Pogba, el futbolista deseado: “Si no le gusto a alguien, pues que no me siga”
El hombre con el que Zidane quiere construir el nuevo Real Madrid, muestra, en una entrevista y sesión de fotos para ICON, cómo quiere ser dentro y fuera del terreno de juego
Federico Sarica
Mánchester, El País
Paul Labile Pogba, centrocampista de la selección francesa y del Manchester United y una estrella mundial con casi 35 millones de seguidores en Instagram, tiene la conciencia de un joven de 27 años que ha madurado más deprisa que sus coetáneos. Como suele suceder con los deportistas profesionales ha entendido que el juego con el que soñaba cuando era niño, y del que hoy es protagonista entre los protagonistas, ha cambiado para siempre dentro y fuera del campo.
La charla que sostuvo con ICON una tarde de finales de abril, en la misma sala de baile de principios del siglo pasado cerca de Manchester donde se hace el reportaje fotográfico, es fruto de esa conciencia. No por casualidad, la conversación gira, en sentido figurado y con naturalidad, dentro y fuera del rectángulo verde, igual que los balones llevados para la ocasión a esta vieja pista de baile, donde el fotógrafo y el resto de su equipo juegan con Paul, actor, modelo e intérprete notable por un día.
Empezamos hablando del papel de campeón, pero también de estrella, que hoy en día desempeña el futbolista de una manera absoluta. De hecho, para los niños de medio mundo, Pogba es prácticamente un superhéroe. Y lo es por cómo juega, pero también por lo que representa. “Cuando me ven jugar en el campo, o por la calle”, explica, “ya es un mensaje. Antes el fútbol no tenía la dimensión que ha alcanzado hoy en día a escala mundial, y eso me permite transmitir lo que hago, lanzarlo con precisión, pero también con amplitud. Soy un futbolista negro que ha jugado en Italia, Francia, Inglaterra, y mi estilo es una mezcla de las distintas culturas que he absorbido e incorporado. La vida está hecha de cruces de colores, de encuentros de culturas diferentes, de personas que conoces. Eso es Paul Pogba. Cuando juego, y también fuera del campo, intento transmitirlo siempre”.
La sonrisa de Pogba es contagiosa y a menudo se proyecta más allá de la ya enorme esfera de los apasionados al deporte del fútbol. “Veo que la gente, incluso la que no tiene que ver con nuestro deporte, habla de Pogba, el chico que baila, que se deja fotografiar para las portadas de las revistas y todo eso. Solo intento ser yo mismo. Soy así. También eso es un juego. Por ejemplo, delante de un objetivo me siento bien, me divierto. Todo forma parte de mi estilo, también de mi sentido estético, en el que los colores son importantísimos”.
El jugador del United encarna con orgullo esta filosofía del futbolista mestizo, algo que aplica también, y sobre todo, en el terreno de juego, y que, en su opinión, es la base del éxito del fútbol francés de nueva generación. “El secreto de nuestro fútbol, y de Francia en general, es, una vez más, la diversidad cultural. Todos somos franceses, pero uno es de origen africano, otro de origen español, otro portugués, y así sucesivamente. Cada vez que juego con la selección es un verdadero placer. Allí no hay fueras de serie. Somos una familia”.
“Actualmente, si un lateral ofensivo marca 10 o 15 goles corre el riesgo de que le digan que no es bastante. Nunca se valora la actuación del jugador, algo que yo diría que hace algunos años se tenía más en cuenta”
Salta a la vista que la multiculturalidad, la apertura y la fluidez son conceptos que se repiten a menudo en su discurso y en su carrera, como si nos encontrásemos ante algo verdaderamente nuevo que debiese contribuir a reescribir las reglas del fútbol. Todo ello, a partir de la función del jugador, de su posición en el campo. Porque si se habla de Pogba, es imposible no abordar el tema de dónde debería jugar.
Es indiscutible que su lugar es el de centrocampista, pero también se habla de todocampista, según una definición que comparten los apasionados y los expertos. Hay quien sueña con verlo más cerca de la portería contraria y quien le atribuye la capacidad de dirigir el juego desde una posición más retrasada, destacada delante de la propia defensa. Algunos ven en él el prototipo del volante del presente y del futuro, uno que se mueve del campo propio al contrario, ida y vuelta, con licencia para matar… los partidos.
