Brasil su ilusión por jugar en el Bernabéu: "Sería un sueño jugar en la Liga española, la más importante del mundo. El Real Madrid me gusta un poco más que el Barcelona". Y, tras caer en el último Mundial, Courtois mandó su mensaje: “Voy a hablar con mi agente a ver cuáles son las posibilidades. Todas las opciones son válidas para mí”.
De paso, introdujo al último galáctico: “Eden (Hazard) debe quedarse conmigo, siempre. Donde yo esté me lo llevaré”. El otro belga ha coleccionado guiños al equipo blanco a lo largo de los últimos tres años, de intensidad variable. Algunos ejemplos: “Mi sueño es jugar en España, puedo renovar o no. No lo sé...”; “El Madrid es el mejor club del mundo, no quiero mentir, es mi sueño desde que era niño”. Su padre ya lo había dejado claro en diciembre de 2017: “Mi hijo no renueva para, llegado el caso, atender al interés del Real Madrid”. Usando la misma táctica que su amigo Courtois, Hazard cumplió su sueño y reunió a 50.000 personas en su presentación en el Bernabéu.
Otro candidato a fichar por el Real Madrid, Eriksen, intentó hace días lo mismo que ahora ha hecho Pogba: "El Madrid sería un paso adelante, pero tienen que llamar al Tottenham y decir que me quieren. Y que yo sepa, eso no ha sucedido aún”. El danés ya tiene un acuerdo con el club blanco, como contó AS, pero falta la parte difícil: convencer a Daniel Levy de que venda por un precio razonable, algo poco probable a la vista de operaciones pasadas. A Bale le hizo sufrir hasta el último día de mercado para fichar por los blancos y Modric incluso tuvo que declararse en rebeldía.
Gestos en lugar de palabras
El croata se negó a entrenarse durante varios días y no se subió al avión del Tottenham para una gira veraniega por Estados Unidos. Pretendía con sus actos que el Tottenham rebajase los 45 millones que estaba pidiendo por él al Madrid, algo que en cierta medida consiguió: el fichaje se cerró en 35 millones entre cantidades fijas y variables. Aunque, según informó la Prensa británica, se le aplicó una multa por su comportamiento de dos semanas de sueldo, en aquel momento unos 100.000 euros.
Modric, y muchos otros, optaron por gestos o detalles en vez de declaraciones altisonantes para dar el pistoletazo de salida a sus fichajes por el Madrid. Cristiano, por ejemplo, se negó siempre a hablar de un fichaje que estaba hecho; Calderón lo dejó atado en el verano de 2008 y el portugués llegó en 2009. Pero cuando registró a principios de 2009 en Portugal la marca CR9, el fichaje se empezó a considerar un hecho. El luso, consciente de la presencia de Raúl en el Madrid, se adelantó y construyó una submarca momentánea, hasta que el canterano se marchó en 2010 a Alemania y le cedió al 7 al de Funchal, que lo llevó durante las siguientes ocho temporadas.
Muy célebre es también la anécdota sobre cómo convenció Florentino a Zidane para jugar en el Madrid. En una gala de la Liga de Campeones, coincidieron ambos cenando en la misma mesa y el presidente blanco le escribió en una servilleta: "¿Quieres jugar en el Real Madrid?". El galo contestó en inglés, contundente: ¡Yes! Desde ese momento, el Madrid sabía que contaba con el beneplácito del futbolista y los 72 millones de un fichaje récord convencieron a la Juventus.