Bale se atrinchera en el Madrid
El galés no abre la boca, pero su agente no para de repetir que tiene contrato pese a que Zidane ya ha dejado claro que no cuenta con el británico.
Manu de Juan
As
El Real Madrid tiene un problema de los gordos con Gareth Bale. El que debería ser su principal activo en el próximo mercado de fichajes, el jugador por el que sacar una buena tajada con la que financiar las operaciones que el club quiere acometer para renovar el equipo, se está convirtiendo en un rebelde que se niega a asimilar que su paso por el Real Madrid toca a su fin, tras seis temporadas de muchos títulos, lesiones y no pocas polémicas. En su haber, el papel importante que ha desempeñado en muchos de esos trofeos, incluidos goles en partidos decisivos; en el debe, su irregularidad crónica y su falta de adaptación al juego del equipo, al vestuario y a España en general.
Cierto es que el jugador no ha abierto la boca para decir qué piensa sobre el papel al que le ha relegado Zidane, que le ha dejado fuera de las dos últimas convocatorias y que tras la derrota en Anoeta fue todo lo claro que pudo, dentro del carácter críptico del técnico francés: "Lo que he hecho con Bale este fin de semana está claro...". Pero todas las palabras que no dice Bale ya las suelta su agente, Jonathan Barnett, dueño y cabeza de la agencia Stellar. La última sigue la línea que ha venido manteniendo Barnett en las últimas semanas: "Gareth está bien. Todavía es jugador del Real Madrid y tiene tres años más de contrato. Bale siempre ha sido claro al respecto: si es elegido, jugará. Tendrían que preguntarle al señor Zidane qué quiere hacer, pero Gareth seguirá intentándolo".
Esa es la postura oficial; la oficiosa es filtrar en Inglaterra que Bale quiere ganar 19 millones limpios al año, como si su actual salario no fuese ya un problema importante. El británico percibe por temporada 14,5 millones netos, es decir 29 brutos. Tiene contrato hasta 2022, por lo que el Madrid sabe que, si no consigue sacarle en el mercado, deberá abonar un total de casi 90 millones por un jugador que no cuenta para el entrenador. Una losa importante para el club, que ahora necesita cada euro que pueda utilizar en los fichajes del verano, que apuntan a ser costosos, pues Europa entera sabe que el Madrid es ahora un equipo necesitado de una profunda remodelación y los clubes del Viejo Continente aspiran a sacar tajada de ello.
A esta postura de Bale y su agente, a este atrincheramiento en la Casa Blanca, ayuda que no hayan llegado ofertas por él hasta el momento. El Manchester United, club que en el pasado aspiró a llevárselo para que corriese la banda en Old Trafford, no comparece de momento. Y el Tottenham, su exequipo, baraja opciones de bajo perfil: llevárselo cedido por una cantidad pequeña y abonar menos de la mitad de su enorme ficha. En el Madrid se tenía confianza en que los clubes ingleses mostrasen interés inmediato en Bale, pero las previsiones blancas de momento fallan, aunque la parte mollar del mercado británico está por llegar.
El carácter del jugador tampoco lo pone fácil: fuentes cercanas a Bale señalan que no irá a un club por obligación, que la alternativa debe convencerle del todo. Volver al Reino Unido suena apetecible para que vuelva a integrarse en un ambiente que conoce de sobra (apenas se le ha oído hablar en español y sus compañeros en el Madrid reconocen que el trato con Bale es escaso), además de ser un país de gran tradición golfística, un aliciente para un jugador que ha reconocido sentirse más atraído, como aficionado, por el golf que por el fútbol, su profesión.
Y por último, el historial de lesiones del jugador y su edad (cumple 30 años en julio) son otro impedimento para que broten pretendientes en el mercado. Bale se ha lesionado hasta 23 veces en el Madrid, la mayoría en sus maltrechos sóleos, que sufren para sostener ese físico de atleta. Este año ha logrado una cierta regularidad a la hora de estar disponible para el técnico y en eso se basa el Madrid para colocar en verano a Bale como un jugador valido para el nivel élite y por el que pretende arrancar las negociaciones en 130 millones de euros, aunque la realidad le llevará al club a bajar mucho esa cantidad, previsiblemente.
