Chile no brilla pero sabe competir
Gerard Soler
Salvador, EFE
El fútbol ágil de toque del Chile del Mundial de Brasil y la Copa América de 2015 ha dado paso a un juego mucho menos vistoso pero igual de efectivo con el colombiano Reinaldo Rueda en el banquillo, que está echando mano del oficio y la experiencia de sus futbolistas.
La Roja ha demostrado en la Copa América de Brasil que cuando no puede mover el balón con fluidez, se pone el mono de trabajo para sacar los partidos adelante.
Lo hizo ante Japón (0-4) y ayer contra Ecuador (1-2), dos partidos que le permitieron obtener el pase para los cuartos de final del campeonato.
La ausencia en Brasil de Marcelo Díaz cambió de pies a cabeza la configuración del centro del campo chileno, uno de los sellos distintivos que explican los éxitos obtenidos los últimos años.
Díaz, del Racing argentino, era la brújula del equipo y todas las jugadas empezaban en las botas del centrocampista, escudado por Charles Aránguiz y Arturo Vidal.
Pero los problemas en el vestuario chileno, que ya acabaron con el arquero Claudio Bravo, arrasaron también a Díaz, acusado por sus compañeros de filtrar información a la prensa.
Reinaldo Rueda nunca convocó a Díaz con el argumento de que no lo necesitaba y que tenía otros futbolistas que podían ocupar su lugar, aunque ello suponía un irremediable cambio de estilo.
Díaz ha sido reemplazado por Erick Pulgar, un volante con un perfil totalmente diferente, mucho más defensivo, que le ha dado más consistencia a la medular pero le ha restado creatividad y velocidad.
Frente a Japón, los chilenos se vieron sorprendidos por la movilidad inicial de los centrocampistas y los delanteros rivales, y tuvieron la fortuna de que los nipones tenían la mira desenfocada y erraron una y otra vez en el remate.
Chile corrigió su posicionamiento con el paso de los minutos y castigó la candidez japonesa con un vendaval de goles. Eduardo Vargas, un ariete copero por naturaleza, marcó un doblete y Alexis Sánchez, máximo artillero en la historia de la selección, también anotó.
Contra Ecuador fue otra historia. Los jugadores y Rueda anticipaban un duelo mucho más físico y brusco, y así fue.
Pese a que hubo dos goles, el primer tiempo entre chilenos y ecuatorianos fue un suplicio. Solo hubo seis toques en el área rival, tres por bando, menos que en cualquier otra primera mitad en la Copa América de Brasil.
Y se pitaron 26 faltas, la cifra más elevada para los primeros 45 minutos de cualquier otro partido de las tres últimas ediciones de la Copa América.
Cuando peor pintaban las cosas para Chile apareció Alexis y salvó los muebles con un gol crucial que anotó pese a jugar con un esguince en el tobillo.
Con ese trabajada victoria, Chile se mantiene invicta por séptimo partido consecutivo en la Copa América, con seis triunfos y un empate, su mayor racha sin perder desde 1945, cuando acumuló cinco partidos ganados y dos empate.
El capitán Gary Medel ilustró al final del duelo la filosofía de trabajo y esfuerzo que caracteriza el Chile de Rueda, que llegó muy cuestionado el torneo, después de una decena de amistosos con resultados discretos.
"Nos estamos rompiendo el culo y lo estamos demostrando. No hay que mirar en menos a nadie", dijo el defensa.
Chile y Uruguay se disputarán el lunes en el Maracaná de Río de Janeiro el primer lugar del Grupo C. Se da la paradoja de que ambos equipos quizás no ven con malos ojos evitar el liderazgo, porque uno de los posibles rivales en el cruce de cuartos es Argentina, si la Albiceleste pasa como tercera de grupo.
El segundo del Grupo C se enfrentará a Colombia, un rival que pese a su buen momento, genera menos temor en Chile que Argentina, a la que han ganado las dos últimas finales de la Copa América.
