Guaidó despliega a sus simpatizantes en los cuarteles para atraer a los militares

El político venezolano intenta aprovechar el descontento en las Fuerzas Armadas para provocar una ruptura


Francesco Manetto
Caracas, El País
Las Fuerzas Armadas siempre han sido la llave del poder en Venezuela y su papel continúa siendo crucial. Juan Guaidó ha construido su estrategia para tratar de desalojar a Nicolás Maduro en los equilibrios del estamento militar y, aunque los resultados hasta ahora han sido por lo menos inciertos, el jefe del Legislativo no ha renunciado a explotar ese camino. El político venezolano, reconocido como presidente interino por más de 50 países, llamó a sus simpatizantes a desplegarse el sábado en los cuarteles y en las bases militares para convencer a los uniformados de que den la espalda al Gobierno.


En todos los estados iremos de nuevo a entregar un mensaje, a sumar más de los que nos hacen falta el día de hoy”, afirmó este viernes Guaidó en una comparecencia ante los medios acompañado de la plana mayor de la Asamblea Nacional. A pesar de la carga simbólica de esta acción, aseguró que será estrictamente pacífica. En caso de encontrar un piquete, advirtió a sus bases, deberán evitar los enfrentamientos, sobre todo con las fuerzas especiales de la policía bolivariana, que en la última semana han dejado cuatro muertos y decenas de heridos. “No se trata de pasarlo, sino de hablar con los que están ahí. Es entregarles el documento, es invitarlos a que se incorporen a la lucha porque ya sabemos que hay muchos que se quieren incorporar, porque ya sabemos que hay muchos descontentos”, afirmó. “De manera pacífica vamos a entregar un documento sencillo, una proclama a las Fuerzas Armadas para que escuchen el llamado de Venezuela, que es posible una transición rápida para producir elecciones libres”, continuó

Ese texto pretende de alguna manera hacer mella en el descontento de las fuerzas armadas y quebrar su lealtad al régimen. “Es natural”, añadió el dirigente de Voluntad Popular, “cuando hoy un soldado gana menos de ocho dólares”.

La operación que acabó con la liberación de Leopoldo López con el respaldo de un grupo de militares demostró, la madrugada del pasado martes, que hay sectores del Ejército, de los cuerpos policiales e incluso del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) que están dispuestos a cambiar de bando. No obstante, tanto el éxito de la jornada como el goteo de deserciones que se producen desde finales de febrero no ha logrado una fractura real. Se trata, además, de un fenómeno minoritario en un país con alrededor de 250.000 militares y un millón de milicianos.

En las filas opositoras argumentan que los soldados se decidirán cuando determinen que el Gobierno de Maduro está a punto de caer, puesto que se trata de una decisión de alto riesgo. De momento solo lo han hecho cientos de uniformados, que en su mayoría cruzaron la frontera y se refugiaron en Colombia para evitar represalias mientras esperan un desenlace en una suerte de limbo y en medio de la incertidumbre. Pero mientras tanto, Guaidó no desiste y mantiene su plan, apoyado principalmente por la Administración de Donald Trump.
Rebelión entre los mandos

Desde que el pasado 23 de enero el presidente del Parlamento juramentara como mandatario legítimo, los militares han estado en el centro de la crisis. Ya a principios de febrero, la oposición convocó concentraciones en los cuarteles para alentar una rebelión entre los mandos. No sucedió y esas movilizaciones pasaron casi desapercibidas. Sin embargo, Guaidó está convencido de que las condiciones han cambiado después lo ocurrido esta semana.

También López vislumbró nuevos levantamientos. “Claro que van a venir más movimientos del sector militar. Nuestro llamado es a todos los militares, todos los civiles para que contribuyamos con nuestra responsabilidad a contribuir con el cese de la usurpación. Esta dictadura se va a acabar”, aseguró el jueves en la puerta de la residencia del embajador español en Caracas, Jesús Silva.

El dirigente opositor afirmó que lleva semanas reuniéndose con comandantes, generales y responsables de distintos cuerpos policiales. Es decir, según su relato, ha habido contactos y existe la posibilidad de una fractura inminente. El Gobierno ha demostrado por su parte mantener las riendas de las fuerzas armadas y el control de las armas. Sin embargo, las palabras de Maduro exigiendo lealtad absoluta reflejan cierta preocupación.

El sucesor de Hugo Chávez advirtió de que no tolerará desobediencia. “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene que mostrarse ante el pueblo unida, cohesionada, cada vez más unida, disciplinada, obediente a los principios y valores. Tiene que mostrarse ante el mundo como una fuerza nacional de paz y cada vez más socialista”, proclamó el jueves en un acto castrense. Cada comparecencia del líder bolivariano desde el pasado martes está diseñada de hecho para demostrar la cohesión del oficialismo y de los distintos sectores sociales, de los soldados a los jóvenes. Y la consigna “leales siempre, traidores nunca” se ha hecho omnipresente en los discursos de los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela.

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