Las encuestas otorgan al Partido del Brexit más votos que a conservadores y laboristas juntos

La formación de Nigel Farage se dispara en los sondeos para las elecciones europeas

Rafa de Miguel
Londres, El País
Apenas dos semanas antes de las elecciones al Parlamento Europeo, las alarmas se han disparado en los dos partidos mayoritarios británicos. El último sondeo elaborado por el instituto Opinium para The Observer atribuye al Partido del Brexit (BP, en sus siglas en inglés), la formación recién creada por el ultranacionalista Nigel Farage, más apoyo que la suma de votos que obtendrían conservadores y laboristas. Según la encuesta, el BP acumularía un respaldo de un 34% el próximo 23 de mayo. El Partido Conservador, hundido en el desprestigio por el torpe manejo del Gobierno de Theresa May del proceso de salida de la UE, apenas tendría un respaldo del 11%. El Partido Laborista de Jeremy Corbyn quedaría en segunda posición con un 21%. Hace apenas una semana, diferentes encuestas situaban a la formación de izquierdas en un empate técnico con el BP de en torno a un 28%. En el nuevo sondeo, estarían ya 11 puntos porcentuales por detrás de Farage. Los liberaldemócratas, la única formación que defiende abiertamente la permanencia del Reino Unido en la UE, tendrían un apoyo ligeramente superior que el de los conservadores, pero es flaco consuelo: según la encuesta, no obtendría más allá de un 12% de los votos.


La parálisis política que ha provocado la crisis del Brexit ha distorsionado la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo. Los conservadores, avergonzados por someter a sus electores a esta votación tres años después de que se aprobara por referéndum el abandono de las instituciones comunitarias, ni siquiera han elaborado un programa electoral concreto. May juega todavía con la idea de ser capaz de aprobar su Acuerdo de Retirada antes o después del 23 de mayo e impedir así que los eurodiputados electos lleguen a ocupar sus escaños. Ha habido un trasvase significativo de afiliados y donantes al partido de Farage, mientras las principales figuras de la formación reclaman a la primera ministra que ponga una fecha a su anunciada dimisión y se preparan ya para una contienda interna cruenta.

El Partido Laborista ha decidido centrar en la agenda social su oferta electoral e ignorar el elefante en medio de la habitación. Corbyn apela estos días a partidarios y detractores de la UE y les promete que su formación será capaz de unir al país y restañar heridas, pero en ningún momento sugiere la idea de revertir el resultado del referéndum e impedir la salida de la UE. Su última propuesta, elevar el salario mínimo de las personas de entre 16 y 25 años, que en la actualidad está establecido en cinco euros por hora, frente a los 9,50 euros para los mayores de 25, ha resonado bien entre los votantes del partido y desatado la furia de las principales organizaciones empresariales del Reino Unido.

Gobierno y laborismo siguen arrastrando sus negociaciones para buscar una salida al Brexit sin que se haya producido hasta el momento ningún resultado. May y Corbyn (más la primera, por puros motivos de supervivencia) evitan darlas por fracasadas, pero cada vez es más la presión interna de sus respectivas formaciones para que pongan fin a lo que muchos consideran una farsa. "Resulta difícil negociar con un Gobierno en desintegración cuyos miembros están inmersos en la carrera por el liderazgo del partido en vez de trabajar por la consecución de un acuerdo", ha dicho Corbyn.

Los euroescépticos conservadores reclaman a la primera ministra que ponga ya de una vez fecha a su dimisión. May sugirió que abandonaría el puesto una vez fuera aprobado el Acuerdo de Retirada pactado con la UE, que el Parlamento británico ha rechazado ya en tres ocasiones. En los próximos días, se ha comprometido a fijar ya un calendario más claro ante el llamado Comité 1922, el poderoso grupo parlamentario conservador que reúne a los diputados sin cargo en el Gobierno. Algunos medios británicos han informado de la posibilidad de que la primera ministra intente de nuevo someter a votación su plan del Brexit horas antes de la votación de las europeas del 23 de mayo, a pesar de que las cifras siguen sin revelar que disponga de apoyos en Westminster para sacar adelante el texto.

Ante la impotencia de los partidos proeuropeos (si se incluye en ellos al laborista) de presentar un mensaje común, el BP de Farage ha logrado concentrar la atención y el apoyo de muchos ciudadanos irritados, con un simple mensaje en el que acusa al establishment británico de haber traicionado el resultado del referéndum. Sus actos electorales congregan multitudes y ha conseguido vestir con una capa de moderación al nuevo partido, para alejarse de los mensajes racistas y ultras que desprende el UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), que no ha abandonado la marginalidad desde que Farage dejó de ser su líder.

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