Con la bendición de Maduro, el ELN gana cada vez mayor presencia en Venezuela
Al amparo de la dictadura, el Ejército de Liberación Nacional tiene cada vez mayor presencia dentro de Venezuela
Laureano Pérez Izquierdo
laureano@infobae.com
Vladimir Padrino López, el generalísimo de Caracas, transita horas de tensión. En la mira de la dictadura por su inconcluso rol durante la madrugada del pasado 30 de abril, el más poderoso militar venezolano debe mostrarse activo. Es por eso que intenta cumplir con perfección marcial las órdenes de Nicolás Maduro en torno a "la nueva doctrina militar en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Cada hombre y mujer de la Patria defenderá el territorio y su derecho a vivir en libertad", en boca del jefe del régimen.
Esta defensa civil de la que habla el presidente que conversa con pájaros fue orquestada por el gobierno años atrás. Se trata de los "colectivos chavistas", una fuerza parapolicial que inyecta terror sobre la población en todo el territorio. Esos grupos, inorgánicos, se hacen poderosos en ciudades y son omnipresentes allí donde el estado parece ausente. Por ejemplo: la frontera con Colombia. En el Puente Simón Bolívar es donde mejor se manifiesta. Es aquel cruce internacional que fuera símbolo del bloqueo de la ayuda humanitaria el pasado 24 de febrero y que debería unir San Cristóbal con Cúcuta, del otro lado fronterizo.
Nacidos como Círculos Bolivarianos en tiempos de Hugo Chávez, estas bandas que fueron moldeadas por Diosdado Cabello son la Gestapo del Palacio de Miraflores y su arma de choque civil. Hoy, con el caos reinante en todo Venezuela, operan con casi plena autonomía. Tanta es su libertad que se comportan como amos y señores de los puestos migratorios y hasta cobran "vacunas" al resto de la ciudadanía. Ese es el nombre con que los venezolanos llaman al "impuesto" que les obligan a pagar cada vez que pretenden cruzar el límite nacional.
Ese autogobierno no podría continuar sin la bendición de Caracas. Es tal la complacencia que incluso la dictadura hace la vista gorda a los negocios que estos tienen con ex miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esos negocios, desde luego, no cuentan con estándares del comercio regular. El tráfico de drogas y el de armamento se manejan en otros suburbios.
Pero el vínculo entre la administración de Maduro y guerrilleros del ELN se extiende más allá del narco. Fue Padrino quien orquestó la instrucción en armamento ruso para los irregulares. Más específicamente: el ejército que alguna vez inspiró y comandó Simón Bolívar dispone de sus hombres para enseñar a colombianos a utilizar el 9K38 IGLA, un sistema lanza cohetes tierra-aire. El entrenamiento fue denunciado los primeros días de mayo por el general Luis Fernando Navarro Jiménez, Comandante General de las Fuerzas Militares de Colombia. La actividad continúa.
La mayoría de los hombres del ELN agazapados en Venezuela se encuentran en los estados de Zulia, Apure y Táchira. Pero tendrían presencia en casi toda la nación. Son alrededor de mil miembros de aquel grupo armado en permanente coordinación con Miraflores. Representan más del 45 por ciento del total de su fuerza. La FANB de Padrino López es su principal fuente de dinero y armamento, sumado a los negociados que consiguen gracias a sus vínculos con los colectivos, a quienes a su vez instruyen.
Hoy, Roger Noriega, ex subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos entre julio de 2003 y octubre de 2005 alertó sobre la creciente presencia de rebeldes y la "narcoamenaza". El diplomático es uno de los que más conocen los resortes íntimos del Socialismo del Siglo XXI. Dirigió -durante sus años como encargado de esa oficina- las relaciones entre su país y Venezuela. Eran tiempos de Chávez y el experto en política regional ya vislumbraba el destino del país.
"El presidente tiene razón al ver las narcoamenazas y poner 'todas las opciones sobre la mesa'. Los diplomáticos estadounidenses deben darse cuenta de que no podemos derrotar a este régimen criminal con tweets, golosinas o conversaciones", indicó en la tarde del miércoles Noriega a través de su cuenta de Twitter. En similar línea se manifestó hoy el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Almagro dijo hoy que "Irán y Hezbollah tienen sólida base de operaciones en Sudamérica en alianza con la narcodictadura de Nicolás Maduro" lo cual "representa una victoria para el terrorismo".
Ese terrorismo es -también- uno de los pilares sobre los que se sostiene la dictadura caraqueña y la amenazante carta contra los países vecinos y la región. Aquel pilar póstumo que mantiene, aún, al chavismo en lo más alto del poder.
