Nuevo torneo, mismos errores
La Albiceleste cayó con merecimiento en su debut en esta Copa América ante Colombia y hay muchas dudas en torno a la figura de Lionel Scaloni.
Javier de Paz
As
La selección argentina comenzó con mal pie su participación en la Copa América de Brasil. Superada casi en cada aspecto por Colombia, sólo dio la sensación de jugar a algo en los primeros minutos de la segunda parte y ofreció una imagen demasiado pobre para ser, a priori, una de las grandes candidatas a llevarse el título.
Carlos Queiroz desarboló el esquema argentino, generando superioridad en mediocampo con la aportación de Cuadrado y la exhibición de Wilmar Barrios, al que le tocó lo más complicado -ocuparse de Lionel- y acabó reivindicándose. Los cafeteros ganaron actitud, llevándose casi cada balón dividido y sabiendo que cerrando a Messi, se acaba Argentina.
La reacción del equipo con la entrada de De Paul tras el descanso por Di María fue un espejismo que acabó con el golazo de Roger Martínez, cuando mejor estaba la Albiceleste. Acababa de entrar Guido Pizarro por Guido Rodríguez en un cambio inerte con poca explicación pero Scaloni acabó de señalarse con el siguiente, en el que decidió meter ya perdiendo a Matías Suárez sacrificando al Kun, única referencia del equipo pese a su gris partido. Se habría entendido mejor la entrada de Lautaro.
Lejos de provocar el dominio argentino y más allá de las oleadas con las que llegaban a área rival, Colombia se sintió aún más cómoda lanzando contraataques mortales lanzados por James Rodríguez a los puñales, estos sí, que Queiroz sacó desde banquillo. Además, la rueda de prensa de Scaloni posterior al partido estuvo muy lejos de ser autocrítica, hablando del mal estado del terreno de juego y no de cómo Colombia había sido superior.
Argentina no pudo arrancar peor esta Copa América, recobrando las sensaciones de los últimos años y torneos, con Messi teniendo que recibir entre cuatro hombres, driblar, levantar la cabeza y dar una pared que nunca vuelve. La Albiceleste tiene que mejorar un mundo si quiere coronarse en Brasil.
Javier de Paz
As
La selección argentina comenzó con mal pie su participación en la Copa América de Brasil. Superada casi en cada aspecto por Colombia, sólo dio la sensación de jugar a algo en los primeros minutos de la segunda parte y ofreció una imagen demasiado pobre para ser, a priori, una de las grandes candidatas a llevarse el título.
Carlos Queiroz desarboló el esquema argentino, generando superioridad en mediocampo con la aportación de Cuadrado y la exhibición de Wilmar Barrios, al que le tocó lo más complicado -ocuparse de Lionel- y acabó reivindicándose. Los cafeteros ganaron actitud, llevándose casi cada balón dividido y sabiendo que cerrando a Messi, se acaba Argentina.
La reacción del equipo con la entrada de De Paul tras el descanso por Di María fue un espejismo que acabó con el golazo de Roger Martínez, cuando mejor estaba la Albiceleste. Acababa de entrar Guido Pizarro por Guido Rodríguez en un cambio inerte con poca explicación pero Scaloni acabó de señalarse con el siguiente, en el que decidió meter ya perdiendo a Matías Suárez sacrificando al Kun, única referencia del equipo pese a su gris partido. Se habría entendido mejor la entrada de Lautaro.
Lejos de provocar el dominio argentino y más allá de las oleadas con las que llegaban a área rival, Colombia se sintió aún más cómoda lanzando contraataques mortales lanzados por James Rodríguez a los puñales, estos sí, que Queiroz sacó desde banquillo. Además, la rueda de prensa de Scaloni posterior al partido estuvo muy lejos de ser autocrítica, hablando del mal estado del terreno de juego y no de cómo Colombia había sido superior.
Argentina no pudo arrancar peor esta Copa América, recobrando las sensaciones de los últimos años y torneos, con Messi teniendo que recibir entre cuatro hombres, driblar, levantar la cabeza y dar una pared que nunca vuelve. La Albiceleste tiene que mejorar un mundo si quiere coronarse en Brasil.