Pogba también tiene claras las ideas al respecto. Si se le pregunta dónde cree que se expresa mejor su fútbol, responde: “En el terreno de juego. A la derecha, a la izquierda, delante. No me importa demasiado. Depende de las ideas del entrenador y del estilo y la filosofía del equipo en el que juegue. No hay que olvidar nunca que el fútbol es un deporte de equipo, y si el equipo funciona, todos nos divertimos más. Paul por aquí, Paul por allá. Paul es centrocampista, y su función fundamental es ayudar al equipo a hacer aquello para lo que se ha preparado más allá de la obsesión con el gol, que ya se ha convertido en algo automático, sobre todo tratándose de jugadores con una cotización como la mía. Por suerte, yo también marco goles. [Ríe divertido, casi de sí mismo, sin una sola gota de arrogancia], pero en mi caso eso no es lo importante”.
El discurso del jugador sigue un razonamiento que parte también de sus ideas sobre la evolución de los parámetros de evaluación del rendimiento: “El juego ha cambiado muchísimo. Yo crecí viendo las hazañas de grandes figuras como Del Piero, Figo o Totti. Todos fueron los mejores del mundo, pero seguramente muchos de ellos no marcaban más de 20 goles por temporada. Ahora, los datos, las estadísticas, se han convertido muchas veces en el único criterio para juzgar. Por un lado, está bien, forma parte de la evolución del fútbol moderno y de su voluntad de jugar cada vez más el balón, pero a menudo se olvida lo difícil que ha sido siempre conseguir más de 20 goles, incluso para los jugadores excepcionales. Hoy en día quizá lo sea aún más, porque si tomamos la media, la diferencia entre los equipos de alto nivel se ha reducido, en particular en las grandes competiciones. Messi y Cristiano Ronaldo lo han demostrado en los últimos años. Hacer lo que hacen ellos, tener esas estadísticas, es la excepción, no la regla. Actualmente, si un lateral ofensivo marca 10 o 15 goles corre el riesgo de que le digan que no es bastante. Nunca se valora la actuación del jugador, algo que yo diría que hace algunos años se tenía más en cuenta. Basta recordar, por ejemplo, que Pavel Nedved recibió el Balón de Oro sin que su equipo hubiese ganado la Liga de Campeones ni él hubiese marcado demasiados goles. Sencillamente, fue el mejor en lo que su posición demandaba y recibió el premio por la manera en que fue capaz de influir en el campo”, argumenta el francés.
Pogba sostiene que tampoco debe ser juzgado por la imagen que proyecta en la que hoy en día es la verdadera ventana al mundo: las redes sociales. “Son muy importantes y disfruto con ellas”, asegura, “pero me gustaría que la gente intentase recordar que existen el trabajo y la profesión, pero también la vida privada. Cuando publicas cualquier cosa, inmediatamente se relaciona con el esfuerzo que haces profesionalmente. Si comparto en Instagram algo que tenga que ver con mi tiempo libre, no tiene ninguna consecuencia directa sobre mi trabajo en el fútbol, que sigue siendo mi prioridad, ni tiene por qué tener consecuencias negativas para mi rendimiento como profesional.Si publico un vídeo en el que salgo bailando, por ejemplo, no quiere decir que no esté concentrado en mi trabajo. Me entreno todos los días, demuestro mi seriedad continuamente”.
Y que nadie se tome estas reflexiones como una crítica a las redes sociales. “Creo que son fantásticas, pero el juicio continuo, sobre cualquier cosa, no lo entiendo demasiado, la verdad. Si gusto a alguien, que me siga en todo lo que hago. Siempre soy yo mismo, es mi filosofía y mi estilo. Si no le gusto, lo cual es igual de comprensible, pues que no me siga”, apostilla el jugador.
Mientras nos acercamos al final de nuestra charla, volvemos al reportaje fotográfico. Le gusta hablar de moda porque es una auténtica pasión para él. Lo hace con entrega y conocimiento, y no sería raro verlo algún día involucrado directamente en el sector, aparte de su actual colaboración con Adidas con su colección Paul Pogba. “La moda es vida. Nadie va por el mundo desnudo o vestido siempre con lo mismo. He tenido la suerte de jugar en Italia, de ser francés, de ver París de cerca, de respirar el ambiente de las semanas de la moda y las grandes firmas. Me gusta mucho; me encantan los colores, la ropa. Hacen que se manifieste la verdadera personalidad de cada uno”.