Laureano Pérez Izquierdo
laureano@infobae.com
Vladimir Padrino López, el generalísimo de Caracas, transita horas de tensión. En la mira de la dictadura por su inconcluso rol durante la madrugada del pasado 30 de abril, el más poderoso militar venezolano debe mostrarse activo. Es por eso que intenta cumplir con perfección marcial las órdenes de Nicolás Maduro en torno a "la nueva doctrina militar en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Cada hombre y mujer de la Patria defenderá el territorio y su derecho a vivir en libertad", en boca del jefe del régimen.
Esta defensa civil de la que habla el presidente que conversa con pájaros fue orquestada por el gobierno años atrás. Se trata de los "colectivos chavistas", una fuerza parapolicial que inyecta terror sobre la población en todo el territorio. Esos grupos, inorgánicos, se hacen poderosos en ciudades y son omnipresentes allí donde el estado parece ausente. Por ejemplo: la frontera con Colombia. En el Puente Simón Bolívar es donde mejor se manifiesta. Es aquel cruce internacional que fuera símbolo del bloqueo de la ayuda humanitaria el pasado 24 de febrero y que debería unir San Cristóbal con Cúcuta, del otro lado fronterizo.
Nacidos como Círculos Bolivarianos en tiempos de Hugo Chávez, estas bandas que fueron moldeadas por Diosdado Cabello son la Gestapo del Palacio de Miraflores y su arma de choque civil. Hoy, con el caos reinante en todo Venezuela, operan con casi plena autonomía. Tanta es su libertad que se comportan como amos y señores de los puestos migratorios y hasta cobran "vacunas" al resto de la ciudadanía. Ese es el nombre con que los venezolanos llaman al "impuesto" que les obligan a pagar cada vez que pretenden cruzar el límite nacional.
Ese autogobierno no podría continuar sin la bendición de Caracas. Es tal la complacencia que incluso la dictadura hace la vista gorda a los negocios que estos tienen con ex miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esos negocios, desde luego, no cuentan con estándares del comercio regular. El tráfico de drogas y el de armamento se manejan en otros suburbios.
Pero el vínculo entre la administración de Maduro y guerrilleros del ELN se extiende más allá del narco. Fue Padrino quien orquestó la instrucción en armamento ruso para los irregulares. Más específicamente: el ejército que alguna vez inspiró y comandó Simón Bolívar dispone de sus hombres para enseñar a colombianos a utilizar el 9K38 IGLA, un sistema lanza cohetes tierra-aire. El entrenamiento fue denunciado los primeros días de mayo por el general Luis Fernando Navarro Jiménez, Comandante General de las Fuerzas Militares de Colombia. La actividad continúa.
La mayoría de los hombres del ELN agazapados en Venezuela se encuentran en los estados de Zulia, Apure y Táchira. Pero tendrían presencia en casi toda la nación. Son alrededor de mil miembros de aquel grupo armado en permanente coordinación con Miraflores. Representan más del 45 por ciento del total de su fuerza. La FANB de Padrino López es su principal fuente de dinero y armamento, sumado a los negociados que consiguen gracias a sus vínculos con los colectivos, a quienes a su vez instruyen.
Hoy, Roger Noriega, ex subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos entre julio de 2003 y octubre de 2005 alertó sobre la creciente presencia de rebeldes y la "narcoamenaza". El diplomático es uno de los que más conocen los resortes íntimos del Socialismo del Siglo XXI. Dirigió -durante sus años como encargado de esa oficina- las relaciones entre su país y Venezuela. Eran tiempos de Chávez y el experto en política regional ya vislumbraba el destino del país.
"El presidente tiene razón al ver las narcoamenazas y poner 'todas las opciones sobre la mesa'. Los diplomáticos estadounidenses deben darse cuenta de que no podemos derrotar a este régimen criminal con tweets, golosinas o conversaciones", indicó en la tarde del miércoles Noriega a través de su cuenta de Twitter. En similar línea se manifestó hoy el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Almagro dijo hoy que "Irán y Hezbollah tienen sólida base de operaciones en Sudamérica en alianza con la narcodictadura de Nicolás Maduro" lo cual "representa una victoria para el terrorismo".
Ese terrorismo es -también- uno de los pilares sobre los que se sostiene la dictadura caraqueña y la amenazante carta contra los países vecinos y la región. Aquel pilar póstumo que mantiene, aún, al chavismo en lo más alto del poder.