El show de Leclerc acabó con los bajos del Ferrari destrozados
Realizó dos grandes adelantamientos y un tercero frustrado que le pinchó una rueda y le obligó a abandonar la carrera.
Jesús Balseiro
As
‘No soy sospechoso de querer abandonar, pero...’, dijo a sus ingenieros Leclerc, con otras palabras menos precisas pero igual de contundentes. Abandonaba el talento local después de protagonizar el inicio de la carrera, saliendo decimoquinto y aspirando a los puntos después de dos adelantamientos espectaculares.
Primero pasó a Norris en Loews, la curva más lenta del Mundial, con una precisión de cirujano. Después fue a buscar a Grosjean, que no es presa fácil, y se la hizo en La Rascasse al límite. Le gustó el sitio así que intentó repetir con Hulkenberg, quien no se hizo pequeño al ver por los retrovisores al Ferrari, cerró la puerta y se defendió con un toque, cuerpo a cuerpo.
Se pinchó la rueda trasera derecha de Charles con todo el circuito por delante así que cuando quiso llegar a boxes su SF90 no tenía bajos. Fin de carrera para él, que quiso solucionar en ocho vueltas lo que podía hacer en 78 con más paciencia esperando un coche de seguridad. Que, en este caso, provocó él.
Jesús Balseiro
As
‘No soy sospechoso de querer abandonar, pero...’, dijo a sus ingenieros Leclerc, con otras palabras menos precisas pero igual de contundentes. Abandonaba el talento local después de protagonizar el inicio de la carrera, saliendo decimoquinto y aspirando a los puntos después de dos adelantamientos espectaculares.
Primero pasó a Norris en Loews, la curva más lenta del Mundial, con una precisión de cirujano. Después fue a buscar a Grosjean, que no es presa fácil, y se la hizo en La Rascasse al límite. Le gustó el sitio así que intentó repetir con Hulkenberg, quien no se hizo pequeño al ver por los retrovisores al Ferrari, cerró la puerta y se defendió con un toque, cuerpo a cuerpo.
Se pinchó la rueda trasera derecha de Charles con todo el circuito por delante así que cuando quiso llegar a boxes su SF90 no tenía bajos. Fin de carrera para él, que quiso solucionar en ocho vueltas lo que podía hacer en 78 con más paciencia esperando un coche de seguridad. Que, en este caso, provocó él.