La amenaza de Trump de imponer nuevos aranceles descoloca a China
Pekín mantiene sus planes de mandar una delegación a Washington para negociar un acuerdo, mientras caen las Bolsas
Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
La perspectiva de un pacto inminente para resolver la guerra comercial entre EE UU y China parece más lejos. Después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, haya amenazado con imponer nuevos aranceles el viernes si para entonces no se ha llegado a un acuerdo, Pekín analiza cómo responder a un anuncio que parece haberle tomado por sorpresa, cuando un equipo negociador se disponía a viajar a Washington para una nueva ronda de negociaciones. Los avisos desde la Casa Blanca han causado este lunes el desplome de los mercados asiáticos, una tendencia que luego se ha contagiado a Europa y EE UU, que a lo largo de las últimas semanas habían subido a medida que crecían las expectativas de un acuerdo.
La reacción oficial ha sido exquisitamente diplomática, mientras en privado el Gobierno chino sopesa sus opciones. Antes de responder con amenazas recíprocas —como ha hecho en el pasado— prefiere explorar alternativas que no quemen puentes, pero tampoco quiere ofrecer grandes concesiones que parezcan una rendición del presidente chino, Xi Jinping, ante Donald Trump.
En su rueda de prensa diaria, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, ha tratado de restar hierro a las declaraciones del presidente estadounidense, al recordar que “este tipo de situación ha ocurrido muchas otras veces”. “Seguimos esperando que Estados Unidos y China colaboren para acercarse y busquen lograr un acuerdo mutuamente beneficioso basado en el respeto mutuo. Es algo que no solo se alinea con los intereses de la parte china, sino también los de Estados Unidos y es lo que espera la comunidad internacional”.
Pero si ante el público Pekín muestra cara de póker, de puertas adentro la avalancha de tuits del presidente estadounidense durante la noche del domingo no ha sido en absoluto plato de gusto. China lleva tiempo convencida de que Washington quiere poner límites a su ascenso como potencia, y este tipo de gestos aumentan su desconfianza.
El Ministerio de Comercio no ha querido hacer comentarios a la prensa. El vice primer ministro, Liu He, máximo representante chino en las negociaciones, debía en principio viajar este lunes a Washington al frente de una delegación de más de un centenar de personas para dar un nuevo impulso al diálogo a lo largo de toda la semana. Esa visita parece ahora que será mucho más modesta en tiempo y en tamaño de la comitiva.
Desde Exteriores, Geng se limitaba a declarar que la visita sigue en pie. “El equipo chino se está preparando para viajar a Estados Unidos para consultas”, declaraba. No quiso precisar cuánto tiempo viajaría esa delegación, si permanecería en Washington los días que se habían previsto inicialmente, o siquiera si esta vez la presidiría Liu He. El vice primer ministro ya vivió una experiencia similar el año pasado. Entonces cerró una visita a Washington con un principio de acuerdo con el secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin, para aumentar las compras chinas de productos estadounidenses, solo para acabar viendo cómo Trump echaba por la borda aquel entendimiento.
En principio, la que debe ser la ronda número once de negociaciones debía empezar el miércoles y continuar hasta el viernes. El miércoles es, precisamente, el día previsto también para que en Vancouver (Canadá) la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, comparezca ante un tribunal que debe decidir sobre su posible extradición a Estados Unidos por cargos de fraude para violar las sanciones que Washington impone a Irán. Algo que complica aún más las negociaciones.
En sus tuits, Trump había anunciado el viernes que elevará del 10% al 25% la tasa arancelaria que aplica a productos chinos importados por valor de 200.000 millones de dólares. Otros productos chinos por valor de 325.000 millones de dólares también podrían verse sometidos a ese impuesto. La negociación “continúa, pero demasiado lenta, e intentan renegociar. No!”, tuiteó el presidente estadounidense.
Este lunes ha vuelto a insistir en el mensaje, dejando claro que no se trata de un calentón. Y, por ende, que las posiciones de los dos países continúan aún muy alejadas pese a las palabras de satisfacción con que se cerró la última ronda la semana pasada. “Estados Unidos ha perdido, durante muchos años, entre 600.000 y 800.000 millones de dólares en comercio. Con China perdemos 500.000 millones de dólares. Lo siento, no vamos a seguir haciendo eso!”, volvía a tuitear Trump.
