El banquillo cambia el humor
El Madrid de Brahim y Valverde firmó el mejor partido tras la vuelta de Zidane. Doblete de Mariano. Volvió Vinicius. El Villarreal falló atrás.
Luis Nieto
As
Visto el partido, a Zidane ya no le apremia tanto echarle el cierre al año en que el Madrid ardió en la hoguera. El hambre estaba en el banquillo: en Brahim, en Valverde, en Vallejo, en Mariano, el único capaz de marcar en ausencia de Benzema y que salió a buscar goles antes de buscar destino. La parte peor tratada de la plantilla por los tres entrenadores ofreció el mejor tono del Madrid en este remake de Zidane. El Villarreal fue lo que dice su estadística (es el que menos disputas gana en la Liga): buen gusto y ninguna dureza. Un excelente Andrés Fernández aminoró la paliza.
El once de Zidane estuvo exento de lujo, pero en él cupieron casi todos los que de verdad aprecian su empleo. Esa enseñanza dejó la tarde de merienda y paseo en Vallecas. Cabe pensar que aunque la vista del juicio está señalada para junio algunos se han condenado de antemano. Bale, el más claro. Zidane ya no encuentra motivos deportivos, medioambientales o mercantiles para ponerle. Su insistencia en él lo tomó el público como una provocación y el técnico no está dispuesto a acabar el curso tan quemado como la plantilla. Lo de Modric no se sabe si es purgatorio o algo más grave.
En cualquier caso, la alineación, la actitud general y el Villarreal, del que queda la sensación de que lleva un año viviendo por debajo de sus posibilidades, sirvieron un partido ameno, de gran actividad en las áreas, muy alejado del drama, aunque en esas sigue el Submarino por sus meses de mala cabeza.
Si Solari dejó para el futuro (ahora incierto) a Reguilón y Llorente, además de Vinicius, Zidane se ha autorrecetado a Valverde y Brahim. En el uruguayo adivina un box to box de gran porvenir. Tiene un buen sentido táctico, quite, músculo y largo alcance. Su partido le acerca mucho a la continuidad. Brahim es su contrapunto, un ilusionista por hacer, pero también un novillero dispuesto a no dejar pasar una. Mereció marcar. Uno y otro probaron que quieren sacar partido de estos encuentros chatarra. Una buena noticia por un lado y un signo de alarma por otro: el Madrid actual está en manos de jugadores en la edad del pavo.
El partido se rompió con un descuido y se igualó con otro. Dos veteranos, Cazorla y Casemiro, cayeron en las emboscadas de Brahim y Álvaro, respectivamente, y Mariano y Gerard Moreno les castigaron con la impiedad del goleador.
El bombardeo a Andrés Fernández
Pero antes, entre ambos tantos y después, Madrid y Villarreal miraron de frente al partido. Más el Madrid, que bombardeó a Andrés Fernández antes del descanso y acabó encontrando premio en el tanto de Vallejo, que vive su mejor momento en el Madrid aunque no le dará para quedarse. La sobredosis de titularidad también ha espabilado a Marcelo y Mariano no se ha dejado vencer por el desánimo. Se mostró dispuesto a cabecear hasta los drones y metió dos goles. El Villarreal, en menor medida, también se dejó ver, especialmente Gerard Moreno y Chukwueze, un alboroto permanente.
El segundo gol de Mariano, en gran maniobra de Valverde y Carvajal, le quitó al choque toda intriga y preparó el terreno para la vuelta de Vinicius, el único jugador de la plantilla no utilizado por Zidane. Entró por Brahim y hubo empate técnico de aplausos en el relevo. El madridismo está por el cambio.
La lástima es que el brasileño llegó con el Madrid en retirada y con el Villarreal en crecida. El partido quedó fuera de control, hecho que disparó las oportunidades y dio a Jaume Costa la ocasión de marcar. Una tuvo el propio Vinicius, mal rematada. Se le han ido muchos partidos por su falta de pericia en la finalización. Ahí tiene trabajo Zidane.