Federico Sarica
Mánchester, El País
Paul Labile Pogba, centrocampista de la selección francesa y del Manchester United y una estrella mundial con casi 35 millones de seguidores en Instagram, tiene la conciencia de un joven de 27 años que ha madurado más deprisa que sus coetáneos. Como suele suceder con los deportistas profesionales ha entendido que el juego con el que soñaba cuando era niño, y del que hoy es protagonista entre los protagonistas, ha cambiado para siempre dentro y fuera del campo.
La charla que sostuvo con ICON una tarde de finales de abril, en la misma sala de baile de principios del siglo pasado cerca de Manchester donde se hace el reportaje fotográfico, es fruto de esa conciencia. No por casualidad, la conversación gira, en sentido figurado y con naturalidad, dentro y fuera del rectángulo verde, igual que los balones llevados para la ocasión a esta vieja pista de baile, donde el fotógrafo y el resto de su equipo juegan con Paul, actor, modelo e intérprete notable por un día.
Empezamos hablando del papel de campeón, pero también de estrella, que hoy en día desempeña el futbolista de una manera absoluta. De hecho, para los niños de medio mundo, Pogba es prácticamente un superhéroe. Y lo es por cómo juega, pero también por lo que representa. “Cuando me ven jugar en el campo, o por la calle”, explica, “ya es un mensaje. Antes el fútbol no tenía la dimensión que ha alcanzado hoy en día a escala mundial, y eso me permite transmitir lo que hago, lanzarlo con precisión, pero también con amplitud. Soy un futbolista negro que ha jugado en Italia, Francia, Inglaterra, y mi estilo es una mezcla de las distintas culturas que he absorbido e incorporado. La vida está hecha de cruces de colores, de encuentros de culturas diferentes, de personas que conoces. Eso es Paul Pogba. Cuando juego, y también fuera del campo, intento transmitirlo siempre”.
La sonrisa de Pogba es contagiosa y a menudo se proyecta más allá de la ya enorme esfera de los apasionados al deporte del fútbol. “Veo que la gente, incluso la que no tiene que ver con nuestro deporte, habla de Pogba, el chico que baila, que se deja fotografiar para las portadas de las revistas y todo eso. Solo intento ser yo mismo. Soy así. También eso es un juego. Por ejemplo, delante de un objetivo me siento bien, me divierto. Todo forma parte de mi estilo, también de mi sentido estético, en el que los colores son importantísimos”.
El jugador del United encarna con orgullo esta filosofía del futbolista mestizo, algo que aplica también, y sobre todo, en el terreno de juego, y que, en su opinión, es la base del éxito del fútbol francés de nueva generación. “El secreto de nuestro fútbol, y de Francia en general, es, una vez más, la diversidad cultural. Todos somos franceses, pero uno es de origen africano, otro de origen español, otro portugués, y así sucesivamente. Cada vez que juego con la selección es un verdadero placer. Allí no hay fueras de serie. Somos una familia”.
“Actualmente, si un lateral ofensivo marca 10 o 15 goles corre el riesgo de que le digan que no es bastante. Nunca se valora la actuación del jugador, algo que yo diría que hace algunos años se tenía más en cuenta”
Salta a la vista que la multiculturalidad, la apertura y la fluidez son conceptos que se repiten a menudo en su discurso y en su carrera, como si nos encontrásemos ante algo verdaderamente nuevo que debiese contribuir a reescribir las reglas del fútbol. Todo ello, a partir de la función del jugador, de su posición en el campo. Porque si se habla de Pogba, es imposible no abordar el tema de dónde debería jugar.
Es indiscutible que su lugar es el de centrocampista, pero también se habla de todocampista, según una definición que comparten los apasionados y los expertos. Hay quien sueña con verlo más cerca de la portería contraria y quien le atribuye la capacidad de dirigir el juego desde una posición más retrasada, destacada delante de la propia defensa. Algunos ven en él el prototipo del volante del presente y del futuro, uno que se mueve del campo propio al contrario, ida y vuelta, con licencia para matar… los partidos.