Entre los asuntos que quedan por resolver en la negociación se encuentran los más peliagudos, incluido qué pasará con los aranceles que ya existen. Estados Unidos quiere un mayor acceso al mercado chino para las empresas extranjeras y garantías sobre la protección de la propiedad intelectual. China se ha mostrado dispuesta a aumentar sus compras de bienes estadounidenses, particularmente energía y productos agrícolas, pero se resiste a medidas que puedan alterar su modelo de desarrollo, baso en una economía controlada por el Estado.
En una nota, la consultora Eurasia Group considera que “las negociaciones encaran ahora un riesgo creciente de un punto muerto prolongado, quizás incluso durante las elecciones presidenciales” en Estados Unidos de noviembre de 2020.
Qué hay detrás de la amenaza de Trump es aún una incógnita. Las palabras en sus tuits —“intentan renegociar”— parecen apuntar a un intento de la delegación china de echarse atrás en algunos de los compromisos aparentemente ya cerrados. También podrían deberse a una simple táctica negociadora para intentar lograr concesiones de último momento. O el presidente estadounidense puede haberse visto alentado por los datos positivos de la economía en su país y sentirse menos presionado para llegar a un acuerdo.
“Alentado por la fortaleza de la economía estadounidense, Trump está ahora listo para hacer valer esa ventaja en un momento crítico, y casi con toda seguridad cumplirá su amenaza esta semana”, apunta Eurasia Group. “Haría falta un movimiento desesperado de Pekín para impedirlo”.
Los avisos del presidente estadounidense causaron el desplome de los mercados asiáticos, que a lo largo de las últimas semanas habían subido gradualmente a medida que crecían las expectativas de un acuerdo este mismo mes. En China, las Bolsas registraban su mayor retroceso en un solo día de los últimos dos años: en Shanghái, el índice compuesto cerraba con una bajada del 5,58%; en Shenzhen, el batacazo era del 7,4%. En Hong Kong, la pérdida de su índice Hang Seng era del 2,8%. En una jornada festiva en Japón y Corea del Sur, tanto Australia como Singapur terminaban la jornada con caídas en sus principales índices.
Las Bolsas europeas también encajaban fuertes recortes de alrededor del 1,8%, en la misma línea que Wall Street.
Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
La perspectiva de un pacto inminente para resolver la guerra comercial entre EE UU y China parece más lejos. Después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, haya amenazado con imponer nuevos aranceles el viernes si para entonces no se ha llegado a un acuerdo, Pekín analiza cómo responder a un anuncio que parece haberle tomado por sorpresa, cuando un equipo negociador se disponía a viajar a Washington para una nueva ronda de negociaciones. Los avisos desde la Casa Blanca han causado este lunes el desplome de los mercados asiáticos, una tendencia que luego se ha contagiado a Europa y EE UU, que a lo largo de las últimas semanas habían subido a medida que crecían las expectativas de un acuerdo.
La reacción oficial ha sido exquisitamente diplomática, mientras en privado el Gobierno chino sopesa sus opciones. Antes de responder con amenazas recíprocas —como ha hecho en el pasado— prefiere explorar alternativas que no quemen puentes, pero tampoco quiere ofrecer grandes concesiones que parezcan una rendición del presidente chino, Xi Jinping, ante Donald Trump.
En su rueda de prensa diaria, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, ha tratado de restar hierro a las declaraciones del presidente estadounidense, al recordar que “este tipo de situación ha ocurrido muchas otras veces”. “Seguimos esperando que Estados Unidos y China colaboren para acercarse y busquen lograr un acuerdo mutuamente beneficioso basado en el respeto mutuo. Es algo que no solo se alinea con los intereses de la parte china, sino también los de Estados Unidos y es lo que espera la comunidad internacional”.
Pero si ante el público Pekín muestra cara de póker, de puertas adentro la avalancha de tuits del presidente estadounidense durante la noche del domingo no ha sido en absoluto plato de gusto. China lleva tiempo convencida de que Washington quiere poner límites a su ascenso como potencia, y este tipo de gestos aumentan su desconfianza.
El Ministerio de Comercio no ha querido hacer comentarios a la prensa. El vice primer ministro, Liu He, máximo representante chino en las negociaciones, debía en principio viajar este lunes a Washington al frente de una delegación de más de un centenar de personas para dar un nuevo impulso al diálogo a lo largo de toda la semana. Esa visita parece ahora que será mucho más modesta en tiempo y en tamaño de la comitiva.
