Gallese, de villano a héroe de Perú en solo siete días
Fernando Gimeno
Porto Alegre, EFE
Solo siete días separaron al portero Pedro Gallese de ser el villano de la apabullante goleada por 5-0 sufrida por la selección de Perú ante Brasil a ser el héroe de su clasificación para las semifinales de la Copa América en los penaltis contra Uruguay.
En apenas una semana, el indiscutible arquero titular de Perú pasó del amargo trago de ser señalado como uno de los culpables de la pobre imagen ofrecida ante la pentacampeona del mundo a saborear las mieles del éxito ante la quince veces ganadora de la Copa América.
De cometer un vergonzoso fallo de principiante y regalar un gol a Roberto Firmino, que definió de manera burlesca a puerta vacía sin mirar al arco, a detener un penalti a Luis Suárez, clave para que Perú alcanzase las semifinales, lo que dejó al delantero uruguayo tendido entre lágrimas en el césped.
Ese penalti, el primero de Uruguay en la tanda, fue la clave para la clasificación de Perú, pues ningún otro jugador falló su lanzamiento y terminó 5-4 a favor de la Blanquirroja.
Gallese pasó así de recibir la mayor goleada sufrida por Perú en once años a ser el artífice de una nueva clasificación para las semifinales de la Copa América, la tercera en las últimas cuatro ediciones del torneo.
Justo antes de la tanda de penaltis, el capitán Paolo Guerrero le recordó su calidad: "Le dije que era grande y que iba a darnos la felicidad de la clasificación. Y bueno, lo dio: tapó el penal", contó Guerrero al acabar el partido.
"Pedro lo sabe. Es un arquerazo. Todo el mundo lo elogia y lo ha demostrado en todo el proceso del profesor Gareca", añadió el delantero.
El fútbol estaba en deuda con Gallese, de 29 años, y este se la cobró pronto, no solo por el esperpento ante Brasil, sino también por la anterior Copa América donde Perú fue eliminado por Colombia en los penaltis de los cuartos de final.
Del 22 de junio, fecha de la debacle contra Brasil; al 29 de junio, día del encuentro contra Uruguay, hubo en Perú una tensa y complicada espera llena de rumores de crisis dentro del equipo, a lo que se sumó la lesión de Jefferson Farfán.
El primero ávido por reivindicar su figura era Gallese, cuya redención comenzó en el mismo partido contra Brasil donde en el último minuto atajó un penalti a Gabriel Jesús que evitó el 6-0, aunque ya pocos se acuerdan de ese instante porque en su momento quedó como un hecho anecdótico.
El arquero peruano repitió ante Suárez lo conseguido frente a Gabriel Jesús y detuvo el penalti lanzándose a su derecha. Así encontró el instante que tanto anhelaba para brillar a nivel internacional tras una primera mitad de temporada muy difícil en Alianza Lima, donde llegó cedido del Veracruz.
Su apuesta por Alianza no le salió bien, pues el conjunto blanquiazul ha atravesado desde inicios de año muchos altibajos y hasta acumuló una racha de diez partidos sin ganar que llevó a dimitir al técnico argentino Miguel Ángel Russo.
En la Copa Libertadores todo fue de mal de mal en peor y Alianza solo logró un punto en seis partidos, con un bagaje de dos goles a favor y doce en contra.
De esa atmósfera enrarecida se contagió Gallese, cuyo nivel parecía haber mermado con la camiseta de Alianza y en Perú se temía que eso pudiese repercutir en su rendimiento con la selección.
Sin embargo, el seleccionador de Perú, el argentino Ricardo Gareca, profesa una fe ciega en Gallese, que desde que llegó hace más de cuatro años al banquillo de la Blanquirroja ha sido su arquero titular, fijo para todas las ocasiones importantes.
"Pedro Gallese es un arquero que me ha dado tantas satisfacciones... en los momentos más importantes siempre está. Ese día ante Brasil no fue un día ideal, pero para este partido estuvimos en condiciones de superarnos y Gallese fue determinante", comentó Gareca al término del partido con Uruguay.
Ahora el reto para Perú y para Gallese, que acumula 55 partidos con la selección, será mayor y consiste en superar a Chile en las semifinales para que la Blanquirroja vuelva a jugar una final de Copa América después de 44 años, lo que situaría a esta selección entre las mejores del fútbol tras haber jugado el Mundial de 2018.