Manu de Juan
As
El Real Madrid tiene un problema de los gordos con Gareth Bale. El que debería ser su principal activo en el próximo mercado de fichajes, el jugador por el que sacar una buena tajada con la que financiar las operaciones que el club quiere acometer para renovar el equipo, se está convirtiendo en un rebelde que se niega a asimilar que su paso por el Real Madrid toca a su fin, tras seis temporadas de muchos títulos, lesiones y no pocas polémicas. En su haber, el papel importante que ha desempeñado en muchos de esos trofeos, incluidos goles en partidos decisivos; en el debe, su irregularidad crónica y su falta de adaptación al juego del equipo, al vestuario y a España en general.
Cierto es que el jugador no ha abierto la boca para decir qué piensa sobre el papel al que le ha relegado Zidane, que le ha dejado fuera de las dos últimas convocatorias y que tras la derrota en Anoeta fue todo lo claro que pudo, dentro del carácter críptico del técnico francés: "Lo que he hecho con Bale este fin de semana está claro...". Pero todas las palabras que no dice Bale ya las suelta su agente, Jonathan Barnett, dueño y cabeza de la agencia Stellar. La última sigue la línea que ha venido manteniendo Barnett en las últimas semanas: "Gareth está bien. Todavía es jugador del Real Madrid y tiene tres años más de contrato. Bale siempre ha sido claro al respecto: si es elegido, jugará. Tendrían que preguntarle al señor Zidane qué quiere hacer, pero Gareth seguirá intentándolo".
Esa es la postura oficial; la oficiosa es filtrar en Inglaterra que Bale quiere ganar 19 millones limpios al año, como si su actual salario no fuese ya un problema importante. El británico percibe por temporada 14,5 millones netos, es decir 29 brutos. Tiene contrato hasta 2022, por lo que el Madrid sabe que, si no consigue sacarle en el mercado, deberá abonar un total de casi 90 millones por un jugador que no cuenta para el entrenador. Una losa importante para el club, que ahora necesita cada euro que pueda utilizar en los fichajes del verano, que apuntan a ser costosos, pues Europa entera sabe que el Madrid es ahora un equipo necesitado de una profunda remodelación y los clubes del Viejo Continente aspiran a sacar tajada de ello.
A esta postura de Bale y su agente, a este atrincheramiento en la Casa Blanca, ayuda que no hayan llegado ofertas por él hasta el momento. El Manchester United, club que en el pasado aspiró a llevárselo para que corriese la banda en Old Trafford, no comparece de momento. Y el Tottenham, su exequipo, baraja opciones de bajo perfil: llevárselo cedido por una cantidad pequeña y abonar menos de la mitad de su enorme ficha. En el Madrid se tenía confianza en que los clubes ingleses mostrasen interés inmediato en Bale, pero las previsiones blancas de momento fallan, aunque la parte mollar del mercado británico está por llegar.
El carácter del jugador tampoco lo pone fácil: fuentes cercanas a Bale señalan que no irá a un club por obligación, que la alternativa debe convencerle del todo. Volver al Reino Unido suena apetecible para que vuelva a integrarse en un ambiente que conoce de sobra (apenas se le ha oído hablar en español y sus compañeros en el Madrid reconocen que el trato con Bale es escaso), además de ser un país de gran tradición golfística, un aliciente para un jugador que ha reconocido sentirse más atraído, como aficionado, por el golf que por el fútbol, su profesión.
Y por último, el historial de lesiones del jugador y su edad (cumple 30 años en julio) son otro impedimento para que broten pretendientes en el mercado. Bale se ha lesionado hasta 23 veces en el Madrid, la mayoría en sus maltrechos sóleos, que sufren para sostener ese físico de atleta. Este año ha logrado una cierta regularidad a la hora de estar disponible para el técnico y en eso se basa el Madrid para colocar en verano a Bale como un jugador valido para el nivel élite y por el que pretende arrancar las negociaciones en 130 millones de euros, aunque la realidad le llevará al club a bajar mucho esa cantidad, previsiblemente.