Pogba también tiene claras las ideas al respecto. Si se le pregunta dónde cree que se expresa mejor su fútbol, responde: “En el terreno de juego. A la derecha, a la izquierda, delante. No me importa demasiado. Depende de las ideas del entrenador y del estilo y la filosofía del equipo en el que juegue. No hay que olvidar nunca que el fútbol es un deporte de equipo, y si el equipo funciona, todos nos divertimos más. Paul por aquí, Paul por allá. Paul es centrocampista, y su función fundamental es ayudar al equipo a hacer aquello para lo que se ha preparado más allá de la obsesión con el gol, que ya se ha convertido en algo automático, sobre todo tratándose de jugadores con una cotización como la mía. Por suerte, yo también marco goles. [Ríe divertido, casi de sí mismo, sin una sola gota de arrogancia], pero en mi caso eso no es lo importante”.
El discurso del jugador sigue un razonamiento que parte también de sus ideas sobre la evolución de los parámetros de evaluación del rendimiento: “El juego ha cambiado muchísimo. Yo crecí viendo las hazañas de grandes figuras como Del Piero, Figo o Totti. Todos fueron los mejores del mundo, pero seguramente muchos de ellos no marcaban más de 20 goles por temporada. Ahora, los datos, las estadísticas, se han convertido muchas veces en el único criterio para juzgar. Por un lado, está bien, forma parte de la evolución del fútbol moderno y de su voluntad de jugar cada vez más el balón, pero a menudo se olvida lo difícil que ha sido siempre conseguir más de 20 goles, incluso para los jugadores excepcionales. Hoy en día quizá lo sea aún más, porque si tomamos la media, la diferencia entre los equipos de alto nivel se ha reducido, en particular en las grandes competiciones. Messi y Cristiano Ronaldo lo han demostrado en los últimos años. Hacer lo que hacen ellos, tener esas estadísticas, es la excepción, no la regla. Actualmente, si un lateral ofensivo marca 10 o 15 goles corre el riesgo de que le digan que no es bastante. Nunca se valora la actuación del jugador, algo que yo diría que hace algunos años se tenía más en cuenta. Basta recordar, por ejemplo, que Pavel Nedved recibió el Balón de Oro sin que su equipo hubiese ganado la Liga de Campeones ni él hubiese marcado demasiados goles. Sencillamente, fue el mejor en lo que su posición demandaba y recibió el premio por la manera en que fue capaz de influir en el campo”, argumenta el francés.
Pogba sostiene que tampoco debe ser juzgado por la imagen que proyecta en la que hoy en día es la verdadera ventana al mundo: las redes sociales. “Son muy importantes y disfruto con ellas”, asegura, “pero me gustaría que la gente intentase recordar que existen el trabajo y la profesión, pero también la vida privada. Cuando publicas cualquier cosa, inmediatamente se relaciona con el esfuerzo que haces profesionalmente. Si comparto en Instagram algo que tenga que ver con mi tiempo libre, no tiene ninguna consecuencia directa sobre mi trabajo en el fútbol, que sigue siendo mi prioridad, ni tiene por qué tener consecuencias negativas para mi rendimiento como profesional.Si publico un vídeo en el que salgo bailando, por ejemplo, no quiere decir que no esté concentrado en mi trabajo. Me entreno todos los días, demuestro mi seriedad continuamente”.
Y que nadie se tome estas reflexiones como una crítica a las redes sociales. “Creo que son fantásticas, pero el juicio continuo, sobre cualquier cosa, no lo entiendo demasiado, la verdad. Si gusto a alguien, que me siga en todo lo que hago. Siempre soy yo mismo, es mi filosofía y mi estilo. Si no le gusto, lo cual es igual de comprensible, pues que no me siga”, apostilla el jugador.
Mientras nos acercamos al final de nuestra charla, volvemos al reportaje fotográfico. Le gusta hablar de moda porque es una auténtica pasión para él. Lo hace con entrega y conocimiento, y no sería raro verlo algún día involucrado directamente en el sector, aparte de su actual colaboración con Adidas con su colección Paul Pogba. “La moda es vida. Nadie va por el mundo desnudo o vestido siempre con lo mismo. He tenido la suerte de jugar en Italia, de ser francés, de ver París de cerca, de respirar el ambiente de las semanas de la moda y las grandes firmas. Me gusta mucho; me encantan los colores, la ropa. Hacen que se manifieste la verdadera personalidad de cada uno”.