Porto Alegre, EFE
Solo siete días separaron al portero Pedro Gallese de ser el villano de la apabullante goleada por 5-0 sufrida por la selección de Perú ante Brasil a ser el héroe de su clasificación para las semifinales de la Copa América en los penaltis contra Uruguay.
En apenas una semana, el indiscutible arquero titular de Perú pasó del amargo trago de ser señalado como uno de los culpables de la pobre imagen ofrecida ante la pentacampeona del mundo a saborear las mieles del éxito ante la quince veces ganadora de la Copa América.
De cometer un vergonzoso fallo de principiante y regalar un gol a Roberto Firmino, que definió de manera burlesca a puerta vacía sin mirar al arco, a detener un penalti a Luis Suárez, clave para que Perú alcanzase las semifinales, lo que dejó al delantero uruguayo tendido entre lágrimas en el césped.
Ese penalti, el primero de Uruguay en la tanda, fue la clave para la clasificación de Perú, pues ningún otro jugador falló su lanzamiento y terminó 5-4 a favor de la Blanquirroja.
Gallese pasó así de recibir la mayor goleada sufrida por Perú en once años a ser el artífice de una nueva clasificación para las semifinales de la Copa América, la tercera en las últimas cuatro ediciones del torneo.
Justo antes de la tanda de penaltis, el capitán Paolo Guerrero le recordó su calidad: "Le dije que era grande y que iba a darnos la felicidad de la clasificación. Y bueno, lo dio: tapó el penal", contó Guerrero al acabar el partido.
"Pedro lo sabe. Es un arquerazo. Todo el mundo lo elogia y lo ha demostrado en todo el proceso del profesor Gareca", añadió el delantero.
El fútbol estaba en deuda con Gallese, de 29 años, y este se la cobró pronto, no solo por el esperpento ante Brasil, sino también por la anterior Copa América donde Perú fue eliminado por Colombia en los penaltis de los cuartos de final.
Del 22 de junio, fecha de la debacle contra Brasil; al 29 de junio, día del encuentro contra Uruguay, hubo en Perú una tensa y complicada espera llena de rumores de crisis dentro del equipo, a lo que se sumó la lesión de Jefferson Farfán.
El primero ávido por reivindicar su figura era Gallese, cuya redención comenzó en el mismo partido contra Brasil donde en el último minuto atajó un penalti a Gabriel Jesús que evitó el 6-0, aunque ya pocos se acuerdan de ese instante porque en su momento quedó como un hecho anecdótico.
El arquero peruano repitió ante Suárez lo conseguido frente a Gabriel Jesús y detuvo el penalti lanzándose a su derecha. Así encontró el instante que tanto anhelaba para brillar a nivel internacional tras una primera mitad de temporada muy difícil en Alianza Lima, donde llegó cedido del Veracruz.
Su apuesta por Alianza no le salió bien, pues el conjunto blanquiazul ha atravesado desde inicios de año muchos altibajos y hasta acumuló una racha de diez partidos sin ganar que llevó a dimitir al técnico argentino Miguel Ángel Russo.
En la Copa Libertadores todo fue de mal de mal en peor y Alianza solo logró un punto en seis partidos, con un bagaje de dos goles a favor y doce en contra.
De esa atmósfera enrarecida se contagió Gallese, cuyo nivel parecía haber mermado con la camiseta de Alianza y en Perú se temía que eso pudiese repercutir en su rendimiento con la selección.
Sin embargo, el seleccionador de Perú, el argentino Ricardo Gareca, profesa una fe ciega en Gallese, que desde que llegó hace más de cuatro años al banquillo de la Blanquirroja ha sido su arquero titular, fijo para todas las ocasiones importantes.
"Pedro Gallese es un arquero que me ha dado tantas satisfacciones... en los momentos más importantes siempre está. Ese día ante Brasil no fue un día ideal, pero para este partido estuvimos en condiciones de superarnos y Gallese fue determinante", comentó Gareca al término del partido con Uruguay.
Ahora el reto para Perú y para Gallese, que acumula 55 partidos con la selección, será mayor y consiste en superar a Chile en las semifinales para que la Blanquirroja vuelva a jugar una final de Copa América después de 44 años, lo que situaría a esta selección entre las mejores del fútbol tras haber jugado el Mundial de 2018.