Luis Nieto
As
Visto el partido, a Zidane ya no le apremia tanto echarle el cierre al año en que el Madrid ardió en la hoguera. El hambre estaba en el banquillo: en Brahim, en Valverde, en Vallejo, en Mariano, el único capaz de marcar en ausencia de Benzema y que salió a buscar goles antes de buscar destino. La parte peor tratada de la plantilla por los tres entrenadores ofreció el mejor tono del Madrid en este remake de Zidane. El Villarreal fue lo que dice su estadística (es el que menos disputas gana en la Liga): buen gusto y ninguna dureza. Un excelente Andrés Fernández aminoró la paliza.
El once de Zidane estuvo exento de lujo, pero en él cupieron casi todos los que de verdad aprecian su empleo. Esa enseñanza dejó la tarde de merienda y paseo en Vallecas. Cabe pensar que aunque la vista del juicio está señalada para junio algunos se han condenado de antemano. Bale, el más claro. Zidane ya no encuentra motivos deportivos, medioambientales o mercantiles para ponerle. Su insistencia en él lo tomó el público como una provocación y el técnico no está dispuesto a acabar el curso tan quemado como la plantilla. Lo de Modric no se sabe si es purgatorio o algo más grave.
En cualquier caso, la alineación, la actitud general y el Villarreal, del que queda la sensación de que lleva un año viviendo por debajo de sus posibilidades, sirvieron un partido ameno, de gran actividad en las áreas, muy alejado del drama, aunque en esas sigue el Submarino por sus meses de mala cabeza.
Si Solari dejó para el futuro (ahora incierto) a Reguilón y Llorente, además de Vinicius, Zidane se ha autorrecetado a Valverde y Brahim. En el uruguayo adivina un box to box de gran porvenir. Tiene un buen sentido táctico, quite, músculo y largo alcance. Su partido le acerca mucho a la continuidad. Brahim es su contrapunto, un ilusionista por hacer, pero también un novillero dispuesto a no dejar pasar una. Mereció marcar. Uno y otro probaron que quieren sacar partido de estos encuentros chatarra. Una buena noticia por un lado y un signo de alarma por otro: el Madrid actual está en manos de jugadores en la edad del pavo.
El partido se rompió con un descuido y se igualó con otro. Dos veteranos, Cazorla y Casemiro, cayeron en las emboscadas de Brahim y Álvaro, respectivamente, y Mariano y Gerard Moreno les castigaron con la impiedad del goleador.
El bombardeo a Andrés Fernández
Pero antes, entre ambos tantos y después, Madrid y Villarreal miraron de frente al partido. Más el Madrid, que bombardeó a Andrés Fernández antes del descanso y acabó encontrando premio en el tanto de Vallejo, que vive su mejor momento en el Madrid aunque no le dará para quedarse. La sobredosis de titularidad también ha espabilado a Marcelo y Mariano no se ha dejado vencer por el desánimo. Se mostró dispuesto a cabecear hasta los drones y metió dos goles. El Villarreal, en menor medida, también se dejó ver, especialmente Gerard Moreno y Chukwueze, un alboroto permanente.
El segundo gol de Mariano, en gran maniobra de Valverde y Carvajal, le quitó al choque toda intriga y preparó el terreno para la vuelta de Vinicius, el único jugador de la plantilla no utilizado por Zidane. Entró por Brahim y hubo empate técnico de aplausos en el relevo. El madridismo está por el cambio.
La lástima es que el brasileño llegó con el Madrid en retirada y con el Villarreal en crecida. El partido quedó fuera de control, hecho que disparó las oportunidades y dio a Jaume Costa la ocasión de marcar. Una tuvo el propio Vinicius, mal rematada. Se le han ido muchos partidos por su falta de pericia en la finalización. Ahí tiene trabajo Zidane.