Migrantes venezolanos venden sus bolívares para “sobrevivir ”

Recientemente se detectó que hay quienes ofrecen sus billetes a cambio de “una colaboración”; otros, en cambio, encontraron la forma de comercializar los cortes.


Laura Maldonado / La Paz
“De algo tengo que sobrevivir. Traje todo mi ahorro de vida, todos mis billetes de Venezuela que hoy en día no tienen ningún valor en mi país y ahora los ofrezco acá, por una colaboración”, contó una migrante venezolana que arribó al país hace unos días.


La mujer relató que llegó a La Paz con la esperanza de encontrar “mejores oportunidades” en el territorio nacional, frente a la crisis económica que atraviesa su país.

Ayer, ella, junto a su pequeña hija, armó un puesto en una de las aceras de El Prado, donde colocó encima de un nylon muchos billetes venezolanos de diferentes cortes para ofrecerlos a la ciudadanía.

De acuerdo con las entrevistas realizadas, los ciudadanos venezolanos que llegan al país “buscan las formas de sobrevivir durante los primeros días de su estadía, ya sea vendiendo dulces u otro tipo de objetos, como artesanías”.

De forma reciente, no obstante, se detectó que hay quienes ofertan sus billetes a cambio de “una colaboración”; otros, en cambio, encontraron la forma de comercializar los cortes.

“Es una forma de sobrevivir que tengo estos días. Estos billetes los cambio por una colaboración de las personas. El dinero que recibo me ayuda con la alimentación de mi hija y también tengo que pagar mi habitación”, afirmó la migrante.


Un boliviano equivale a 0,00132 bolívares soberanos, según la tabla de cotizaciones del Banco Central de Bolivia del 9 de mayo de este año.

La pasada jornada muchas personas se acercaron a observar los billetes y a leer el letrero en el que la migrante venezolana y su hija pidieron colaboración. “Si gusta toda la colección de 11 billetes le puedo dar a 30 bolivianos”, ofreció la mujer a las personas que se aproximaron.

Venezolanos también hacen artesanías con sus cortes.
“Nuestros sueldos alcanzan sólo para un kilo de arroz, nada más. En Venezuela se está sufriendo mucha hambre”, contó.


Muchos ciudadanos que pasaron por el lugar compraron “una colección” de cortes; otros, en cambio, sólo adquirieron “billetes sueltos”.

“Es sorprendente lo que estamos viendo, una mujer vendiendo su dinero. De repente esos billetes son del trabajo que le costó a ella. Creo que debemos ayudar”, sostuvo Ernesto Guzmán, uno de los compradores.

En el centro paceño otra familia venezolana también vendió ayer bolívares. La pareja joven de esposos, junto a uno de sus hijos, llegó al país hace algunos días.

Ambos exhibieron los billetes en un puesto improvisado en la calle y en medio de los cortes colocaron una caja de dulces. “Véalo sin compromiso”, ofreció la mujer. “Si gusta puede ser una colaboración de lo que le diga su corazón”, acotó.

“Llegué hace cuatro días y no tengo otra forma de trabajar. Me piden certificación como migrante oficial de este país y estamos ahorrando para eso”, mencionó.

La mujer venezolana, quien también pidió dejar su nombre en reserva, contó: “Tuvimos que huir de mi país por la inflación, inclusive estando embarazada y dejando a mi hija mayor”.

Mientras ella se dedicó a ofrecer los billetes, su esposo vendió, de forma ambulante, cepillos de dientes. “Estos billetes ya no tienen valor en mi país; no nos cambian en las fronteras ni en las entidades, y si lo hacen, miles de bolívares sólo equivalen acá en Bolivia 10 centavos”, dijo.


Ayer, otra migrante de Venezuela ofreció billetes de forma ambulante en el centro de la urbe paceña y contó que antes de llegar a Bolivia pasó por un país vecino, donde, no obstante, sufrió “explotación laboral y maltrato”. Por ello dejó esa nación.

“En mi país, el dinero al no tener ya valor está botado por todo lado. Los ladrones ingresan a los bancos a robar no dinero, sino equipos. La gente se volvió loca cuando dejó de tener valor estos billetes, algunos los quemaron”, afirmó.

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