'Vendetta' de Nadal: jugará su final 50 en Masters 1.000

Nadal se tomó la revancha de la derrota contra Tsitsipas en Madrid y jugará el partido por el título por undécima vez en el Foro Itálico ante Djokovic.

Nacho Albarrán
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Hablando del rey de Roma, por la puerta asomó este sábado en el Foro Itálico. Rafa Nadal, ocho veces campeón del torneo, más que nadie, lo hizo con la fuerza y la determinación que le han convertido en una leyenda aún en activo, en el gran dominador del tenis sobre tierra. El balear se tomó cumplida 'vendetta' de la derrota que había sufrido hace una semana en el Mutua Madrid Open ante Stefanos Tsitsipas, también en semfinales, y ganó al griego con un plan que le salió prácticamente perfecto: 6-3 y 6-4 en 1h:42. Esta vez, la estrella emergente de 20 años no pudo evitar el pase de un nuevo capítulo de la rivalidad más repetida de la historia del deporte de la raqueta. Nadal y Djokovic se enfrentarán este domingo (16:00, #Vamos) por 54ª vez, 26ª en una final y 24ª en tierra. El serbio, que ganó al argentino Schwartzman por 6-3 y 6-7 (2) y 6-3, domina en el global (28-25) y en la lucha por los títulos (15-10), mientras que sobre arcilla la ventaja es para el español (16-7). El último envite se lo llevó Nole con facilidad en enero, en la final de Australia. También estará en juego en la Centrale el desempate en el liderato de títulos de Masters 1.000 (ver tabla), que comparten ambos con 33.


Era el partido número 71 de Nadal en la penúltima ronda de un Masters 1.000 y nunca había perdido uno en la Ciudad Eterna (11-0 ahora). Con su triunfo, trabajado y concienzudo ("Tengo claro lo que debo hacer", había dicho en la previa), se ganó el derecho a jugar por undécima vez la final del BNL Internazionali, que será la número 50 en la segunda categoría del circuito. A ella llega el español habiendo perdido sólo una vez su saque (ante Verdasco) y sin ceder un solo set (8-0). Tsitsipas buscaba una hazaña que solo había logrado antes un jugador, Djokovic, el único que ha ganado al de Manacor dos veces seguidas sobre arcilla (finales de Madrid y Roma en 2011). Pero esta vez se encontró con un rival encorajinado, que había estudiado muy bien el anterior duelo entre ambos de la Caja Mágica y desconcertó al heleno con diferentes recursos. Unas veces, envolviendo y liftando la bola con el drive para darle revoluciones y reducir el bote sobre el revés de Stefanos; otras tirando pelotas altas al fondo de la pista; a veces, con más agresividad (21 golpes ganadores) si el saque, que le funcionó bien, se lo permitía. En fin, con un compendio de recursos incontestables para su oponente y menos fallos (17) que en su último careo (31).

Le ayudó también la diferencia de altitud (20 metros contra 667), que redujo la velocidad y la potencia de los golpes de Tsitsipas, que intentó repetir su patrón agresivo de salida, pero vio su saque quebrado a la primera y solo inquietó con un 30-40 y una ventaja posterior en el tercer juego. Nadal aguantó y esa fue la última oportunidad que tuvo la estrella emergente de 20 años de romper el turno del número dos del mundo. A partir de ahí, dictó el ritmo del partido a su antojo. En el segundo set, quebró el servicio del brillante melenudo griego (subirá al sexto puesto del ranking) para ponerse con 2-1 y caminar regio hacia un final inevitable.

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