Desde Exteriores, Geng se limitaba a declarar que la visita sigue en pie. “El equipo chino se está preparando para viajar a Estados Unidos para consultas”, declaraba. No quiso precisar cuánto tiempo viajaría esa delegación, si permanecería en Washington los días que se habían previsto inicialmente, o siquiera si esta vez la presidiría Liu He. El vice primer ministro ya vivió una experiencia similar el año pasado. Entonces cerró una visita a Washington con un principio de acuerdo con el secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin, para aumentar las compras chinas de productos estadounidenses, solo para acabar viendo cómo Trump echaba por la borda aquel entendimiento.
En principio, la que debe ser la ronda número once de negociaciones debía empezar el miércoles y continuar hasta el viernes. El miércoles es, precisamente, el día previsto también para que en Vancouver (Canadá) la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, comparezca ante un tribunal que debe decidir sobre su posible extradición a Estados Unidos por cargos de fraude para violar las sanciones que Washington impone a Irán. Algo que complica aún más las negociaciones.
En sus tuits, Trump había anunciado el viernes que elevará del 10% al 25% la tasa arancelaria que aplica a productos chinos importados por valor de 200.000 millones de dólares. Otros productos chinos por valor de 325.000 millones de dólares también podrían verse sometidos a ese impuesto. La negociación “continúa, pero demasiado lenta, e intentan renegociar. No!”, tuiteó el presidente estadounidense.
Este lunes ha vuelto a insistir en el mensaje, dejando claro que no se trata de un calentón. Y, por ende, que las posiciones de los dos países continúan aún muy alejadas pese a las palabras de satisfacción con que se cerró la última ronda la semana pasada. “Estados Unidos ha perdido, durante muchos años, entre 600.000 y 800.000 millones de dólares en comercio. Con China perdemos 500.000 millones de dólares. Lo siento, no vamos a seguir haciendo eso!”, volvía a tuitear Trump.
Entre los asuntos que quedan por resolver en la negociación se encuentran los más peliagudos, incluido qué pasará con los aranceles que ya existen. Estados Unidos quiere un mayor acceso al mercado chino para las empresas extranjeras y garantías sobre la protección de la propiedad intelectual. China se ha mostrado dispuesta a aumentar sus compras de bienes estadounidenses, particularmente energía y productos agrícolas, pero se resiste a medidas que puedan alterar su modelo de desarrollo, baso en una economía controlada por el Estado.
En una nota, la consultora Eurasia Group considera que “las negociaciones encaran ahora un riesgo creciente de un punto muerto prolongado, quizás incluso durante las elecciones presidenciales” en Estados Unidos de noviembre de 2020.
Qué hay detrás de la amenaza de Trump es aún una incógnita. Las palabras en sus tuits —“intentan renegociar”— parecen apuntar a un intento de la delegación china de echarse atrás en algunos de los compromisos aparentemente ya cerrados. También podrían deberse a una simple táctica negociadora para intentar lograr concesiones de último momento. O el presidente estadounidense puede haberse visto alentado por los datos positivos de la economía en su país y sentirse menos presionado para llegar a un acuerdo.
“Alentado por la fortaleza de la economía estadounidense, Trump está ahora listo para hacer valer esa ventaja en un momento crítico, y casi con toda seguridad cumplirá su amenaza esta semana”, apunta Eurasia Group. “Haría falta un movimiento desesperado de Pekín para impedirlo”.
Los avisos del presidente estadounidense causaron el desplome de los mercados asiáticos, que a lo largo de las últimas semanas habían subido gradualmente a medida que crecían las expectativas de un acuerdo este mismo mes. En China, las Bolsas registraban su mayor retroceso en un solo día de los últimos dos años: en Shanghái, el índice compuesto cerraba con una bajada del 5,58%; en Shenzhen, el batacazo era del 7,4%. En Hong Kong, la pérdida de su índice Hang Seng era del 2,8%. En una jornada festiva en Japón y Corea del Sur, tanto Australia como Singapur terminaban la jornada con caídas en sus principales índices.
Las Bolsas europeas también encajaban fuertes recortes de alrededor del 1,8%, en la misma línea que Wall Street.