La difícil venta de Gareth Bale
Tras no ser convocado para el encuentro ante el Villarreal, las opciones de venta del galés se desmoronan: su sueldo, sus lesiones, su negativa a marcharse, el United sin Champions...
Agustín Martín
As
Pintan bastos en el horizonte de Gareth Bale en el Real Madrid. A la sorprendente baja para el encuentro ante el Villarreal, quizá para evitarle más pitos de la grada en un encuentro en el que los blancos necesitaban tener un ambiente favorable para jugar sueltos y con desparpajo (también porque quizá Zidane ya se ha cansado de su actitud en el terreno de juego y prefiere dar esos minutos a otros jugadores a los que necesita calibrar antes de que se marchen de vacaciones o con sus selecciones), su ausencia ha sido, es y será llamativa a lo largo de esta semana. Con día y medio por delante de descanso (la plantilla no regresará a ejercitarse a Valdebebas hasta el martes 7 de mayo a las 17:00 horas), el futuro del galés no pinta bien.
Lo cierto es que no pinta bien para ninguna de ambas partes: el club y el jugador. El jugador ya sabe que no cuenta con el beneplácito del entrenador. Tras la derrota ante el Rayo fue preguntado por la actuación del once blanco ante los franjirrojos, siendo cortante su respuesta: “No sé si tiene la cabeza en el Madrid. Le tenéis que preguntar a él”. Una semana después, tras la victoria ante el Villarreal, la respuesta volvió a ser evasiva: “Soy el entrenador, tengo que hacer una lista y ya está. Vosotros interpretáis lo que queréis, pero alguno se tiene que quedar fuera…”. Dos respuestas evasivas quizá para normalizar su relación con el resto de la plantilla.
Bale ha afirmado por activa y por pasiva que no quiere irse del Madrid (la última vez a través de sus agentes el pasado 8 de abril en una reunión que mantuvieron con José Ángel Sánchez). Aún le restan tres temporadas de contrato con los blancos, pero todas las señales muestran a un jugador que tiene su tiempo contado como madridista. Además, pocos equipos están dispuestos a pagar los 17 millones de euros que cobra en el Madrid. Eso sin contar las numerosas lesiones musculares que le han lastrado en las seis campañas que lleva en el club de Chamartín. Por si fuera poco, uno de los candidatos con más posibilidades para que el galés recalara allí, el Manchester United, ha visto cómo se ha quedado fuera de los puestos para disputar la próxima edición de la Champions. Y eso, para un jugador que ha sido clave en las cuatro últimas Orejonas que han ganado los blancos (goles en 2014 y 2018 y asistencia en 2016), es dar un paso atrás. Su traspaso es una bala en la recámara para el club, que aspira a sacar algo más de 100 millones de euros por su venta. Pero llegamos a la situación en la que la pescadilla se muerde la cola: si no juega, su valor se devalúa a cada minuto que pasa. Si juega como contra el Rayo, algunos compañeros se pueden sentir agraviados. Veremos cómo acaba la cuadratura del círculo…
Agustín Martín
As
Pintan bastos en el horizonte de Gareth Bale en el Real Madrid. A la sorprendente baja para el encuentro ante el Villarreal, quizá para evitarle más pitos de la grada en un encuentro en el que los blancos necesitaban tener un ambiente favorable para jugar sueltos y con desparpajo (también porque quizá Zidane ya se ha cansado de su actitud en el terreno de juego y prefiere dar esos minutos a otros jugadores a los que necesita calibrar antes de que se marchen de vacaciones o con sus selecciones), su ausencia ha sido, es y será llamativa a lo largo de esta semana. Con día y medio por delante de descanso (la plantilla no regresará a ejercitarse a Valdebebas hasta el martes 7 de mayo a las 17:00 horas), el futuro del galés no pinta bien.
Lo cierto es que no pinta bien para ninguna de ambas partes: el club y el jugador. El jugador ya sabe que no cuenta con el beneplácito del entrenador. Tras la derrota ante el Rayo fue preguntado por la actuación del once blanco ante los franjirrojos, siendo cortante su respuesta: “No sé si tiene la cabeza en el Madrid. Le tenéis que preguntar a él”. Una semana después, tras la victoria ante el Villarreal, la respuesta volvió a ser evasiva: “Soy el entrenador, tengo que hacer una lista y ya está. Vosotros interpretáis lo que queréis, pero alguno se tiene que quedar fuera…”. Dos respuestas evasivas quizá para normalizar su relación con el resto de la plantilla.
Bale ha afirmado por activa y por pasiva que no quiere irse del Madrid (la última vez a través de sus agentes el pasado 8 de abril en una reunión que mantuvieron con José Ángel Sánchez). Aún le restan tres temporadas de contrato con los blancos, pero todas las señales muestran a un jugador que tiene su tiempo contado como madridista. Además, pocos equipos están dispuestos a pagar los 17 millones de euros que cobra en el Madrid. Eso sin contar las numerosas lesiones musculares que le han lastrado en las seis campañas que lleva en el club de Chamartín. Por si fuera poco, uno de los candidatos con más posibilidades para que el galés recalara allí, el Manchester United, ha visto cómo se ha quedado fuera de los puestos para disputar la próxima edición de la Champions. Y eso, para un jugador que ha sido clave en las cuatro últimas Orejonas que han ganado los blancos (goles en 2014 y 2018 y asistencia en 2016), es dar un paso atrás. Su traspaso es una bala en la recámara para el club, que aspira a sacar algo más de 100 millones de euros por su venta. Pero llegamos a la situación en la que la pescadilla se muerde la cola: si no juega, su valor se devalúa a cada minuto que pasa. Si juega como contra el Rayo, algunos compañeros se pueden sentir agraviados. Veremos cómo acaba la cuadratura del círculo…