Salvador, EFE
El fútbol ágil de toque del Chile del Mundial de Brasil y la Copa América de 2015 ha dado paso a un juego mucho menos vistoso pero igual de efectivo con el colombiano Reinaldo Rueda en el banquillo, que está echando mano del oficio y la experiencia de sus futbolistas.
La Roja ha demostrado en la Copa América de Brasil que cuando no puede mover el balón con fluidez, se pone el mono de trabajo para sacar los partidos adelante.
Lo hizo ante Japón (0-4) y ayer contra Ecuador (1-2), dos partidos que le permitieron obtener el pase para los cuartos de final del campeonato.
La ausencia en Brasil de Marcelo Díaz cambió de pies a cabeza la configuración del centro del campo chileno, uno de los sellos distintivos que explican los éxitos obtenidos los últimos años.
Díaz, del Racing argentino, era la brújula del equipo y todas las jugadas empezaban en las botas del centrocampista, escudado por Charles Aránguiz y Arturo Vidal.
Pero los problemas en el vestuario chileno, que ya acabaron con el arquero Claudio Bravo, arrasaron también a Díaz, acusado por sus compañeros de filtrar información a la prensa.
Reinaldo Rueda nunca convocó a Díaz con el argumento de que no lo necesitaba y que tenía otros futbolistas que podían ocupar su lugar, aunque ello suponía un irremediable cambio de estilo.
Díaz ha sido reemplazado por Erick Pulgar, un volante con un perfil totalmente diferente, mucho más defensivo, que le ha dado más consistencia a la medular pero le ha restado creatividad y velocidad.
Frente a Japón, los chilenos se vieron sorprendidos por la movilidad inicial de los centrocampistas y los delanteros rivales, y tuvieron la fortuna de que los nipones tenían la mira desenfocada y erraron una y otra vez en el remate.
Chile corrigió su posicionamiento con el paso de los minutos y castigó la candidez japonesa con un vendaval de goles. Eduardo Vargas, un ariete copero por naturaleza, marcó un doblete y Alexis Sánchez, máximo artillero en la historia de la selección, también anotó.
Contra Ecuador fue otra historia. Los jugadores y Rueda anticipaban un duelo mucho más físico y brusco, y así fue.
Pese a que hubo dos goles, el primer tiempo entre chilenos y ecuatorianos fue un suplicio. Solo hubo seis toques en el área rival, tres por bando, menos que en cualquier otra primera mitad en la Copa América de Brasil.
Y se pitaron 26 faltas, la cifra más elevada para los primeros 45 minutos de cualquier otro partido de las tres últimas ediciones de la Copa América.
Cuando peor pintaban las cosas para Chile apareció Alexis y salvó los muebles con un gol crucial que anotó pese a jugar con un esguince en el tobillo.
Con ese trabajada victoria, Chile se mantiene invicta por séptimo partido consecutivo en la Copa América, con seis triunfos y un empate, su mayor racha sin perder desde 1945, cuando acumuló cinco partidos ganados y dos empate.
El capitán Gary Medel ilustró al final del duelo la filosofía de trabajo y esfuerzo que caracteriza el Chile de Rueda, que llegó muy cuestionado el torneo, después de una decena de amistosos con resultados discretos.
"Nos estamos rompiendo el culo y lo estamos demostrando. No hay que mirar en menos a nadie", dijo el defensa.
Chile y Uruguay se disputarán el lunes en el Maracaná de Río de Janeiro el primer lugar del Grupo C. Se da la paradoja de que ambos equipos quizás no ven con malos ojos evitar el liderazgo, porque uno de los posibles rivales en el cruce de cuartos es Argentina, si la Albiceleste pasa como tercera de grupo.
El segundo del Grupo C se enfrentará a Colombia, un rival que pese a su buen momento, genera menos temor en Chile que Argentina, a la que han ganado las dos últimas finales de la Copa América.